Roberto Varela delante de la exposición fotográfica de los 50 años del colegio de Dena |
ROBERTO VARELA REGRESÓ A LAS AULAS DE SU COLEGIO DE
DENA
El diplomático y ex conselleiro departiendo con los alumnos |
“Cuando
entraba en el colegio -reconocía el ex conselleiro a los niños- reconozco que
me embargó un ataque de nostalgia y morriña de mis 10 años, cuando cursaba
estudios aquí. Se acababa de inaugurar el colegio, y yo, como tantos, veníamos
de la escuela Don Francisco en A Chanca. Recuerdo bien el pasillo que daba
acceso al despacho de la directora, Doña Lourdes Reboiras, y como cada vez que
me llamaba a él siempre se me erizaba la piel, pensando si había hecho algo”.
Fueron las primeras palabra de Roberto Varela de un encuentro en que el ex
conselleiro y diplomático -hoy Director General de Cultura e Madrid-, hablando
en gallego, se mostró cercano, sincero y por momentos hasta emotivo al recordar
su paso por aquellas aulas: “me da la sensación -reconocía- que mi corazón aún
sigue brincando por este colegio y por su patio que, como todos los patios
escolares, son siempre lugares de una felicidad enorme”.
Roberto Varela consersando con los alumnos |
“Yo
me crié aquí en Dena hablando gallego -les explicaba Varela- y cuando llegué al
colegio me costaba leer y escribir en castellano, tanto que mis padres me
enviaron un año a Zamora para curtirme en esa lengua. A mí eso de irme fuera
para soltarme en otro idioma me marcó mucho”. El ex conselleiro se afanó en
trasmitir a los alumnos su pasión por la literatura en edades tempranas “porque
los libros que se leen en la infancia se recuerdan durante toda la vida”. “De
pequeño -refería- yo leía mucho, pero no libros de mi mi edad, porque eran de
mi hermana que tenía 10 años más que yo, de hecho recuerdo que con 10, me leí
‘Cien años de soledad’, no lo entendía mucho, pero me gustaba”. De los primeros
libros que le cautivaron recomendó a los chavales la historia de amistad del “Huckleberry Finn” de Mark Twain, junto con otra de sus
pasiones infantiles, el “Moby-Dick” de Herman Melville “que me regalaron una
vez los Reyes”.
Quería ser actor
El joven público siguió con expectación al ex conselleiro |
“De pequeño -confesó -, cuando cursaba estudios
en este colegio, lo que yo quería de verdad era ser actor, pero mis padres
nunca me dejaron”. Su estancia este centro fue corta, “porque la directora
consideró con mi padres que servía para estudiar y me enviaron al colegio de La
Salle en Santiago “donde el único deporte en el que destacaba era el baloncesto
porque entonces era alto”
Luego
vinieron sus años en Filosofía, su estancia en Alemania “porque quería
especializarme en Hegel, y para eso había que leerlo en alemán”, y más tarde su
apuesta por Ciencias Política y la carrera diplomática que le llevó a estudiar
francés un año en París y más tarde inglés.
De
sus recuerdos por Dena, rememoró sus
tardes de juegos “con mi primo Javier
tratando de acertar las matrículas de los coches que pasaban por la
carretera, y el jugar a la guerra por el monte, pero con piñas de verdad, no
con el ordenador ni el móvil”. “La otra pasión de mi infancia -apuntaba- era la
de quedar con algún amigo dar paseos por el campo, saltar cerca del río y por
los viejos molinos”.
Varela contestando a preguntas de los alumnos |
A
preguntas de los escolares también habló de su labor de diplomático. “Es una
profesión muy vocacional -explicaba-, porque es una vida dura en lo emocional,
dado que en esta profesión estás siempre llegando y despidiéndote: llegas, te
acostumbras al país, a su cultura, haces amigos y cuando los tienes de verdad,
llega un telegrama, las despedidas y otro destino. Así, en mi vida, hasta en
ocho ocasiones”. “Cierto -agregó- que luego es una vida que tiene algo de
cinematográfico, y también del mundo de los servicios secretos y del
espionaje”.
Sobre
la importancia de la labor diplomática
aseguró que “siempre es muy gris, y una de las claves muchas veces es no decir
lo que realmente uno piensa, sino tener siempre presente la labor de fondo.
Así, si ves un partido con el presidente de Uruguay toca que ir con Uruguai, no
discutir las jugadas”.
Roberto Varela recordó algunas de sus anécdotas de carrera diplomática |
Gorbachov y otras anédotas
Muchos
han sido los personajes con les que le tocó mediar en su labor diplomática en
países como Kuwait, Alemania, Estados Unidos o Uruguay. De todos aquellos que
tuvo la ocasión de tratar reconoció que “me cautivaron Mijail Gorbachov y Bill
Clinton, porque era dos estadistas que irradiaban una personalidad muy
marcada”. También reconoció su admiración por el presidente uruguayo José
Mujica, con el que coincidió en sus años de embajador en Montevideo, “una
persona humilde donde la hay y verdaderamente entrañable”, y del que relató
alguna de sus anécdotas: “a mí me tocó organizar la visita cuando los Reyes de
España viajaron a Uruguay, y recuerdo, como si fuera hoy, cuando el presidente
Mujica los recibió en su humilde casa, que era una choza en la que vivía, sentó
al rey Juan Carlos en un taburete y le dijo: ‘usted ha nacido rico, porque ya
ha nacido rey, en cambio, como ve, yo nací pobre y pobre soy”.
Roberto Varela ante los alumnos del CEUP de Coirón |
Otras
anécdotas aderezaron el encuentro. Entre ellas una de su etapa de cónsul en
Nueva York: “me llamaron para asistir a un español que había sido apresado en
el aeropuerto transportando droga -refirió- Cuando me personé en la cárcel me
pidió que informara a su esposa que estaba preso en Nueva York”. “Cuando llamas
al alguien -explicaba- para comunicar algo así, uno se asegura siempre:
pregunté su nombre y apellidos, le dije el nombre y los de su marido para que
me los confirmara, incluso le detallé su DNI… Y cuando le digo que su marido
estaba preso en Nueva York por tráfico de drogas ella contestó: ‘imposible, mi
marido está en la vendimia’. Cuando insistí ella me contestó: ‘señor, usted se
confunde, mi marido se fue a la vendimia’, a lo que le repuse ‘iría a
vendimiar, pero no eran uvas”
Preguntado
por si un día podría volver a la política, pongamos que para ser alcalde en su
Meaño natal, reconocía que “para nada, a la política no vuelvo ni en sueños, a
mí lo que verdad me satisface es el cuerpo diplomático”.
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