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Teresa Escudero Barral
Secretaria-interventora del concello de Meaño
Año
nuevo, vida nueva. La secretaria del concello de Meaño, Teresa Escudero Barral,
ha puesto fin a su periplo de 32 años en su labor secretaría-intervención, y
como tal se despedía formalmente de la corporación en el último pleno -el de
los presupuestos- celebrado a finales de diciembre. A sus 59 años y natural de
Meis, llegara a la administración municipal meañesa en 1990, aún con Germán
Rodiño como alcalde. Luego consolidó su cargo con Jorge Domínguez cuando en
1992 asumió la plaza de secretaría recién creada. Ahora, la oferta laboral que
le fue trasladada le hizo a cambiar de aires en la administración y le lleva
ahora a la provincial.
Era
la persona que más conocía por dentro el ayuntamiento y su política local, no
en vano ha despachado en todo este tiempo con cuatro alcaldes diferentes. En su
haber, deja el recuerdo de una trabajadora incansable, gris, que siempre
evitaba los focos -hubo que convencerla para esta entrevista-, y que derrochó
hasta pasión para mantener al día la administración local. A ella se le debe,
en buena parte, el haber sido Meaño uno de los ayuntamientos mejor saneados de
la comarca saliniense, sin deudas, pagos al día con trabajadores y proveedores
y un pingüe remanente de tesorería forjado en una entente entre política y
intervención, que valió críticas por unos y defensa por los gobiernos de turno.
El objetivo, no salirse de la vía en lo económico.
“QUE LA GENTE ME RECUERDE
COMO LA CURRANTE QUE FUÍ”
Natural de Meis: ¿usted se siente tan meañesa
como meisina?
Podría decirse que sí. Nací y vivo en Meis,
pero Meaño ha sido y es mi vida, siento mucho cariño por este concello.
Recuerdo que llegué aquí recién casada, y durante estas tres décadas en Meaño,
nacieron mis dos hijos, falleció mi padre, mi abuela… He creado lazos
emocionales con vecinos, con compañeras de trabajo… (En la foto, Teresa Escudero en el concello de Meaño)
¿Qué le lleva a dejar Meaño?
Es una oportunidad laboral que me llega desde
la Diputación de Pontevedra. Pensaron en mí, me lo propusieron hace un tiempo,
me costó su suyo decidirlo, pero entendía que, a mis años, tenía que aprovechar
esta oportunidad para tomármela como un punto de inflexión en mi vida y en mi
frenético ritmo de trabajo… Reconozco que llegué a un punto de que soy una
adicta al trabajo: de mañana, de tarde, y hasta de noche, obsesionada siempre
por acabar primero cualquier labor que tenía entre manos… Eso era mucho, y la
familia requiere un tiempo que tengo que devolverle de alguna forma
¿Es un adiós definitivo?
Me voy en comisión de servicios que, de
partida es por un año, prorrogable a dos. Luego tendré la opción de concursar
para quedarme, tocará valorarlo en su día.
“QUE LA GENTE ME RECUERDE
COMO LA CURRANTE QUE FUÍ”
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