domingo, 25 de julio de 2021

 

conversas.com
Rubén Fandiño Fernández
Ciclista de Castrelo - Campeón júnior de Galicia 

 

Natural del lugar de A Bouza en Castrelo y a sus 17 años Rubén Fandiño se perfila como una de las jóvenes promesas arousanas en el ciclismo. Enrolado en las filas del Bathco cántabro, brilló en junio en la “VIII Ruta do Albariño” y viene de proclamarse ahora en julio Campéon Gallego Júnior de Ciclismo en Carretera (renovando un título que había conseguido en 2019 como cadete). Desde aquí abrimos este particular Ventanuco para visibilizar su entrega a un deporte considerado como el más duro y sacrificado de todos. Un deporte cuyo entrenamiento diario en carretera acarrea ese riesgo añadido. Por ello, nuestra llamada a respetar y a extremar el adelantamiento a los ciclistas. Y cuando por la PO 550 hacia O Grove veas un maillot del Bathco, ese es Ruben Fandiño: aliéntalo en esa lucha solitaria. En 2020, dos pódiums jalonaron la temporada 2020, tan condicionada por el covid, siendo segundo en el Challenge de la Subbética en Andalucía, y tercero en una carrera de Castilla y León. Una covid que ahora viene de frustrar su participación en la Vuelta a Valladolid que se disputaba este fin de semana.
 

“EL CICLISMO ME ENGANCHÓ CUANDO LA VUELTA AL BESAYA”

 
¿Cómo se decantó de niño por un deporte tan sacrificado como es el ciclismo?
Fue mi padre quien empezó metiéndome en el ciclismo, porque él era muy aficionado a este deporte. Con 7 años me inicié en el Muebles Compostela. De niños, el acercamiento al ciclismo llega con las gincanas, pruebas en la que se combina velocidad y técnica para ir sorteando conos y algunos obstáculos. Luego, llegaron las primeras carreras en alevines, dando dos o tres vueltas a un circuito que, a lo sumo podían ser pruebas de 8 o 10 kms.

Rubén Fandiño en pleno esfuerzo con la ría de Arousa de fondo. Foto: I.Abella

¿Cuándo notó que ciclismo le enganchaba de lleno?
Fue el primer año de cadete, y más aún en el segundo cuando salí a Cantabria, porque  me hacía mucha ilusión correr la Vuelta al Besaya, que era una prueba de mucha tradición en la categoría junior (de 16 a 18 años). Mi madre llamó, contactó con Cantabria y pude correrla, a modo de cedido del Muebles Compostela al Bathco. Allí ve vieron varios equipos cántabros y el propio Bathco me propuso fichar con ellos a los 16 años. Esta es la escuadra es con la que estoy ahora.
¿Cuál fue ese primer ídolo del ciclismo de la infancia?
Alberto Contador, que era el que mi generación veía por televisión.
Cómo se sigue la formación de ciclista desde un equipo cántabro viviendo en Castrelo?
Lo regular es entrenar aquí, en Galicia. Sólo de cuando en vez viajo a Cantabria para realizar estancias y concentraciones de una semana con el Batcho. El equipo nos ofrece un piso en el que albergarnos, para poder entrenar juntos a las órdenes del director de equipo.
Supongo que a esta edad no percibe aún dinero alguno, ¿o sí?
No, no se cobra nada, es más, suele costar dinero, como ocurre en cualquier deporte en estas edades de formación.

En sus entrenamientos por Arousa: ¿cuáles son las rutas de las que más gustan?
Por lo general recorro la PO 550 hacia O Grove. Cuando hago montaña me gusta subir hacia a Armenteira, bien desde Poio hasta A Escusa, o desde Barrantes hasta el monasterio.
¿Los automovilistas se conciencian y respetan más a los ciclistas en carretera?
 No he notado nada. Sigo viendo de todo, desde el que te respeta al que te pasa muy cerca. Algún susto ya me llevado.
¿Cuánto entrena a la semana un ciclista a los 17 años?
En verano salgo a entrenar  seis días por semana, haciendo en torno a tres horas diarias. De esos seis días, uno es para rodar tranquilo, y el séptimo día de la semana toca descanso.
¿Cuál es la clave para mantenerse en forma a su edad?
Amén de ser rigurosos con el plan de entrenamiento, lo fundamental a esta edad es la alimentación y el descanso, comer justo lo que debes y descansar mucho. Son dos pilares fundamentales.
Defínase como ciclista… su fuerte y sus puntos a mejorar.
Soy cumplidor, me debo al equipo, es algo que tengo siempre presente. Los puntos fuertes y débiles de los ciclistas vienen dados en gran medida por las cualidades físicas de las que cada uno parte. En mi caso, por mi físico, estoy más dotado para el sprint, ahí es donde mejor me siento. Lo débil es quizás la montaña, me cuesta con los puertos más duros, es algo a mejorar.

