domingo, 19 de febrero de 2023

conversas.com
Pablo Pereira Fernández
Presidente de la Plataforma Regulación Sulfatos



El pasado verano, con centro en Dena, nacía la plataforma ciudadana Regulación Sulftos.
Una plataforma que se gestaba a partir del embrión de media docena de personas de concellos de Meaño, Ribadumia y Meis, con presencia tanto de afectados como de viticultores y cooperativistas de firmas vitivinícolas, sensibilizados por la necesidad de un control del empleo de fitosanitarios y su forma de aplicación. Al frente de este colectivo, Pablo Pereira Fernández, ingeniero técnico foresta natural de Vigo y afincado en Dena desde hace dos décadas.


Damnificados por la colonización que el viñedo hace del espacio, chocan los intereses de bodegueros, viticultores y moradores, que apela sus respectivas causas a un entendimiento para a fin de evitar daños a la salud y al medio ambiente. Nuestro protagonista, como tantos, sufre en su propia vivienda unifamiliar los efectos de los sulfatos, cuyo “in crescendo” asoma para convertirlo en monocultivo en la comarca saliniense.
Los que deseen sensibilizarse con este colectivo puede hacerlo estampando su firma en www.change.org (https://www.change.org/plataformaSulfato), o si quieren contactar con sus promotores pueden hacerlo por su página en facebook o a través del correo electrónico plataformasulfato@hotmail.com
 

“URGE UNA LEY QUE REGULE LA APLICACIÓN DE SULFATOS”

¿Cómo surge la Plataforma Regulación Sulfatos?
Surge desde Meaño para o Salnés en un movimiento que se empieza gestando desde las rede sociales y que echaba a andar el pasado verano. Era darle forma a un movimiento  que estaba creciendo, a más viñedo, más afectados, tocaba organizarse, y desde la redes saltó a al modelo presencial.
¿Cuántos integran la plataforma?
Organizados ya como colectivo reglado, somos con once directivos y contamos detrás con el apoyo de 800 personas que se sumaron a la causa. Esta plataforma aúna a gente de todo O Salnés: Meaño como centro, pero también de Cambados, Meis, Ribadumia… Entre ellos, vecinos que padecen los daños, pero también viticultores, y hasta cooperativistas de firmas de albariño que son conscientes de ponerle un coto a esto.


Pablo Pereira en el balcón de su vivienda, rodeada de viñedo

¿Cuáles son los pasos dados hasta ahora?

Hemos mantenido encuentros con varios colectivos para poner en común nuestra inquietud. Luego lo hicimos también con los partidos políticos con representación en Meaño y, a la par, con los partidos de la Xunta.
¿Se han reunido con ya con todos los partidos?
Por el momento, a nivel Xunta no hemos logrado hacerlo aún con el PP, y en Meaño tampoco lo conseguimos de momento con el alcalde y su grupo de gobierno. Con el resto de los grupos ya lo hicimos, y con todos ellos ha habido buena sintonía.
¿Se lo han pedido formalmente al regidor meañés?
Sí, hace un tiempo, pero de momento nada.
Ustedes se han reunido ya con la Valedora do Pobo. Veo que ha sido más accesible este cargo que el propio alcalde de Meaño.
Sí, nos reunimos con ella este pasado mes de enero en Santiago. En la reunión hasta le mostramos vídeos para denunciar de la situación que padecemos, lo que le ha dejado muy sorprendida, admitiendo desconocer lo que estaba ocurriendo en O Salnés.


Encuentro en Santiago de representantes de la plataforma con la Valedora do Pobo, Mª Dolores Fernández Galiño

¿Qué próximos pasos tienen ahora en vista?
Siguiendo los consejos de la Valedora do Pobo, trasladaremos esta misma semana un petición idéntica al Defensor del Pueblo en España y a la Defensora del Pueblo Europeo, en pro de una causa justa.
Precise que es lo que demandan.
Lo que demandamos es regularizar la aplicación de sulfatos. De partida, planteáramos que se redactara una ordenanza municipal, pero nos explicaron que a ello no había lugar, por cuanto no existía una ley superior, bien autonómica o nacional, en la que poder ampararse. Por tanto, lo que pedimos y urge es que se redacte una ley sobre la correcta aplicación de fitosanitarios, la cual, como toda ley contemple obligaciones y sanciones para los que no la cumplan.
¿El código de buenas prácticas con que la se forma a los aplicadores de fitosanitarios es insuficiente?
A todas luces, son recomendaciones, no más. Por ejemplo, se recomienda que en viñedos cercanos a viviendas debe aplicarse con pistola y de espaldas, y eso muchos no lo hacen. Y hasta se emplean atomizadores a pie de las casas, muchas veces sin tener en cuenta la presión empleada ni la existencia de viento. Como no existe sanción, la recomendación es papel mojado.


