sábado, 28 de octubre de 2017

*** Opinión
Na trincheira

Difícil evitar estos días á perplexidade ante unha crise catalana de consecuencias imprevisibles e na que perdemos todos. Amén das posicións enquistadas, arroxadas desde trincheiras cavadas a golpe de emocións envoltas en argumentos dialécticos populistas, esta crise pon en evidencia a falta -tanto en España como Cataluña- de líderes que, unha vez nas presidencias, sexan homes de estado antes que de partido. E é que un presidente dun estado democrático, chámese como se chame, unha vez elexido, debe selo do conxunto dos cidadás que representa, non só dunha parte (e na Transición, nuns anos moi complicados que xa esquecemos, houbo exemplos, nun lado e noutro). Neso consiste ser un líder de Estado. Non sei porque se comportan como tales os presidentes cando deixan de selo (agás algún, que nin con esas).

Por outra banda, chegados a este punto, convén non esquecer os logros acadados ata agora nun marco de convivencia sen precedentes na historia deste país. Unha convivencia tantas veces fracturada por modelos políticos que eran monopolio das élites socieconómicas, e por continuos golpes de estado -outrora pronunciamentos-, entre os que acadaron o poder e os moitos que acabaron no intento. Coarenta anos de democracia é insólito na nosa historia. Algo teremos feito ben en todo este tempo. Preocupa ademáis que nunha crise que toca tanto as emocións como ésta, empecen a aflorar pola banda oposta as baixas paixóns extremistas que durmían desde facía anos.
Certo que o marco administrativo ou o constitucional poderían ou deberían reformarse, porque as leis son mudables e deben adaptarse á realidade dos tempos. Todo é opinable e negociable en política, agás os dereitos fundamentais da persoa, que son inalienables. Pero para isto faltan uns líderes que non hai e un talante que non teñen. Fracturar á cidadanía para enviar as xentes ás trincheiras ideolóxicas pode ter, como dícía, consecuencias imprevisibles. E a fin non xustifica os medios. Tampouco esta vez.


sábado, 21 de octubre de 2017

Vinos tintos de la bodega Forxas do Salnés
La Denominación de Origen Rías Baixas suma hoy un total de 178 bodegas vinculadas al albariño y variedades de blancos. Pero en los últimos años ha comenzado a emerger dentro de la D.O. lo que algunos han bautizado como “tintos atlánticos” o “tintos del mar”, vinos elaborados con variedades como caíño, espadeiro o loureiro. Son ya 26 bodegas en toda la D.O. las que exploran esta senda, de ellas 11 en O Salnés, y que apuestan, aún de forma testimonial, por unos vinos a los que los expertos otorgan potencial en el mercado, tanto que agotan existencias con premura cada año. Algunas grandes firmas ya los tienen también en proyecto. (parte 1)


EL TINTO RÍAS BAIXAS EMERGE EN EL REINO DEL ALBARIÑO 


Uvas de caíño en un viña meañesa
Veintiséis de las 178 bodegas de Rías Baixas se han iniciado en el proceso de elaboración de de tintos de la D.O., procesando actualmente en su conjunto un total de 246.660 kilos de uva, lo que supone tan sólo un 0,74 por ciento de los 33 millones de kilos de una D.O. que  es sinónimo de blancos. De momento, testimonio incipiente de unos tintos a los que los expertos auguran gran potencial en el mercado.
El valenciano Pedro Ballesteros, único Master of Wine de país, los exalta: “los tintos atlánticos -afirma- son vinos frescos, con una graduación moderada (se mueven en los 11,5 o los 12 grados) y diferentes a los tintos tánicos, y ello los hace muy atractivos para un segmento de mercado que abre un mundo para Rías Baixas”.
En un sentido similar se pronuncia Luis Gutiérrez, único catador de la Guía Parker para España: “El mercado mundial del vino -explica- está demandando personalidad y diferenciación. Y los tintos Rías Baixas, elaborados con caíño, espadeiro, loureiro, que son uvas que no se dan en ninguna otra parte del mundo, se diferencian del resto”. “Rías Baixas -agrega- puede ofrecer con sus tintos lo que ninguna otra zona del mundo, por ello a la hora de competir sus tintos tienen un potencial tremendo”. “La gente -añade- empieza a cansarse de vinos para catar, y empieza a demandar vinos como los atlánticos, que son frescos y que se beben bien. El problema es que apenas se cultiva esta uva tinta en Rías Baixas.”

