sábado, 30 de diciembre de 2023

 

conversas.com
Myriam Portela Varela
Meañesa voluntaria de ONG en Senegal



Para despedir del año (feliz 2024 para os lectores!) traemos a este Ventanuco el segundo capítulo de una de esas historias de autenticidad, y de Navidad permanente. Lejos de los poses, de los selfies narcisistas, esta es una de esas historia anónimas dignas de ser contada. Desde aquí lo intentamos. Al regreso de su octava experiencia en Senegal, la meañesa Miyriam Portela nos habla de África y de un pueblo senegalés, que le hace reencontrarse con esos autenticidad de esos sentimientos que no hacen de verdad humanos: acogida, solidaridad y el valor del compartir. De mano de la ONG “Dentistas Sobre Ruedas”, se ha construido en
Missirah en 2018 la Academia Dental-Casa de Salud DSR, y que hace unos días en este mes de diciembre se ampliaba como clínica también oftalmológica y en la que se involucra esta meañesa. 


Ella, técnica optometrista de profesión y natural de Lores (Meaño), se ha vinculado desde hace años con África, cuando en 2015 viviera una primera experiencia en Uganda con la ONG “Muscee Iganga”, que entonces llegaba con un proyecto musical junto con el trombonista meañés Basilio Camiña. Su aventura no hace sino invitarnos a reflexionar por un momento sobre la esencia de unas las sociedades europeas que parece escapar por doquier.
         

“LA TERANGA ES LA SEÑA DE IDENTIDAD DEL SENEGAL"

¿Qué es lo que lo primero que llama la atención cuando llegas a Senegal?
Lo que más, es lo que llaman la “teranga” senegalesa, es la seña de identidad de este pueblo que viene a ser la acogida y la hospitalidad espontánea que te ofrecen. En Senegal la gente te recibe siempre con los brazos abiertos, comparte todo sin cortapisas, mismo ves a alguien comer un plátano, y éste te descubre mirándolo, al momento te parte la pieza y te media banana con una sonrisa; si están almorzando, y te ven, te invitan al momento a almorzar con ellos… Mismo cuando en autobús, en viajes que son lentos por las malas carreteras que hay, y uno tiene ganas de mear, el conductor detiene el vehículo allí donde aparece una casa, y al momento se apean 20 ó 30 personas, que entran uno por uno en el cuarto de baño de vivienda, porque el dueño los deja entrar y hacer uso del aseo, y mismo aprovechan para hablar e interesarse por ti. Así, en Senegal descubres que creas lazos súper-fuertes con gente que no conocías… Después de quince días allí como voluntarios, nos vamos llorando de la emoción vivida.


Myriam Portela en su consulta de Missirah (Senegal)

Y cuando vuelve a Europa ¿qué es eso que primero que nota diferente y que siente echar del menos?
Cuando  vuelves, notas que regresas a la Europa del individualismo, donde ya en los aeropuertos todos van con la cabeza baja, pendientes unos de teléfono, otros cavilando en sus cosas. En cambio, en los aeropuertos de Senegal, toda la gente va con la cabeza alta, con los ojos atentos, y pronto descubres que eso es signo de esa teranga senegalesa. Cuando me vengo, echo mucho en falta esa hospitalidad espontánea.

Lo suyo han sido ya ocho viajes bajando Senegal como voluntaria de ONG, más una novena, que fue la primera a Uganda en 2015. ¿El suyo es espíritu navideño permanente?
(Sonrisas) Podemos decir que sí, al voluntariado nos mueve un espíritu equivalente al navideño de estos días, sólo que en cualquier época del años. Sentirme más solidaria, devolverme a la esencia de la tierra y del buen corazón de la gente… Y eso no deja de ser la Navidad que buscamos aquí, y eso me hace feliz. Cada vez que regreso, vengo cargada de emociones y reconfortada con el trabajo realizado.
Viajar por África siempre puede suponer en algunos países un componente de inseguridad. ¿Es seguro viajar por Senegal?
Sí, más aún en el pueblo en Missirah donde radica la clínica y este proyecto de la ONG “Dentistas Sobre Ruedas” (DRS). Es una zona donde puedes andar tranquila por la calle, mismo de noche. En Senegal lo más peligroso es la carretera, porque el tráfico allí es caótico. Hay muy poca autopista, el habitual son carreteras estrechas, donde los adelantamientos son vertiginosos, tanto por la izquierda cómo por la derecha… Los autobuses van llenos de pasajeros hasta los topes y los viajes se hacen lentos. En eso sí que hay que tener cuidado aquí.


