domingo, 5 de febrero de 2023

 

A sus 30 años, el joven el trompetista argentino Matías Ezequiel Amarilla decidió cruzar el Atlántico y, en un viaje emocional, por España y Portugal, aprovechar para hacer escala en Meaño con el objeto de conocer in situ banda de música, su modo de trabajo y su dinámica para trasladar a su proyecto argentino. Y en el origen, este Ventanuco fue la saetera por la que el azar se coló hasta ensamblarnos, en una de esas historias humanas para sólo poder gratificar los corazones. De Estela Domínguez Rivarosa a Gustavo Trillini; de él a Matías Amarilla, y de éste a Meaño: se vuelve a cerrar el círculo.
 

TOCANDO EN LA BUMM POR UN DÍA

Director él en Argentina de la Banda de Música Bimbó Marsilette de Chacabuco (a 50 kms. de Junín, que es su urbe de referencia en el N.O. de la provincia de Buenos Aires), a Matías Amarilla le embargó la pasión por desarrollar en Argentina un proyecto con otras miras, a imagen de la razón de ser que las bandas tenían en España y Europa. Y el lugar elegido en el que fijarse fue precisamente el pequeño municipio gallego de Meaño, a cuya banda llegó a través de la red y algunos azares.
(En la foto, en el centro, Matías Amarilla tocando en un ensayo con la la BUMM)
“El cómo conocí la banda de Meaño -explica- me llegó a finales del verano por un link que me había enviado mi anterior profesor de trompeta en conservatorio, Gustavo Trillini y ver así un concierto de la Banda de Meaño que participaba ese día en un certamen fuera de Galicia, link que, a su vez, le había llegado por su madrina, a quien a se lo remitía un contacto en Meaño”. (Mención aquí por un Gustavo Trillini Idoyaga que, como tantos argentinos, es  fruto de una fusión de nacionalidades: el primer apellido por parte de padre, italiano él, y el segundo que le llega legado por parte de madre, de familia vasca afincada en Argentina. Y, a mayores, antecedentes en Gustavo Trillini de su bisabuela gallega, Rosa Garrido. 
El concierto en cuestión de la BUMM, al que se refería Matías Ezequiel Amarilla era el de la participación en el XXI Certamen Internacional de Banda de “Villa de Aranda”, que se celebraba el 26 de agosto en Aranda del Duero (Burgos) y que, a la postre le reportó el primer premio a la banda meañesa.
 
Un momento del ensayo, con Matías Amarilla al fondo, a la derecha

Pequeño y tan grande
“Me impresionó -explicaba- la calidad, la sonoridad de esta banda y la complejidad de obras que interpretaba, tanto que, luego tecleé en el buscador ‘Meaño’ y me salía que era un pueblo de tan sólo 5.000 habitantes”. “Yo -agrega-  no me explicaba como un pueblo tan pequeño tenía una banda sinfónica tan grande, de tanta tradición y esa sonoridad”. “Fue a partir de entonces -explicaba-, que empecé a seguir esta banda, su historia
, y sentí ganas de cruzar el Atlántico para conocer in situ el proyecto”. De partida, planeara con su pareja y compañeros de estudio musicales -Milene Morales, Yoseli Eneu y Benjamín Szumico- un viaje emocional a las raíces de la familia de ella en Portugal y Ourense, más sus lazos en Valladolid. Pero en esas, a inicios de diciembre cuando planeaba el viaje, se cruzó la posibilidad conocer Meaño y su banda, una ocasión que, a toda costa, no quiso desperdiciar.
Este argentino reconocía llegar a Meaño “muy interesado en conocer por dentro la dinámica de trabajo de esta banda, su metodología, sus instalaciones… Pensaba que, si algo como Meaño existe y funcionaba, podía replicarse en nuestra Argentina, y tratar de poner en valor así la música en el país”.
Fue así que pudo contactar con el director Diego Javier Lorente y el pasado 14 de enero, tras ser invitado y recibido por éste, participaba bajo el escenario de la plaza en el ensayo con su “trompeta viajera”, que así llamaba a la suya, para hacer un punto e interesarse por cómo se estaba trabajando en la formación meañesa. “En el ensayo -explicaba al salir- comprobé como Diego y la banda aprovechan al máximo el ensayo, es una sesión con mucha lectura, concentración, mucho tocar… Uno sale cansado, pero plenamente satisfecho de haber visto como ahí dentro se hacía un trabajo fantástico”. “Me impresionó -agregaba-, tanta juventud, tan chicos y tocando instrumentos que en Argentina no vemos: tubas, fagotes, oboes…y el repertorio tan rico que manejan”. 

Bandas de música argentinas

Las bandas en Argentina, explicaba, tienen un carácter mucho más reducido, como también lo son las actuaciones, y con un repertorio mucho más limitado. “Allá -explica Matías Amarilla- las bandas son formaciones pequeñas y las actuaciones están ligadas a las celebraciones de la patria”. “Para ello -agrega- cabe tocar siempre el himno de Argentina y luego marchas militares, que ése es el estilo”.
(En la foto: Matías Amarilla con su banda de Música Bimbó Marseletti en Argentina). En Chacabuco, que es un ciudad de 38.000 habitantes, “la mía es una banda municipal formada por 25 músicos: trompetas, trombones, saxos, percusión, teclado y un bajo eléctrico para paliar la ausencia de tubas e instrumentos graves”. “Allí se paga únicamente el salario del director -explica- y los instrumentos, como son caros, se compran merced a los fondos que recauda la asociación”. “Esos instrumentos -añade- se tienen, digamos que a modo de préstamo, con la condición de que el músico acuda a los ensayos y actuaciones, y si, por cualquier circunstancia deja la banda, está obligado a devolverlo”. (Abajo, la banda Bimbó Marsilette, dirigida por Matías Amarilla, interpretando el himno argentino en un acto público)



“En la banda de Chacabuco -explica- soy yo el único que imparte clases tratando de armonizar todos los instrumentos, a lo sumo conseguí contar con un segundo profesor de lengüeta”. “Ahora -continúa- me voy de Meaño con nuevos contactos en la mochila, y yo, cargado de energía y de entusiasmo para embarcarme en un repertorio con otras miras”. “Ansío que la Banda de Música Bimbó Marsilette vaya más allá de las marchas,atrevernos a incorporar la música popular argentina y ofrecer otro aire en las actuaciones, que solemos hacer cada mes y medio en el Teatro Italiano”. “Argentina -explicaba- fue un país de inmigrantes, y cada colonia se preciaba en tener su teatro o su espacio… Los italianos, lo que hicieron allí donde estaban, fue construir un teatro a imagen y semejanza de sus teatros italianos, de ahí el nuestro de Chacabuco, que es en el que actuamos”. Un teatro que, visto lo visto, en eso lleva su ventaja sobre Meaño en relación al marco para público y banda.


Escucha a la Banda Bimbó Marsilette interpretando en su versión de Penny Lane de The Beatles:

Y, abajo, puedes disfutar Gustavo Trillini, a la batería, con su formación de jazz





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