El bodeguero meañés Rodrigo Méndez
En la comarca de O Salnés, once son las bodegas que han comenzado a explorar el camino de los “tintos atlánticos”. Ente ellos el meañés Rodrigo Méndez, que desde su “Forxas do Salnés” es el mayor productor de tintos salinienses en la D.O. sacando al mercado 15.000 botellas bajo la marca “Goliardo”, caldos caíño, espadeiro y loureiro, más una mezcla de los tres en “Bastión de Luna”. Vinos procedentes, en casos, de cepas plantadas en 1912 en la finca de “O Torno” en Meaño. Poco antes de morir en 2001, su abuelo Pepe Méndez O Ferreiro, lamentaba la ilusión frustrada de producir dentro de la D.O. tintos con uva de las viñas que había plantado veinte años antes. Y ese proyecto lo alumbró Rodrigo Méndez, cuando el enólogo berciano Raúl Pérez se cruzó en su vida. “Yo no entendía nada -reconocía Raúl Pérez-, tenía las mejores uvas de albariño y lo que quería era hacer tintos caíño, espadeiro y loureiro”. Bajo su mano fueron domando juntos en barrica y fudre los tintos, elaborados con paciencia, fiel a una tradición familiar de generaciones. Unos vinos que, como otros “tintos del mar”, se agotan cada año en el mercado.

Eulogio Poma en su viña de Padrenda
Un poco más al norte, en la localidad meañesa de Padrenda, el bodeguero Eulogio Pomares, produce 3.000 botellas de su “Zárate” caíño, espadeiro y loureiro. “Cuando empezamos con la primera cosecha en 2009 -reconoce Pomares Zárate- no nos imaginábamos, ni de lejos, el éxito comercial y de crítica que alcanzamos”. El giro lo tiene ya en marcha, tanto que está apostando ya por replantar parcelas con tintos y volviendo a los sistemas tradicionales de elaboración. “Son variedades más difíciles a la hora de trabajar -apunta Zárate-, de ahí que ello fuera una de las razones de su abandono en el pasado”. “Además -añade- madura unas tres semanas más tarde que la uva albariña, por lo que cabe tener paciencia para aguardar a una correcta maduración, cuando el viticultor lo que quiere es vendimiar con premura para salvaguardar la cosecha de las inclemencias meteorológicas”.

EXurxo Alba, de bodegas Albamar
Desde Cambados el bodeguero Xurxo Alba elabora en Albamar otras 3.000 botellas de su “O Esteiro”, tintos caíño, espadeiro y mencía con los que está irrumpiendo también en el mercado. “La venta -apunta Xurxo Alba- está garantizada, porque con tan poca producción en la D.O. hay mucha más demanda que oferta”. “En mis proyectos -añade- entra el ampliar en el corto plazo, pero la dificultad ahora estriba en hacerse con derechos de plantación, si los consiguiera, plantaría al 50 por ciento, media hectárea de albariño y media de tinto, sobre todo caíño y espadeiro”. Un Xurxo Alba que apuesta también en su proyecto por la tradición: “en bodega -afirma- no paso la uva por la estrujadora sino que se pisa con los pies en cubas, como se hizo siempre de forma artesanal en casa”.

Caíño tinto de Forxas do Salnés
Amén de la dificultad administrativa para adquirir derechos de plantación, otro de los hándicaps estriba en el rendimiento. “Hablar de limitar producción para mejorar en calidad -apunta Eulogio Pomares- es algo controvertido y genera mucha polémica, pero hoy por hoy es un tema aceptado en las grandes regiones vitícolas del mundo”. Xurxo Alba explica que la producción en estas variedades “suele ser menor y ronda los 5.000-6.000 kg. por hectárea, puede que algún año excepcional y sobre terrenos fértiles tengas que hacer algo de poda en verde, pero apenas en mi caso”. Un recurso al que sí recurre Rodrigo Méndez, que lo realiza precisamente estos días siguiendo las directrices de Raúl Pérez: “hay viñedos en que el rendimiento óptimo por hectárea se mueve en los 4.000 kg. por hectárea, incluso menos, cuando en albariño hablamos de 12.000. Ahora, cuando la uva entra en el envero, esto eso, está mudando su color, arrojamos una parte de la uva al suelo. Con ello favorecemos la aireación y la maduración óptima del racimo y, a la postre, ganamos en calidad de la uva”.
Junto a ellos se están embarcando en la andadura de los “tintos atlánticos” ocho firmas salinienses más. Ellas son Bodegas Attis (Dena), Delicias de Lágrimas (Meis), Adega “O Pombal” (A Lanzada-Sanxenxo), Datrimar y Lagar da Costa (ambas Cambados), Ramiro Padín y Coanga S.L. (las dos en Ribadumia) y D’Arvelos en Vilalonga, este último en su día de manos del fallecido Luis Padín, verdadero patriarca de los “tintos del mar”. 

sábado, 14 de octubre de 2017

Meaño es, junto con Mos, Campo Lameiro y Salceda de Caselas, uno de los municipios de la provincia más expuestos al gas radón y a sus efectos perniciosos sobre la salud. Y es que estudios epidemiológicos relacionan la exposición prolongada a altas concentraciones de este gas con el aumento del cáncer de pulmón, e incluso con otro tipo de patologías tumorales. Un enemigo silencioso que emana del subsuelo granítico y que se cuela en la vivienda o lugar de trabajo. En el mercado existen ya empresas especializadas en reducir su presencia en el interior de edificaciones, labor a la que también se consagra el proyecto Radonlab de la Universidad de Santiago de Compostela.

