Meañeses polo mundo (IX): uganda
Basilio Camiña & Myriam Portela
MÚSICA MEAÑESA EN EL CORAZÓN DE UGANDA
Basilia Camiña se apresta a iniciar un ensayo al frente de la brass band |
“Cuando
llegamos allí, con las maletas cargadas de instrumentos, fuimos para ellos como
un juguete nuevo” relata Basilio Camiña. “Los niños -continúa-, aunque
perezosos en el día a día, se mostraban muy participativos y desbordaban
ilusión por aprender”. “Nunca antes había estado alguien allí como voluntario
colaborando con ellos -añade Myriam Portela-, por lo que nuestra presencia
significó aire fresco y se mostraron muy acogedores”.
Myriam Portela hace indicaciones a sus alumnos de clarinete |
“Su método de aprendizaje es puramente memorístico -explica Myriam Portela-, no conocen el solfeo y únicamente aprenden por repetición. En consecuencia, el repertorio es pequeño, con temas muy repetitivos que resulten fáciles de memorizar”. La brass band tocaba en cuanto acto oficial había “lo hacían durante horas, repitiendo una y otra vez el repertorio. Una actuación de un día completo -añade Basilio Camiña- podía suponerles unos 400.000 shilings ugandeses, lo que al cambio vienen a ser unos 100 euros”.
Basilio Camiña (vestido con la camiseta de la Carreira Popular de Meaño) haciendo indicaciones a la brass band durante un ensayo |
Durante esos tres meses los dos voluntarios meañeses iniciaron a los niños en el método de solfeo, crearon un pequeño coro y trabajaron a modo de grupos de cámara. También aportaron instrumentos nuevos a la banda como fueron seis clarinetes que llevaron en maleta, una disciplina en la que se iniciaron varios alumnos. Pese al corto tiempo los frutos afloraron en seguida: “el solfeo lo aprendían rápido -precisa Miriam-, y de hecho en el concierto del último día, amén de cantar el coro, tocaron por primera vez con partituras sobre atriles, tanto piezas de cámara como de banda”. En el repertorio trabajado con los niños ugandeses incluyeron adaptaciones de la novena sinfonía de Beethoven, Amazing Grace y, como no podía ser menos, el tema popular gallego, “A Carolina”, cuyas notas quedarán ahora ya para siempre en este rincón de Uganda gracias a estos dos meñeases y su proyecto solidario. En pago, se traen el cariño de los chavales y unas chanclas Basilio más un bolso Myriam, con los que fueron agasajados por los niños en la despedida.
Tráfico caótico
En
Iganga la gente malvive a costa de un sector servicios banal, con talleres y
pequeñas tiendas. “Es una ciudad masificada -explica Basilio Camiña- pero, pese
a la pobreza, es tranquila y segura”. “En la cultura ugandesa -añade- robar
está muy mal visto, de otra forma no se entiende que la mayoría de los negocios
dejen mercancía en la puerta, quedan fuera bicicletas, motos, y allí no falta
nada”. “Los que es caótico -continúa- es el tráfico: ni cinturones de
seguridad, ni casco, tres ó cuatro en
moto… no hay ley. Por eso el mayor riesgo son precisamente los accidentes en
carreteras que, excepto una nacional asfaltada que atraviesa el país e este a
oeste, son todas en tierra”.
Myriam Portela con un grupo de alumnos de “Musceee Iganga” |
De
los servicios depauperados que sostienen la maltrecha economía local son buena
prueba los bares: “son apéndices de las viviendas familiares -precisa Basilio
Camiña-, con una o dos mesas en la que sirven alguna comida ocasional, que es
esa poca a mayores que cocinan en casa por si alguien aparece por la puerta a
comer y les deja de paso un dinero. Por lo demás no hay costumbre de ir a tomar
algo porque no hay dinero”. “Tuvimos suerte -recuerda Myriam-, de dar con un
bar que tenía wifi, lentísima y que se venía abajo a menudo, pero que fue
importante para mantener el contacto con la familia aquí”.
Basilio Camiña con un grupo de alumnos |
Otro
hándicap fue la dieta. “Allí la comida es arroz con habas a diario -explica
Basilio. También se comía el “posho”, una papilla elaborada con harina de maíz,
habas y agua, o leche si había, y el “matoke” un tipo plátano que sólo servía
para cocinar. La carne o el pescado eran un lujo, y cuando ibas a un bar te
ponían una ración ínfima”. Por ello los dos meañeses no perdieron ocasión para
deleitar a los chicos de la escuela preparando para ellos en una pequeña cocina
de carbón espaguetis, tortilla española o gelatina, que los chavales acogieron
con deleite. “Pero comprar allí estos productos de fuera, mismo el aceite
-precisa Basilio- resulta muy caro, tanto o más que en España, y sólo los
encuentras en tiendas de los indios, concebidas para una poca gente adinerada”.
“El resto de la comida local -aclara Myriam-, incluida la fruta, es barata, por
cinco euros puedes comer casi un mes entero”.
Aprovechando el viaje
Banda de música de “Musceee Iganga” duante un desfile |
Aprovechando el viaje
Tras
dejar Uganda nuestros protagonistas no quisieron regresar sin darse un paseo
por África. Fue así que durante dos meses más recorrieron varios países del
entorno. Les sorprendió Ruanda, país que definen como “modelo, porque tras
matanza de tutsis, se rehízo y es hoy un país nuevo con sanidad pública, con
una red de colegios estatales donde es obligatoria la enseñanza primaria, muy
limpio, con tráfico ordenado, sin corrupción… no parece un país africano”. Pero
también estuvieron en Tanzania “muy turística la zona de Zanzíbar por los
safaris”, Kenia “donde la costa está copada por italianos que compraron todo
aquello”, y Etiopía “país muy religioso que vive en otro mundo: de hecho su año
tiene 13 meses y en según su calendario estaban en septiembre de 2007”
Los meañeses les descubrieron el clarinete como instrumento |
Ahora
trabajan con vistas a compartir su experiencia con el público a través de una
exposición fotográfica que pretenden montar en el Pazo de Lis en Meaño, para lo
cual hablan ya con el concello. Sobre futuros proyectos de voluntariado Basilio
-que ya estuvo antes en ONGs del Sahara y Brasil- se muestra evasivo ante el
oído atento de su madre: “mejor dejar descansar un poco a nuestras familias,
porque mi madre se queda con el alma en vilo cada vez que salgo a unos de estos
viajes”.
Basilio Camiña dirige un ensayo de la brass band al atardecer |
NOTA: Tódalas fotos que ilustran esta reportaxe son xentileza de Basilio & Myriam.
Podes ver máis pinchando arriba na pestaña Meañoleando
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