Aunque
desapercibido para muchos automovilistas y peatones cuando lo cruzan, el puente
del Chanca en Dena, sobre el que e discurre la PO 550, ha sido en tiempo
pretéritos lugar relacionado con la leyenda y mitos mágicos de la Galicia
profunda. Y es que bajo este puente, donde se cruzan las aguas del río Chanca
con las del regato de Fondón, y en cuyas inmediaciones existe un viejo
cruceiro, era un enclave elegido para bautizos profilácticos o prenatales, un
ritual que todavía pervive en la mente de los vecinos de más edad de la
localidad meañesa de Dena.
UN PUENTE SOBRE AGUAS MÁGICAS
Las aguas del ríoc Chanca y Fondón se cruzan bajo este puente en Ponte-Dena |
Dos
eran las condiciones que debía cumplir el punto elegido: por una parte que, a
modo de encrucijada, se juntaran en él agua de dos ríos; y, por otra, que
contara con un cruceiro, a modo de elemento cristiano que contribuía a
santificar el lugar. Ambos requisitos los reunía el puente de A Chanca, a la
altura de Ponte-Dena, bajo en que confluyen las aguas del río Chanca, que baja
de Armenteira, Simes y Lores, y las del regato de Fondón, arteria que, bajando
de Xil, desemboca en este punto, justo bajo el puente. En la zona se eleva
además un viejo cruceiro -enclavado en una parcela sobre la que hoy existe un
restaurante-, en cuya de cruz se representa en el anverso una crucifixión, y en
su reverso una Virgen sobre peana,
vestida con manto y coronada con un aura de divinidad, la cual porta en brazos
el Niño que sostiene una pequeña bola del mundo. Un cruceiro cuya única razón
de ser, no es en este caso un cruce de caminos, sino precisamente el encuentro
del agua de dos ríos.
Cuenta
la leyenda, y así la refieren los vecinos, que el bautizo debía celebrarse, en
los días previos al parto, justo en la medianoche. Momentos antes descendían
hasta debajo del puente de A Chanca la pareja, con algún familiar cercano. A
partir de esa hora bruja esperaban a que una persona se dispusiera a pasar
sobre el puente. El primero en hacerlo era invitado a bajar hasta pie del agua
(“home/muller de boa ventura, bautízame esta criatura!”) y a ejercer de padrino
en el ritual del bautizo prenatal. Si la accedía se la instaba a no cruzar y
regresar sobre sus pasos, mientras se esperaba a que pasara el siguiente para
proceder de igual forma. “Pero si la persona hacía caso omiso y cruzaba el
puente, el ritual ya no era válido esa noche, y debía aplazarse para volver en
otra ocasión”.
Si
el viandante aceptaba, bajaba a junto la familia y, con una concha de vieira
que le facilitaban, debía tomar agua en el punto exacto del cruce entre ambos
ríos, y verterla sobre el vientre de la embarazada al tiempo que refería: “eu
bautízote no nome do Pai, do Fillo e do Espíritu Santo, se eres home Alberto -o
el nombre que en su caso hubieran elegido los progenitores-; se eres muller,
Alberta”, con atención a no acabar ninguno de los presentes con la palabra
“amén”, de lo contrario se rompería el poder mágico del ritual. Todo ello en el
más absoluto silencio, a la par que una persona vigilaba sobre puente porque,
durante ese instante, “no podía pasar persona o animal alguno, de lo contrario
invalidaría el bautizo”.
El viejo cruceiro que santtificaba en lugar |
Los
ancianos de Dena refieren como este punto del puente de A Chanca era lugar al
que acudían “no sólo vecinos del municipio de Meaño, sino también, de manera
secreta, gente de toda la comarca, desde O Grove a Vilagarcía, y alguna muy
instruida y de alta alcurnia”, en la creencia de que el ritual mágico de aquel
bautizo protegería a madre de hijo del cualquier mal a la hora del parto. “Y no
sólo el bautismo -refiere una vecina de Dena- sino que hasta aquí llegaban
mujeres, de todas partes, con dificultad para concebir, para realizar a pie del
cruce de ríos rituales mágicos”. “Recuerdo -continúa-, como siendo unos críos,
encontrarnos bajo el puente muchas mañanas, camino de la escuela, loza rota y
restos de velas en la orilla, justo al lado del cruce de ambos ríos”.
Testimonios
Otra imagen del río que discurre bajo el puente |
Imagen del anverso del cruceiro de A Chanca en Dena |
Uno
de los vecinos de Dena más longevos, José Cacabelos, confirma, a sus 92 años,
lo que es “vox populi” entre los mayores de la localidad: “muchos sábados se
realizaba esos bautizos bajo el puente”. “Yo -añade- solía pasar sobre él de
regreso a esas horas, porque tenía novia del otro lado y, la verdad, estaba
deseando que alguien me escogiera de padrino, porque -comenta con sorna- era
una manera de comerse una buena cena a costa de otros”. Un ritual éste que
aparece referido también en algunos otros puntos de la comarca, caso del
conocido “Ponte dos Padriños” entre Cambados y Ribadumia.
Nuevos ritos
Aquel
ritual fue desapareciendo a medida que la ciencia y los hospitales ganaban terreno
y el alumbramiento se afrontaba en ellos con mayores garantías de éxito. Aún
así algunos vecinos recuerdan como “aún hace cosa de 20 o 30 años llegaba gente
a este punto, a propósito justo a medianoche, algunas personas, mismo en taxi,
para acercarse a la barandilla y tirar algo en el punto de confluencia entre
los dos ríos”.
El
último ritual en aparecer, este con tintes ya más festivos, lo hizo este pasado
mes de febrero con motivo de la celebración de San Valentín en que algunas
parejas, aprovecharon la noche para colocar en la barandilla del puente un
tradicional “candado del amor”, cerrarlo y lanzar las llaves al río como
muestra de amor por vida, una tradición ésta muy habitual en puentes en las
últimas décadas. Cierto que algún vecino, rememorando los viejos rituales,
apunta: “no todos los puentes son lugares de cruce entre dos ríos, estos tiene
tienen un carácter simbólico y mágico, quien sabe si también para los candados
del amor que ahora se cuelgan”.
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