MEAÑO, EPICENTRO DEL RADÓN EN O SALNÉS

Panorámica de Meaño desde la fuente de Trubisquido
“Si yo tuviera una casa, no ya en Meaño, sino en cualquier parte de Galicia mandaría realizar una medición del radón a que mi familia está expuesta en el interior”. Así de contundente se muestra Dolores Cortina, profesora titular de la USC y responsable del Laboratorio de Análisis de Radiaciones y del proyecto Radonlab.
Y es que en pleno Corazón do Salnés, Meaño se halla entre los cinco municipios de la provincia con mayor concentración de radón -y el que arroja de largo cifras más altas de la comarca arousana-, sólo superado por Fornelos de Montes, Mos, Campo Lameiro y Salceda. A nivel de Galicia ocupa el puesto 14 en un ranking que lideran los concellos ourensanos de O Bolo y Mezquita.
El acceso a la solicitud de una medición en Radonlab es sencillo, mismo usted puede tramitarla a través de la web. Técnicos de la Universidad de Santiago se desplazarán a su domicilio y efectuarán una medición en tres puntos de su vivienda durante un plazo de tiempo. Si los resultados superan los umbrales de exposición aconsejados, un equipo integrado por ingenieros y arquitectos coordinados con el proyecto de la USC, le recomendará las actuaciones a realizar para rebajar la presencia a este gas. “Estamos consiguiendo resultados espectaculares -reconoce Dolores Cortina-, logrando reducir hasta en un 90 la exposición al radón en los hogares”.
El coste de realizar la medición por parte de la USC es de 160 euros, y las obras a ejecutar varían luego en función del inmueble y la actuación necesaria, una vez se haya detectado el foco de entrada: “yo he visto solventar un problema con una actuación mínima de poco más de 100 euros hasta un máximo 20.000 en el caso un gran bloque de oficinas de la administración” apunta Dolores Cortina.

El mapa refleja en color granate los concellos y comarcas más expuestas al radón
Enemigo silencioso

Pero, ¿qué es el radón? Se trata de un gas radiactivo que procede de la descomposición del uranio de la corteza terrestre, y que está presente en mayor medida en zonas de subsuelo granítico, emanando a la superficie a través de las grietas que existen en la piedra. Es incoloro, inodoro e insípido, lo que lo convierte en un enemigo silencioso, imposible de detectar por los sentidos. Galicia, por su configuración granítica envejecida, es una de las zonas más expuestas de la Península.
Su presencia en el exterior de las viviendas es baja, pero tiende a acumularse dentro de los espacios habitables, y es ahí donde la exposición a él se convierte en factor de riesgo porque, cuando lo inhalamos, se descompone en partículas alfa radiactivas que impactan en los pulmones. Eso sí, Dolores Cortina desmonta el mito del riesgo de las casas construidas en granito: “que una casa sea o no de piedra -afirma-, no significa que acumule más o menos radón, eso es más una leyenda urbana, el radón emana del subsuelo” aclara Dolores Cortina.


Técnicos de la empresa Vesotec colocando un medidor de radón
Los estudios epidemiológicos han demostrado que las personas que habitan en viviendas con niveles elevados de radón en su interior tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, más aún si la persona es fumadora. De hecho, se apunta a él como la segunda causa, por detrás de tabaco, que está detrás de los tumores de pulmón, calculándose que en España este gas causa entre 1.500 y 2.000 muertes al año.
Desde 1988 la Organización Mundial de la Salud lo reconoce como cancerígeno y en 2009 recomendó reducir la exposición a niveles que minimicen el riesgo. Esos niveles, siempre según la OMS, son los que se mueven por debajo de los 100 bequerelios -que sí se llama la unidad en que se mide este gas- por m3 de aire. Estados Unidos establece niveles inferiores a 150, la Unión Europea a 200, y la normativa española, más permisiva, eleva esta cifra hasta los 300 bequerelios.

