Los
marcos ó mojones de piedra no sólo se han usado en Galicia como lindes de
fincas dado que, en ocasiones, municipios y, dentro de ellos, hasta parroquias,
cuentan con esos postes de piedra anclados al suelo para delimitar territorios,
en aras a dejar claras la línea de linde con los vecinos. Aunque muchos han
desaparecido, todavía hoy se conservan algunos de estas simbólicas piedras. Dar
con ellas resulta labor ardua si no se cuenta con la guía de ancianos del
lugar, ávidos de legar su testimonio a futuras generaciones.
MOJONES DE FRONTERA
Placa sobre la casa de Mosteiro marca el límite de Santo Tomé de Nogueira |
En
Mosteiro-Meis, en la calle conocida como Rampa de Feira que da acceso a la
Plaza de España, en el lintel de la fachada de una vieja casona que mira a la
calle, en una placa de mármol reza literalmente: “Límite de Santo Tomé de
Nogueira y San Vicente de Nogueira”, recuerdo de una división administrativa
que hoy no existe. “Antiguamente -explica Isidoro Dios, vecino de la villa-
existían tres parroquias en esta zona, que eran las de Santo Tomé, San Vicente
y San Lorenzo, las tres de Nogueira. El barrio de Mosteiro se partía entre las
dos primeras. Pero aquella división administrativa no tiene ya vigencia hoy,
por cuanto las tres parroquias se agrupan ahora bajo el nombre de Nogueira, a
secas”.
La casona, número 3 de de aquel Santo
Tomé, deshabitada en la actualidad,
fuera en el pasado una reconocida casa de comidas, tienda de ultramarinos y
estanco de la villa, la cual regentaba Pastora Rodríguez y su hija Carmen a
finales de la década de los 50 del siglo pasado. Durante algunos años una de
sus estancias fue además consultorio de Don Cándido, el médico de la villa, y
en la primera planta residió con su familia el también médico Don Florentino
Hurlé, que pasaba su consulta en Pontevedra. Carmen Reguera, que se hizo con la
casona por legado familiar, reconoce que una de sus ilusiones “es restaurar
esta casa porque forma parte de mi infancia, en ella me crié con Pastora y su
hija Carmen, que era mi madrina, y aquí pasé algunos de mis mejores años”.
“Cuando era casa de comidas -rememora- el salón se llenaba con feriantes y
gentes de todos lados que acudían a la feria del Mosteiro, que se celebraba
arriba en la plaza. Tanto Pastora como Carmen servían comida casera y tenían fama
de ser buenas cocineras, razón por la que el comedor de la planta baja, que era
todo a un correr, se llenaba de gente cada día de feria”.
La
citada placa, que precisa el límite entre las parroquias de Santo Tomé y San
Vicente, según refieren los viejos del lugar, “siempre estuvo allí”, si bien
algunos, por lo usual de la estampa, admiten no haber reparado en ella. El vial
que sube hacia la plaza de España marcaba aquel límite, hoy desaparecido, y así
las viviendas de la otra orilla de la cuesta pertenecían ya al entonces San
Vicente de Nogueira.
Maximiono Villanueva se apoya en el mojón en el alto de O Busto donde se unen los concellos de Meaño, Sanxenxo y Poio |
Unión de tres concellos
Pocos
lindes en la comarca son tan visibles y claros como este. Dar con los mojones
que delimitan municipios y localidades resulta tarea ardua si no se cuenta con
el testimonio de algunos de los ancianos del lugar. A sus 74 años, Maximino
Villanueva, a la par que camina para mantenerse ágil a su edad, se brinda a
guiarnos por el monte de Armenteira. De su mano, y amparados en un mapa
topográfico de la zona, damos con el punto
exacto del monte de O Busto donde un mojón de cuatro caras y 1,20 metros
de altura, firmemente anclado en el suelo en medio de un camino forestal,
marca, cerca de la cumbre del Outeiro da Calle, el punto exacto en el que
confluyen los municipios de Meis, Poio y Meaño. El mojón presenta inscripciones
en sendas caras, siendo legibles dos de ellas donde reza “N1” u “Pi”.
Maximino Villanueva señala el mojón que limita los ayuntamientos de Meis y Poio |
Desde
lo alto, y siguiendo la línea del cortafuegos que separa los concellos de Poio
y Meis, divisamos al otro lado de la carretera, y en la parte baja, otro mojón
de similares características. Bajamos
hasta él, cerca ya del lugar conocido como Foxo das Vacas. “Este mojón -explica
Maximino Villanueva- es un marco que colocaron hace algunos años los comuneros
de Poio y de Meis para delimitar bien la masa forestal que correspondía a cada
comunidad”. En una de sus caras se lee “MVMCP Busto” y en la otra “MVMCD Arén”
(en relación al barrio de Samieira). De la mano de nuestro protagonista damos
con un tercer marco, éste de dimensiones más modestas, a pie mismo de la
intersección del camino forestal con un cortafuegos, en las faldas que caen del
Outeiro de Palaimos, y que marca también el linde entre Meis y Poio.
