***Opinión
EN LA ENCRUCIJADA
“La Encrucijada Mundial” es un manual del mañana para todo el que
asume (o esté dispuesto a asumir) puestos de responsabilidad en la dirección de
equipos, sobre todo políticos, desde alcaldes a las altas esferas. Sin pudor ni
medias tintas, Pedro Baños nos pone ante la encrucijada social, política,
económica, entre el bien y el mal, ante la educación, el liderazgo, el mercado
laboral del XXI, los riesgos ante I.A., la necesidad de una nueva política
porque nuestro modelo actual está tocando a su fin. El lector podrá compartir o
no sus análisis, sus propuestas de solución como sociedad que somos, pero, desde
luego, lo que no puede es evitar reflexionar, leer y releer,
meditar, encontrar cada cual su propio parecer.
Pedro Baños advierte sobre la I.A., cuando afirma que “el
exceso de información nos impide pensar”. “Internet -agrega- nos da la
información triturada, no nos obliga e pensar (…). Es la diferencia entre un
estimulador intelectual -el libro- y una papilla ya preparada para ser tragada
sin cuestionamientos -la información en Internet-“.
En educación, incide en la importancia de las cuatro ces: “creatividad, capacidad, crítica, comunicación y
colaboración”. El sistema educativo (España, por ejemplo,) lo que realmente
persigue, en palabras de Baños, “es igualar por debajo, para no molestar a
los más torpes o vagos, zancadilleando a los sobresalientes y desmotivándolos
para estudiar”. “Y esto -agrega-, indudablemente, genera entre los jóvenes
cierta apatía o desencanto”. No en vano, las adaptaciones curriculares de la nueva
ley educativa es un cajón de sastre donde cabe todo para evitar el fracaso, el desencanto, la frustración, tanto que en los centros hospitalarios empiezan a crearse unidades de psiquiatría infantil para tratar de abordar a niños y adolescentes
empoderados que no digieren el desencanto. La actual ley educativa no hace sino
alimentarlos.
En cuando a la polarización social creciente, reconoce como en el momento
actual se reafirma la teoría del wookeism,
que es el que tiende a la uniformidad, “elimina la libertad de expresión y crea
una sociedad donde hay más miedo a decir lo que se piensa, y aumenta tanto la
polarización como el recelo hacia el otro”. “Algunos -advierte Baños-, lo
aplican sin el menor pudor.”
El libro actúa también como manual de cabecera para el líder político, al que recomienda dominar el arte de la comunicación, “haciendo gala de la oratoria y la
elocuencia”, “no influir, persuadir”. “No escuchamos para entender -lamenta Baños-, lo hacernos para contestar”. “La confianza es lo que marca la
diferencia entre unos líderes y otros. Sin confianza no hay liderazgo”. “Dos
aspectos revalorizan al líder humano: la transparencia y la credibilidad. La
transparencia es el lubricante entre el líder y la sociedad”. Lo uno
(transparencia) y lo otro (credibilidad), en nuestro gobierno local se ha
extinguido hace tiempo. La capacidad negociadora de este líder, que no domina
el arte de la comunicación (ni oral ni escrita), se limita a influir (cuando no, a imponer), no a persuadir”.
En lo tocante a la elección del equipo (candidatura electoral), Pedro Baños recurre a Maquiavelo: “el primer
método para evaluar la inteligencia de un líder es observar a los hombres que lo rodean”. Un
método que luego rubricaba el propio J.F. Kennedy: “un hombre inteligente es aquel que sabe ser
tan inteligente como para contratar gente más inteligente que él”. En nuestro
ámbito municipal se hace real aquello sobre lo que advierte Pedro Baños: “es la cultura del
empoderamiento personal, que evita el empoderamiento organizacional, y que
hace destacar al estático y al mediocre”. Es una de las consecuencias de que la
democracia (poder o gobierno del pueblo) ha degenerado en partidocracia (el
poder de los partidos). Como en nuestra sociedad -y Meaño-, blanco y en botella, tal cual.
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