Panorámica de Meaño con As Covas y Outeiro al fondo
Niveles altos
Rubén Veiga dirige la empresa Vesotec afincada en Noia, que lleva una década dedicada al reducir el nivel del radón en los hogares. “El problema -apunta- depende del subsuelo justo sobre el que se ha construido la vivienda. Nosotros mismos hemos comprobado cómo, en dos viviendas idénticas, una al lado de otra en una urbanización en A Coruña, construidas en el mismo año y con los mismos materiales, en una, los niveles eran de algo más de 100 bequerelios y en la otra superaban los 1.100”. Unas cifras que en Galicia pueden elevarse en casos hasta los 10.000 bequerelios. Y, según la Organización Mundial de la Salud, el riesgo de contraer cáncer de pulmón aumenta en esos casos un 16 por ciento por cada 100 bequerelios/m3 a mayores.
En su radio de acción Vesotec ha actuado en viviendas de concellos de la comarca arousana como Vilagarcía, Vilanova, Cambados “pero nunca nos han solicitado medición alguna desde Meaño” reconoce Rubén Veiga. “A la hora de construir -apunta- una simple medición por sondeo del subsuelo podría hacer ya descartar un terreno u otro, y luego, en el momento de edificar, un buen sistema de aireación en el subsuelo mitigaría el problema, pero hay que preverlo”.


Trabajos de realización de una cata en terreno para medición de radón
Ante la falta de concienciación Rubén Veiga reconoce que “nuestras intervenciones, casi al cien por cien, las efectuamos en casas construidas de hace años”. La tarifa por medición en vivienda unifamiliar es de 180 euros. La realizan con medidores digitales instalados en varios puntos y que registran los niveles de radón cada hora durante una semana. “El 80 por ciento de las mediciones que hacemos -reconoce Rubén Veiga- arrojan resultados bastante altos, con niveles de entre 800 y 1.000 bequerelios, ante lo que recomendamos actuar”. “Eso sí -aclara- lo que hay que evaluar, no es tanto la cantidad de radón como la exposición que se tenga a él, porque no es lo mismo que una persona tenga 1.000 bequerelios en un garaje que en una habitación.”
Ventilación y aislamiento son las dos medidas que recomiendan. Según Rubén Veiga el coste de una intervención media, “abriendo suelo y habilitando una ventilación mecánica con motores de calidad, se mueve en una horquilla de 1.500 a 2.000 euros”. Una cuantía que, en ocasiones, echa para atrás a más de uno: “siempre hay casos -apunta - en que cuando el propietario recibe la noticia de un resultado alto y se le habla de la intervención y el precio, acaba por quitarle hierro al asunto y aplazando el tema”. “Esto va por oleadas -añade-, cuando se publica algún trabajo científico sobre los efectos del radón te llaman, porque la gente se conciencia más”.

Por detrás del tabaco
Resultado de medición de radón en Dena
La literatura científica, prolífica en los últimos años, coincide sobre los riesgos de una exposición prolongada. En 2015 un trabajo en que participaron todos los hospitales gallegos concluía que existe una relación causa-efecto entre la exposición prolongada a dosis de radón por encima de los 200 bequerelios m3 y el riesgo a contraer cáncer de pulmón, no sólo en fumadores sino también en personas nunca fumadoras, trabajo para el que se realizaron mediciones de radón en los propios domicilios de los enfermos. De hecho, estadísticamente, las mujeres de España más golpeadas por el cáncer del pulmón son las de la provincia de Ourense, lo cual se relaciona con la alta exposición de toda ella al radón.
Otros indicios apuntan a tumores cerebrales. Así, se ha constatado que Mos, Campo Lameiro, Salceda de Caselas y Meaño, en hombres, y Fornelos de Montes, Mos, Campo Lameiro, Salceda de Caselas y Meaño en mujeres, todos por este orden, son los concellos de Pontevedra que estadísticamente tienen más riesgo relativo de mortalidad por tumores cerebrales, lo que coincide con el mapa de alta exposición al radón en la provincia.
Por el momento Meaño vive ajeno al problema. Arquitectos y técnicos consultados reconocen que nunca nadie les trasladó inquietud alguna sobre el tema. “Cierto que desde 2007 -aclara José Manuel Sueiro, arquitecto que dirige varias obras en Meaño-  la normativa obliga a disponer ya de lo que se llama un forjado sanitario, a fin de evitar que el suelo de la vivienda esté en contacto directo con el terreno y de minimizar así la exposición a gases como el radón, pero por lo demás ningún promotor me preguntó por ello”. Sabedor de la incidencia el topógrafo meañés Pablo Pereira realizó mediciones en su propio domicilio de Dena: “fue durante una semana y me dio una media de 105 bequerelios, pero a familiares míos en Moraña, que viven en casas de muchos años les dio más de 1.000”.