Linde Meaño-Sanxenxo
Carmen Bouzada (D.E.P.) en el mojón de su viña en Dadín que separa los concellos de Meaño y Sanxenxo |
En
el barrio de Dadín en Dena la era el Carmen Bouzada alberga en medio de una parra
de viña otro de estos mojones que, en su caso, marca el linde entre los
concellos de Meaño y Sanxenxo. “Esto es la Pirenaica -bromeaba la anciana que
contaba 85 años cuando nos lo mostraba en 2013-, porque justo hasta aquí llegan
los dos municipios”. “Antes -explicaba- solían venir a pintar la piedra algunos
técnicos y lo marcaban con unos números, para eso de los mapas. Por ello
nosotros en casa no quisimos quitar nunca la piedra, pese a que está justo en
medio de la viña”.
Existen
también mojones que delimitan parroquias dentro de un mismo concello. Así en al
área industrial de A Pedreira, a pie de la PO 9305 que une Dena y Barrantes, se
sitúa uno de estos marcos que descubrimos de la mano de Ramón Piñeiro -conocido
como como Moncho “O Ferreiro”-, un vecino octogenario de Padrenda que nos guía
al lugar, donde precisamente él posee una tira de monte. En su caso es una
piedra curva de grandes dimensiones que emerge del terreno y que está hoy
camuflada entre brotes que eucalipto que lo cubren. “Cuando éramos jóvenes
-rememora Ramón Piñeiro- recuerdo que un grupo de jóvenes de Sisán, cuando
pasaban por aquí, solían apostarse contra la piedra y se retaban entre sí
intentando derribarla, pero por mucha fuerza que hacían el marco no se movía un
ápice”.
Mojón de Paradela que separa las localidades de Meaño y Lores |
Otro
de estos los marcos lo encontramos en Paradela de Lores (Meaño), en la era de
la otrora bodega “Casa de Arcas”, proyecto auspiciado en su día por el
cosechero Manuel Padín. Se trata de mojón ubicado en una parra de viña e pie de
la pista que sube desde Paradela hacia Río da Vila. El mojón delimita en ese
punto el límite entre las localidades de Lores y Meaño. “Cuando mi padre se
casó y vino a vivir para esta casa -apunta hoy el hijo de Manuel Padín- el
mojón ya estaba en este mismo lugar y pese a que, dado su tamaño, ocupa parte
de la viña, nunca nos planteamos retirar la piedra porque tiene su razón de
ser”.
Límites nacionales
Mojón en A Pedeira que marca el linde entre Xil y Padrenda |
No
sólo entre concellos y localidades, sino que incluso en las fronteras con
Francia en los Pirineos o, en su caso, en el sur de Galicia con Portugal,
centenares de mojones son verificados cada cierto tiempo por los concellos
limítrofes. En los años 40 del pasado siglo también se dispusieron otros de
hormigón en carreteras y, aunque en el caso de Meaño, algunos vecinos
atestiguan que varios coincidían con los límites entre parroquias, estos fueron
desapareciendo las reformas y ampliaciones de viales.
Cierto
que la ausencia de estos mojones ha provocado en ocasiones discrepancias entre
concellos a la hora de delimitar sus propio municipios. Uno de los más
recientes en la comarca de O Salnés lo conoce Meaño en sus lindes con Sanxenxo,
Cambados y Meis. Y es que en 2014 una revisión catastral, replanteaba en
algunos puntos los límites entre ellos y, como consecuencia, Meaño perdía diez
viviendas que pasaban a concellos limítrofes. En concreto se trataba de seis
viviendas del barrio de Tanoira (Padrenda-Meaño) más una en Coirón (Dena), que
pasaban a Cambabos; una vivienda de Cobas que se trasladaba a Meis; y dos casas
de Viliquín (Dena) que caían en Sanxenxo.
Otro mojón en el monte Castrove que separa los municipios de Meis y Poio |
Sus
propietarios reclamaron ante Castastro el seguir perteneciendo a Meaño. En el
caso de Ramón Caneda, con su vivienda 31-C en Viliquín, quien presentaba
incluso un certificado catastral de 2005 que acreditaba que su casa había sido
construida en suelo de Dena, su petición fue aceptada por lo sigue incluida en
Meaño. José Manuel Otero y su esposa Mª Luisa Naveiro, no tuvieron igual
suerte, y su vivienda nº 47-C de Viliquín, se trasladó a Sanxenxo. Otros siguen continúan aún en el
limbo peleándose aún con la administración para dirimir el ayuntamiento al que
en realidad pertenecen. Ni el concello de Meaño, que presentara también en su
día alegaciones para que esas diez viviendas siguieran en su término municipal,
obtuvo desde entonces respuesta oficial alguna por parte de Catastro.
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