La meañesa (a la derecha) con sus compañeros de DSR en Missirah

¿Cómo es la gastronomía con que una se encuentra allí? ¿Qué recomendarías comer?
En Senegal la base de cada plato es el arroz en diferentes versiones: blanco, más tostadito… pero siempre arroz y con un toque picante. Uno de los platos tradicionales es el thieboudienne y la yassa, que es una especie de salsa con cebolla cortadita, y que se puede servir al modo de yassa poulé (con pollo) y yassa poisson (pescado).  Luego, otro plato típico, es el ceebu jen, que es un arroz tostadito, con verduras, zanahorias, yuca, berenjena, patata, tamarindo…; o el maafe, un plato delicioso a base de arroz con carne y una salsa de cacahuete… Es muy típico de Senegal el cacahuete, muy presente en la dieta. Luego, los mangos, cuando es la temporada, y que están buenísimos, la sandía es súper dulce, los anacardos, y con el fruto baobab, que es el bui, hacen un zumo lechoso muy rico. Otra bebida senegalesa es el bissap, que es una infusión que se elabora con la flor del hibisco y que se toma fría, ó mismo hacen con el bissap bolsitas del helado. La gastronomía senegalesa es muy rica, cada vez que bajo, no quiero perderme probar esos platos, y se lo recomiendo a cualquiera.

¿Cómo es el ocio de los jóvenes en Senegal?
En las zonas turísticas, como es Dakar, hay mucho blanco, y en esas zonas son comunes los locales de copas con conciertos de música, al estilo europeo. Luego, cuando te vas de ahí, y te mezclas con la gente, descubres que lo habitual en Senegal es juntarse para tocar los yembés, unos tambores senegaleses, con ritmos muy africanos que aquí llevan en la sangre. Cuando los escuchan, la gente empieza a bailar al momento, una danza frenética, como si entraran en trance dejándose llevar por el ritmo… Cualquiera se queda pasmada viéndolos bailar, tanto a mayores cómo niños que, aún chicos y  levantando apenas dos palmos del suelo, bailan con mucha viveza. Allí llevan dentro ritmo, tanto en la percusión como en la danza. Al momento notas que aquellos son músicos y bailarines, sin haberlo estudiado nunca. Luego también tocan la kora, que eres un instrumento de cuerda, a manera de guitarra dispuesta en vertical y que tocan a modo de arpa.


Exterior de la clínica en Missirah: "lo poco es mucho en Senegal"   

¿Y cuál es el deporte a pie de calle?
A pie de calle el deporte nacional es la lucha senegalesa. Es una lucha que recuerda a la canaria, muy respetuosa con el rival. Tanto a niños como a mayores los ves luchar en pleno calle en sus momentos de ocio. De partida, puede parecerte que estén peleando, pero no, están jugando a esa lucha senegalesa para pasar el rato o echarse unas risas. Allí hasta se organizan campeonatos de lucha senegalesa.
¿En qué lengua se manejan allí?
La lengua oficial del Senegal es el wóllof, idioma que comparten con el francés. Lo que llama la atención es que en Senegal existe el mandingá y muchos otros dialectos que, en realidad, no se parecen en nada entre sí, tanto que, si no dominan el wóllof o el francés, no se entienden ni entre ellos. En la clínica nosotros nos manejamos en francés, aunque también hay algo de castellano. Además con nosotros siempre hay traductores, chicos universitarios de Dakar que estudian filología y vienen quince días como voluntarios Missirah a trabajar en la clínica. Para ellos es una ocasión extraordinaria para practicar el castellano durante las 24 horas, y para nosotros son una ayuda muy grande.


Interior de la clínica en plena actividad

¿En qué moneda tratan?
La moneda senegalesa es la cefa. La equivalencia es que 1 euro son unas 650 cefas.
¿Y cómo son los precios en comparación a Europa?
En Senegal los precios son muy baratos en comparación con Europa. Por ejemplo, una barra de pan cuesta 100 cefas o, lo que es lo mismo, 15 céntimos de euro, almorzar al mediodía un plato de comida, que allí siempre es muy contundente, unas 1500 cefas, esto es, 2 euros y poco… También es barato el transporte, comprar ropa… Lo que sí resulta caro, sobre todo para ellos, es eso en lo que te sales de lo corriente, por ejemplo, comprar una cerveza, donde sí el precio equivale, ó más, a lo que cuesta en España.


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