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Eulogio Pomares Zárate
Ingeniero agrónomo, enólogo y bodeguero
Ingeniero agrónomo, enólogo y bodeguero
Estamos de vuelta y reabrimos nuestro particular Ventanuco en esta nueva temporada 2016-17. Lo hacemos en esta primera entrega con una entrevista con el ingeniero agrónomo, enólogo y bodeguero meañés Eulogio Pomares Zárate, uno de los profesionales más vanguardistas del sector en la denominación de origen Rías Baixas. Nacido en Padrenda se crió entre viñedos y una bodega familiar de generaciones. Completó estudios de ingeniería agrónoma y enología y, a finales de los 90, asumía la dirección de la bodega familiar "Zárate", una firma de las mayor solera en la denominación y que hoy envasa 80.000 botellas de Rías Baixas, entre albariño y tintos. Eulogio Pomares explica en esta enterevista su alternativa al tratamiento indiscriminado con sulfatos y plaguicidas, imperante hoy en el albariño, un modelo de protección de la planta que, augura, “está
condenado a la desaparición en pocos años”, y ante el que él propone otro que denomina
“viticultura natural o sostenible”. Algunos lo tildan de alarmista e incluso menosprecian ese modelo de viticultura alternativa que experimenta, pero que a la par no dejan de mirar de soslayo. En Francia empieza a ser una realidad. Y es hora ya de empezar a poner aquí el debate sobre la mesa.
“CON EL MODELO ACTUAL DE PROTECCIÓN
DE LA PLANTA EL ALBARIÑO NO TIENE FUTURO”
Eulogio Pomares Zárate en su viñedo |
Yo,
hace ya casi 20 años, aposté por instalar en mi viñedo una OAD, siglas
francesas cuya traducción viene siendo “Útil de Ayuda a la Decisión”. Se trata
de una pequeña estación, provista de una tarjeta GSM, como la de los móviles,
que está situada a pie de viña (estación que nos muestra durante la
entrevista). Ésta mide las variables de temperatura, humedad relativa,
pluviometría, luminosidad y aumento foliar. Lo hace cada 15 minutos y remite los
datos a una empresa austríaca que se llama Metos. Esos datos, en función a un
modelo matemático, son modelizados por Metos-Austria y, a través de una
aplicación en el móvil, tengo acceso a ellos a modo de gráficos (los cuales nos
enseña) que me indican los momentos de mayor riesgo, en mi caso, de infección
por mildiu, oídio y botritis. También se podría modelizar el ciclo de la
polilla u otros, pero no lo hice porque apenas sí tienen incidencia en la zona,
y con un tratamiento al año, generalmente, estás cubierto.
¿No es similar el programa de Viñas Atlánticas de la Diputación?
Sí,
pero aquel es a una escala mayor, cada estación abarca una zona muy amplia,
mientras que en mi caso se ajusta más a mi parcela de viñedo.
De esta forma usted únicamente aplica el tratamiento cuando es
estrictamente necesario en función de los datos que le facilita Metos.
No
exactamente, el gráfico es un indicativo de alerta, luego uno tiene que
validarlo en campo, esto es, tiene que ir a la viña y comprobar si, en realidad,
existen indicios de infección de la enfermedad. Si los percibo trato el viñedo,
pero si no los hay, espero. Por tanto, es fundamental estar en la viña cuando
los datos te ponen en alerta.
¿En cuánto reduce el número de tratamientos con respecto al calendario
pautado que siguen por lo general los viticultores?
En
un año normal se estima que en torno a un tercio. En concreto este año en estas
estas ocho semanas de sequía llevo aplicados sólo dos tratamientos en 40 días,
y estoy hablando de plaguicidas de contacto, no sistémicos, por lo que su
período de vigencia es menor. Pero eso es algo que llevamos haciendo desde
años, la gran novedad ahora es cómo
tratar la planta.
El bodeguero nos muestra el Útil de Ayuda a la Decisión que tiene instalado en su viñedo |
¿Y cómo se plasma esa novedad?
