domingo, 22 de junio de 2025

En cada localidad el deporte aficionado se hace posible merced a la entrega altruista de personas que ponen tiempo, hasta dinero y cargan responsabilidades a su espalda. Sin  remuneración alguna y, casi siempre, sin el reconocimiento social, político y hasta emocional que merecerían con creces. En Meaño, el Asmubal de balonmano tiene el ejemplo en tres personas silentes implicadas hasta la médula: ellos son los abnegados chóferes.

SILENTES DEL ASMUBAL

Rafa Domínguez, Silvia Lobato y Pablo González han viajado durante las tres últimas temporadas con el equipo cada quince días cuando tocaba partido a domicilio. El primero de ellos, Rafa Domínguez, afincado en Aios, socio del club y a la par empresarial del sponsor; ella, Silvia Lobato, meañesa, presidenta del club, amén de delegada de equipo y chófer; y el último, Pablo González ex jugador de Asmubal de los años 90 y que en la actualidad es segundo en el banco con Juan Costas.


Los chóferes: Rafa Domínguez, Silvia Lobato y Pablo González

Los destinos, Asturias, Cantabria Castilla León y Madrid, amén de los gallegos de A Cañiza, Porriño, Vigo y, cómo no, Santiago hasta en cuatro ocasiones en esta última temporada, para dejar las furgonetas en el estacionamiento del aeropuerto Rosalía de Castro, y viajar en avión para medirse a rivales canarios. Una vez en las islas retomar su función de chófer en furgonetas de alquiler. Esta forma de desplazare el equipo se iniciaba en 2017, con las furgonetas del sponsor y estos  conductores con un lustro entregados a la misión.
En su haber, a cuestas en esta última temporada 2024-25, 10.000 kilómetros, y más de un centenar de horas en carretera durante los 8 meses de la liga. Si a ello añadimos las dos temporadas  anteriores (periplo de tres consecutivas en la División de Plata) pasarían a acumular cada chófer, ahí es nada, 30.000 kilómetros. Traducido en tiempo, en esas tres temporadas, lo empleado equivale de 38 jornadas laborales -a razón de 8 horas diarias- dedicadas al club desde la ruta. Un tiempo que se ha calculado en base al transporte rodado en carretera, dejando aparte los reglados períodos de descanso, que elevaría aún más el tiempo real empleado en cada viaje.
 
El Asmubal Inelsa Solar y sus conductores, antes de partir para Madrid

Nueve plazas

El equipo de Inelsa Asmubal viajó a bordo de furgonetas de nueve plazas cada una, que eran dos o tres según la necesidad de cada convocatoria. Uno de los vehículos fijos, que viajaba siempre cada dos semana, era el del sponsor Andeon@, firma de Aios, radicada ahora en el polígono de industrial de Nantes y dedicada a obra pública. Y otro furgón -o dos, según la necesidad-, era cedido por Inelsa Solar, principal sponsor que da nombre al equipo, son sedes también en Aios y el polígono industrial de Nantes, y cuya aportación al club, entre desplazamientos y partida económica, supone entre 18.000  y 20.000 euros por temporada
Cada desplazamiento fuera de la comunidad, reconoce el club, tiene un coste de entre 400 y 500 euros. Los sponsors ponen, no sólo el vehículo, sino también el combustible y hasta los peajes. Rafa Domínguez reconoce que “los viajes son tranquilos, en ellos las jugadores matan el tiempo, unas veces cantando, por momento durmiendo durmiendo y otras, estas las universitarias, no lo desperdician y lo invierten las horas estudiando en la ruta”. “Cada dos o tres horas -añade- tocaba descanso para despejarnos y estirar piernas.” “Después de tantos años -agrega-, tenemos las paradas regladas y hasta ya nos conocen en el sitios: en Mondoñedo paramos siempre en el “Rei das Tartas”, que hasta suele agasajarnos con unas magdalenas de su confitería, en “O Viaxeiro” en Ourense, o en Quintanilla de Urz, donde solemos parar a comer cerca de Benavente”.


Otra instantánea de los tres chóferes

La fortuna les acompañó en estos desplazamientos durante este lustro”. “En todos estos años -explica Rafa Domínguez- no pinchamos una rueda ni una sola vez, excepto en la última salida de esa temporada que era a Lleida”. Se trataba, del partido del cruce por la fase de ascenso a División de Honor Oro, ante el Lleida Handbol. Era el viaje más largo de todos estos años, con 10 horas reales de rodaje en la ida y otras tantas a la vuelta, y con Silvia Lobato, Rafa Domínguez y Pablo González echando el resto para intentar hacer realidad un sueño que, en lo deportivo, no pudo ser, al caer la verdinegras en ese cruce. “Y sólo una avería -reconocía nuestro protagonista-, cuando un año, regresando d
e Cantabria, y sufriendo la A-8 se hace muy dura porque está muy bacheada, entrando en Galicia rompió el turbo de una de las furgonetas, y tuvimos que completar la vuelta en coche de alquiler”. 


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