Aplicación con ventilador en una parra de viñedo

¿Cuáles son los daños que sufren los afectados?
En nuestras casas, mismo en parques o en colegios, se respira sulfato, hasta en ocasiones lo ves entrar por tu ventana al poco que uno se despiste… Si uno u otro, como en mi caso tiene tres colindantes con la vivienda que venga a aplicar casi cada semana, significa que tres días por semana debes estar alerta para cerrarlo todo. Otra vez me he visto en la situación de tener que coger a mis hijos y salir pitando del parque infantil en que estaba, por allí no olía, sino que estaba lloviendo sulfato, debido a un atomizador con ventilador que estaba aplicando en un viñedo cercano. Además, los aplicadores que vienen con un atomizador llegan encapsulados con sus equipos de protección, como si fueran astronautas. En cambio, el ciudadano de pie que lo sufre nos enfrentamos al descubierto a ese sulfato.
En concreto: ¿cuáles serían sus propuestas para una ley que reglamente su aplicación?
Evitar colocarles los ventiladores a los atomizadores, porque esparcen la nube de productos tóxicos y cancerígenos más allá de la viña. Mismo algunos técnicos agrícolas independientes, bien conocedores del sector, abogan por ello: prohibir los ventiladores, el atomizador es suficiente. Además, tal y como se hace con el fuego, es preciso crear franjas de seguridad con las viviendas: obligatoriedad de aplicar a pistola en zonas cercanas a casas, prohibir plantar viña a menos de 20 metros de una vivienda, no poder emplear atomizador, como mínimo, a menos de 100 metros de viviendas, parques o colegios. Y, por supuesto, una franja de protección similar para los ríos, que también están indefensos. Una pregunta que más nos formulan en nuestros encuentros con los vecinos es si es legal que a uno le puedan plantar viña a cinco metros de su vivienda: la respuesta es que sí, nada lo impide y, por tanto, nada obstaculizará que a ese vecino le sulfaten de paso su casa.


Tractor equipado con ventilador durante una aplicación de sulfato

En su parecer: ¿Quién debería velar por el cumplimiento de la norma?
Debería ser una labor que tendría ir más allá del Seprona, y que debería incluir a todos los cuerpos de seguridad: policía, benemérita, policía local… Es importante que los ayuntamientos se impliquen en ello, porque son los que mejor conocen el terreno.
¿A que otros ámbitos, amén del político, quieren trasladar sus demandas?
Al mundo de la investigación para evaluar los riesgos y los daños a los que nos exponemos, algo eante lo que, de momento, nadie se ha parado. Para ello estamos iniciando contactos con la Universidad de Vigo con el objeto de promover un doctorado o estudios de calado sobre el impacto ambiental y la salud del uso masivo de fitosanitarios. Y a nivel del mundo de la medicina, nuestra petición para los hospitales que nos tienen en su radio de acción, es que tipifiquen el investigar sobre la incidencia del el cáncer en las zonas vitivinícolas, que en esta zona sigue creciendo. Creo que, a este ritmo de crecimiento del empleo masivo de fitosanitarios, cuyos componentes están reconocidos oficialmente como cancerígenos, el riesgo del cáncer en la zona se incrementa y lo hará más en los próximos años.


¿El crecimiento del viñedo aumenta el riesgo?

Sí, y el número de afectados, más los riesgos para la salud.
¿Qué opinión le merece la creación del proyecto de polígonos agroforestales destinados a viñedo en O Salnés?
Como ingeniero técnico forestal que soy me fijo mucho en ello. Cualquiera que ponga un poco de atención y se pasee por los montes de O Salnés, comprueba las continuas mordidas que se le están dando al bosque para plantar albariño. En el monte, se refleja también con la construcción de terrazas, que son un salvajada, se planta cerca de ríos, de casas… Los acuíferos y las traídas vecinales de agua captada en el monte se resentirán y dejarán de ser aptos para el consumo humano. Todo vale, parece que estamos en el antiguo Oeste, y no valoramos las consecuencias de esta manera de actuar. Cabe pararse a ponerle un coto a todo esto.
Una última: ¿En su lista de encuentros pidieron reunirse con las grandes bodegas?
Con algunas lo hemos intentado, pero aún estamos a expensas de una respuesta. Claro que nos gustaría reunirnos con ellas. Una cosa debe de quedar clara: nosotros estamos a favor de un sector vitivinícola, que es tan importante en nuestra comarca, lo único que pedimos es que se reglamente la aplicación de fitosanitarios para hacer posible la convivencia entre todos. El creciente uso de sulfatos es un tema tabú, porque en él que confluyen muchos intereses, por lo que se evita hablar, al entender que si lo hacemos, polemizamos. Pero si actuamos con sentido y se reglamenta, claro que se puede convivir sin problema alguno. 


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