Es
lo que llamo viticultura sostenible o natural. Hablo de sostenibilidad en un
sentido doble: por una parte, ambiental, con respecto a la planta y al medio; y
por otra, económica, esto es, que permita a viabilidad del modelo productivo. Escapo
del apellido “ecológico”, porque con la agricultura ecológica, en realidad,
puedes contaminar tanto o más que con la tradicional. La ecológica te dice que,
mientras no utilices productos de síntesis, esto es, fabricados por el hombre,
lo estás haciendo bien. Pero eso no es cierto porque parte de un principio
falso: entiende que todo lo que viene de la naturaleza es bueno, y eso no es
correcto: las toxinas más potentes que existen en el mundo provienen de la
naturaleza. En viticultura ecológica si tienes polilla puedes tratarla, por
ejemplo, con piretrina que, paradójicamente, es una sustancia tóxica no para la
planta pero sí para el hombre. Por eso yo trato de ir más allá.
¿Y cómo trata, en concreto, el viñedo?
Nosotros
estamos apostando por plantas que curan la planta. Lo esencial es fortalecer la
cepa. Para ello utilizamos extractos naturales, caso de maceraciones como el
purín de ortiga, que elaboramos fermentando 100 litros de agua con 10 kilos de
ortigas, y con el líquido resultante pulverizamos luego la viña. Más tarde
añadimos otras plantas como consuelda, cola de caballo, milienrama… Otra parte
es la elaboración de extractos hidro-alcohólicos a base de hoja de eucalipto,
helechos, ajo… también para aplicación foliar. Y la tercera, es mineral
espolvoreando, por ejemplo, polvo de sílice, que es un anti botrytico natural.
A ello sumamos prácticas como el no cavar la viña porque de esta forma
mantenemos una diversidad de flora y de fauna, los insectos se equilibran, y el
perjudicial cuenta con su depredador natural. En cambio, si aplicas un
insecticida, en realidad estás matando a ambos.
Sí,
lo estoy poniendo en práctica en una hectárea de viñedo que tengo en Cristimil,
aquí en Padrenda, la cual, en este
momento, si le hacemos una analítica arroja cero residuos, y está funcionando
bien.
¿Ve posible aplicar este tipo de viticultura natural en O
Salnés?
No
es que lo vea posible, es que es fundamental, es que si no apuestas por ella no
vas a tener quien te compre el vino. Yo, que me formé en Alemania, comprobé
como allí la manzana, que se produce mucho, con tratamientos químicos no tiene
mercado, se quieres venderla, la manzana debe tener cero residuos, y eso mismo
va a pasar con el vino.
¿El sistema de producción actual del albariño, según usted,
pues, no tiene futuro?
Con
el sistema actual de protección de la planta no lo tiene, porque no lo va a
tener el vino resultante. Este año la Consellería do Medio Rural ya ha
realizado muestreos en las riberas del Umia, ha encontrado residuos y ha
comenzado a remitir notificaciones a los viticultores conforme no han respetado
las zonas de no tratamiento. Europa lo exige para una red de muestreos, de
momento son datos estadísticos, pero es un paso previo a lo que va a venir.
Lo pinta negro… y hay viticultores que hablan de persecución.
No
es persecución, es que hay que reconvertir el modelo porque te van a prohibir
producir así, no sólo la legislación, que en este momento emana todo desde
Bruselas, sino el mercado, porque va a rechazar el vino con residuos. O te
reconviertes o cierras, no va quedar otra.
Otra imagen de nuestro protagonista |
A
que posiblemente hemos sufrido el ataque de una cepa de mildiu resistente a las
familias de anti-mildius que se aplican en nuestra zona. En casos así, por
mucho que trates no lo vas a solucionar. Pero es que en Francia los
laboratorios van por delante: detectan la cepa y advierten qué sustancias van a
ser ineficaces. Aquí vamos, como mínimo, siempre 25 años por detrás.
¿Y tiene que ver el aumento del mildiu, y de las plagas en
general, con la proliferación del viñedo?
¡Por
supuesto! Pasó con el kiwi, que cuando llegó aquí no tenía enfermedades, y
ahora sí. Y es que la agricultura también sufre en esos casos las consecuencias
de la globalización.
Hay quien está empezando a apostar por el olivo como
alternativa, argumentando que precisa pocos tratamientos. ¿Si se expande
aumentaría también sus plagas?
¡Claro
que sí! El olivo ha sido siempre un cultivo extensivo. En el momento en que la
industria alimentaria aprieta para producir de forma intensiva, en alta
densidad y vender ese aceite a un precio más competitivo en el mercado, es ahí
cuando empiezan los problemas para el agricultor. Y lo mismo ocurre en La
Mancha en este momento con el viñedo.
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