En cada
localidad el deporte aficionado se hace posible merced a la entrega altruista
de personas que ponen tiempo, hasta dinero y cargan responsabilidades a su
espalda. Sin remuneración alguna y, casi
siempre, sin el reconocimiento social, político y hasta emocional que
merecerían con creces. En Meaño, el Asmubal de balonmano tiene el ejemplo en
tres personas silentes implicadas hasta la médula: ellos son los abnegados
chóferes.
SILENTES DEL ASMUBAL
Rafa Domínguez, Silvia Lobato y Pablo González han viajado durante las tres últimas temporadas con el equipo cada quince días cuando tocaba partido a domicilio. El primero de ellos, Rafa Domínguez, afincado en Aios, socio del club y a la par empresarial del sponsor; ella, Silvia Lobato, meañesa, presidenta del club, amén de delegada de equipo y chófer; y el último, Pablo González ex jugador de Asmubal de los años 90 y que en la actualidad es segundo en el banco con Juan Costas.

Los chóferes: Rafa Domínguez, Silvia Lobato y Pablo González
Los
destinos, Asturias, Cantabria Castilla León y Madrid, amén de los gallegos de A
Cañiza, Porriño, Vigo y, cómo no, Santiago hasta en cuatro ocasiones en esta
última temporada, para dejar las furgonetas en el estacionamiento del
aeropuerto Rosalía de Castro, y viajar en avión para medirse a rivales
canarios. Una vez en las islas retomar su función de chófer en furgonetas de
alquiler. Esta forma de desplazare el equipo se iniciaba en 2017, con las
furgonetas del sponsor y estos
conductores con un lustro entregados a la misión.
En su
haber, a cuestas en esta última temporada 2024-25, 10.000 kilómetros, y más de
un centenar de horas en carretera durante los 8 meses de la liga. Si a ello
añadimos las dos temporadas anteriores
(periplo de tres consecutivas en la División de Plata) pasarían a acumular cada
chófer, ahí es nada, 30.000 kilómetros. Traducido en tiempo, en esas tres
temporadas, lo empleado equivale de 38 jornadas laborales -a razón de 8 horas
diarias- dedicadas al club desde la ruta. Un tiempo que se ha calculado en base
al transporte rodado en carretera, dejando aparte los reglados períodos de
descanso, que elevaría aún más el tiempo real empleado en cada viaje.

El Asmubal Inelsa Solar y sus conductores, antes de partir para Madrid


Nueve plazas
El equipo
de Inelsa Asmubal viajó a bordo de furgonetas de nueve plazas cada una, que
eran dos o tres según la necesidad de cada convocatoria. Uno de los vehículos
fijos, que viajaba siempre cada dos semana, era el del sponsor Andeon@, firma
de Aios, radicada ahora en el polígono de industrial de Nantes y dedicada a
obra pública. Y otro furgón -o dos, según la necesidad-, era cedido por Inelsa
Solar, principal sponsor que da nombre al equipo, son sedes también en Aios y
el polígono industrial de Nantes, y cuya aportación al club, entre
desplazamientos y partida económica, supone entre 18.000 y 20.000 euros por temporada
Cada
desplazamiento fuera de la comunidad, reconoce el club, tiene un coste de entre
400 y 500 euros. Los sponsors ponen, no sólo el vehículo, sino también el
combustible y hasta los peajes. Rafa Domínguez reconoce que “los viajes son
tranquilos, en ellos las jugadores matan el tiempo, unas veces cantando, por
momento durmiendo durmiendo y otras, estas las universitarias, no lo
desperdician y lo invierten las horas estudiando en la ruta”. “Cada dos o tres
horas -añade- tocaba descanso para despejarnos y estirar piernas.” “Después de
tantos años -agrega-, tenemos las paradas regladas y hasta ya nos conocen en el
sitios: en Mondoñedo paramos siempre en el “Rei das Tartas”, que hasta suele
agasajarnos con unas magdalenas de su confitería, en “O Viaxeiro” en Ourense, o
en Quintanilla de Urz, donde solemos parar a comer cerca de Benavente”.

Otra instantánea de los tres chóferes
La fortuna
les acompañó en estos desplazamientos durante este lustro”. “En todos estos
años -explica Rafa Domínguez- no pinchamos una rueda ni una sola vez, excepto
en la última salida de esa temporada que era a Lleida”. Se trataba, del partido
del cruce por la fase de ascenso a División de Honor Oro, ante el Lleida Handbol. Era el viaje más largo de todos
estos años, con 10 horas reales de rodaje en la ida y otras tantas a la vuelta,
y con Silvia Lobato, Rafa Domínguez y Pablo González echando el resto para
intentar hacer realidad un sueño que, en lo deportivo, no pudo ser, al caer la
verdinegras en ese cruce. “Y sólo una avería -reconocía nuestro protagonista-,
cuando un año, regresando de Cantabria, y sufriendo la A-8 se hace muy dura
porque está muy bacheada, entrando en Galicia rompió el turbo de una de las
furgonetas, y tuvimos que completar la vuelta en coche de alquiler”.

No hay comentarios:
Publicar un comentario