Rubén Fandiño en Ouresne con maillot y medalla de Campeón de Galicia,
flanqueado por su compañero y representante del Batcho 

Hace unos días viene de proclamarse en Ourense Campeonato Gallego de Ciclismo en Carretera.
Sí, han sido 120 kilómetros con salida y meta en Baños de Molgas. Para arroparme vinieron dos compañeros del Bathco, Roberto Alonso y Juliano Rozas, que trabajaron lo suyo para llevarme ahí. Era un circuito rompepiernas, con mucho repecho, se trataba de estar ahí al final, en una llegada al sprint mis opciones podían ser mayores.
¿Cuál fue la clave para esa victoria?
El apoyo de mis dos compañeros y el haberme hidratado y comer bien en una prueba tan larga, que además estuvo muy marcada por el calor, lo que volvó la etapa aún más exigente.

¿Cómo discurrió la carrera?
El pelotón, con tanto calor y con 120 kilómetros por delante llevó un ritmo intermitente, alternando vueltas en que se tiraba a bloque con otras relajadas, que solían llegar tras neutralizar fugas. El campeonato no se dirimió hasta la última, cuando en la subida de 3 kilómetros al alto de Pías, a 14 de meta, se produjo la selección con una decena de ciclistas. Y en la subida, Roberto Alonso, me arropó para superar la subida y a partir de ahí fue ya mi responsabilidad. A 200 metros Lorenzo Pena (de Cidade de Lugo) lanzó ya el sprint, me agarré a su rueda y le superé con cierta holgura (le aventajó 2,5 segundos).
Y el fin de semana siguiente, 18 de julio, disputaba el Madrid el Campeonato de España. ¿Cómo resultó la experiencia?
Nada bien. Formábamos un pelotón muy grande para recorrer 122 kilómetros y cuadró un día con un calor enorme… A las dos de la tarde caía un sol a plomo, con el termómetro marcando 43 grados. Al principio me sentí bien, pero no sé que pasó, que en a la altura de kilómetro 80 me quedé sin fuerzas, me sentí vacío de repente y tuve que echar pie a tierra. Fue tan dura de los nueve de la selección gallega sólo acabaron dos.

Rubén Fandiño en el centro de la imagen

Un final de junio y un mes de julio con citas constantes. ¿Se llevó un sabor agridulce de la VIII Ruta do Albariño?
En parte sí, porque me hacía mucha ilusión ganar en Cambados. Esa última etapa se resolvió al sprint, Samuel Fernández (del  MMR Academy asturiano) y yo nos perfilamos bien, tanto que nos fuimos de rueda del resto del grupo, pero el me superó en el último golpe de riñón.
Y luego, a finales de junio le llegó la Vuelta Junior al País Vasco.
Sí,  era la Bizkaiko Itzulia, una Vuelta Junior al País Vasco  que era la primera carrera UCI que corría en mi vida, con lo más granado de los equipos españoles, más escuadras francesas británicas y portuguesas. Las cosas no acabaron de irme bien, porque el recorrido era toda montaña, y eso me hizo mella, lo montaña no es mi fuerte.
Y a finales del julio le cogió del “hombre del mazo” del que habla Pedro Delgado, pero esta ocasión en forma de covid.
Sí, no acababa de recuperarme del Campeonato de España, fue al médico y di positivo en las pruebas.
¿Cómo lleva el covid?
Tuve algo de esta semana, pero ayer (viernes 23 para el lector) me remitió, hoy me siento ya mejor, si bien todavía me falta por recuperar gusto y olfato. Afortunadamente, en casa todos están bien y dieron negativo en las pruebas. Y yo estoy coumpliendo el donfinamiento, evitando todo contacto. Mi ilusión es poder volver a correr a inicios de agosto.

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