Meaño
alberga, como tantos concellos del rural, su conjunto de piedras simbólicas,
casi míticas en el ideario colectivo local. Algunas ligadas a ritos y leyendas
que que se han transmitido de forma oral a través de generaciones, pero que
nunca han sido escritas. Desde la “Mesa dos Ladróns” en el monte Penaguda hasta
el “con da Cabalaria”, una enorme roca de abalar en el alto de Lores. Este
reportaje pretende ser un paseo para descubrirlas.
MEAÑO A TRAVÉS DE LA PIEDRA Y
SU LEYENDA
"Mesa dos Ladróns" en lo alto del monte Penaguda |
El
por qué del nombre de “Mesa dos Ladróns” refiere un hecho, apenas recordado,
envuelto entre la historia y la leyenda. El mismo, referido por algunos
ancianos a los cuales les fue legado por sus ancestros, cuenta que en tiempos
pretéritos el monasterio de Armenteira sufrió un robo -uno de varios del que
fue objeto-, protagonizado en aquella ocasión por un grupo de piratas que
atracaran su barco a la altura de Noalla. De regreso, con el botín cargado en
mulos desde Armenteira, y Meaño abajo, hicieron escala en el alto del monte
Penaguda, a pie de la citada roca. Una vez allí, según la leyenda, encaramados
a la piedra, se repartieron el botín, y aprovecharon además el alto para volver
de revés las herraduras de los mulos de carga, con el objeto confundir el
rastro a eventuales perseguidores que fueran en su busca. El hecho propició
que a partir de entonces los lugareños
se refirieran a la piedra como “a Mesa dos Ladróns”, nombre que ha llegado
hasta hoy en la memoria colectiva.
Piedra de abalar
Posición para hacer balancear la piedra de abalar del "Con da Cabalaria" en Lores |
Esta
y otras piedras de abalar, importantes desde el punto de vista etnográfico y
antropológico, están muy arraigadas en Galicia, Bretaña o Francia, donde la
tradición las ha ligado a cultos mágico-religiosos, poderes adivinatorios, o a
ritos de paso, sanaciones, meigas o druidas.
El
“Con da Cabalaria” era precisamente uno de los lugares predilectos del escritor
cuntiense Roberto Blanco Torres, a quien se le dedicó el Día das Letras Galegas
en 1999, y que entre 1916 y 1928, estando soltero, solía pasar temporadas en
Lores -luego más espaciadas- junto junto con sus hermanos Germán, cura de la
parroquia, y Leonor, antes de fallecer el escritor paseado por los falangista
en la localidad ourensana de Entrimo en los albores de la Guerra Civil.
Una
tercera piedra emblemática en el municipio nos lleva a la zona de O Pino en
Meaño, con el llamado “Con das Merendas”, un conjunto de rocas de gran tamaño
que existe en el lugar, mismo a pie de la carretera interior que sube desde
Meaño hasta Armenteira. En su época era punto de encuentro de los niños que
subían con el ganado al monte, algo que rememoran aún los más viejos del lugar.
La piedra era punto de partida para juegos y lugar meriendas de los pastores
que se encaramaban a ella, de ahí que quedara en el ideario colectivo con el
nombre de “Con das Merendas”. El único rescoldo de aquella tradición se
mantenía hace algunas décadas, cuando los jóvenes que bajaban a pie de la
romería de As Cabezas, se subían a la roca para para merendar sobre ella al
regreso, si bien hoy la vegetación del monte se ha adueñado del roca haciendo
olvidar las últimas meriendas.
A Corte das Ouvellas
La
localidad meañesa de Cobas alberga una cuarta piedra con leyenda. En su caso,
más discreta y en la ladera de naciente del monte San Cibrán, existe un
conjunto de piedras, hoy invadidas también por la vegetación, conocido por los
lugareños como “A Corte das Ouvellas”, por cuanto una piedra saliente a modo de
dintel ofrecía cobijo y era un lugar muy socorrido por vecinos que antiguamente
pastaban el monte con sus ovejas que, cuando arreciaba la tempestad juntaban a
los animales para buscar refugio bajo la ella. En la parte superior la roca
posee unas pequeñas concavidades a modo huecos naturales donde estanca la
lluvia y que los lugareños bautizaron con el nombre “tazas de moros”,
relacionando el nombre con la leyenda que aún refieren los ancianos de Cobas de
que el monte San Cibrán “estuvo habitado en el pasado por moros que fueron
expulsados del monte por Santiago Apóstol, montado en su caballo blanco”
(testimonio legado por Maruja Abal en 2015).
Y en Xil, la piedra más simbólico es "Con de Caia", ubicado en la parte baja de Valdamor, aprovechando las faldas que bajan del monte Penaguda, y que fue piedra en su años reconocida por los lugareños y hoy relegada prácticamente el olvido.
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