sábado, 15 de octubre de 2016

conversas.com 
Eulogio Pomares Zárate
 Ingeniero agrónomo, enólogo y bodeguero

Estamos de vuelta y reabrimos nuestro particular Ventanuco en esta nueva temporada 2016-17. Lo hacemos en esta primera entrega con una entrevista con el ingeniero agrónomo, enólogo y bodeguero meañés Eulogio Pomares Zárate, uno de los profesionales más vanguardistas del sector en la denominación de origen Rías Baixas. Nacido en Padrenda se crió entre viñedos y una bodega familiar de generaciones. Completó estudios de ingeniería agrónoma y enología y, a finales de los 90, asumía la dirección de la bodega familiar "Zárate", una firma de las mayor solera en la denominación y que hoy envasa 80.000 botellas de Rías Baixas, entre albariño y tintos. Eulogio Pomares explica en esta enterevista su alternativa al tratamiento indiscriminado con sulfatos y plaguicidas, imperante hoy en el albariño, un modelo de protección de la planta que, augura, “está condenado a la desaparición en pocos años”, y ante el que él propone otro que denomina “viticultura natural o sostenible”. Algunos lo tildan de alarmista e incluso menosprecian ese modelo de viticultura alternativa que experimenta, pero que a la par no dejan de mirar de soslayo. En Francia empieza a ser una realidad. Y es hora ya de empezar a poner aquí el debate sobre la mesa.

“CON EL MODELO ACTUAL DE PROTECCIÓN DE LA PLANTA EL ALBARIÑO NO TIENE FUTURO”

Eulogio Pomares Zárate en su viñedo
Desde hace años usted apuesta por escapar del modelo de calendario de tratamientos con plaguicidas pautados en el tiempo, por otro que busca reducirlos al máximo ¿En qué consiste?
Yo, hace ya casi 20 años, aposté por instalar en mi viñedo una OAD, siglas francesas cuya traducción viene siendo “Útil de Ayuda a la Decisión”. Se trata de una pequeña estación, provista de una tarjeta GSM, como la de los móviles, que está situada a pie de viña (estación que nos muestra durante la entrevista). Ésta mide las variables de temperatura, humedad relativa, pluviometría, luminosidad y aumento foliar. Lo hace cada 15 minutos y remite los datos a una empresa austríaca que se llama Metos. Esos datos, en función a un modelo matemático, son modelizados por Metos-Austria y, a través de una aplicación en el móvil, tengo acceso a ellos a modo de gráficos (los cuales nos enseña) que me indican los momentos de mayor riesgo, en mi caso, de infección por mildiu, oídio y botritis. También se podría modelizar el ciclo de la polilla u otros, pero no lo hice porque apenas sí tienen incidencia en la zona, y con un tratamiento al año, generalmente, estás cubierto.
¿No es similar el programa de Viñas Atlánticas de la Diputación?
Sí, pero aquel es a una escala mayor, cada estación abarca una zona muy amplia, mientras que en mi caso se ajusta más a mi parcela de viñedo.
De esta forma usted únicamente aplica el tratamiento cuando es estrictamente necesario en función de los datos que le facilita Metos.
No exactamente, el gráfico es un indicativo de alerta, luego uno tiene que validarlo en campo, esto es, tiene que ir a la viña y comprobar si, en realidad, existen indicios de infección de la enfermedad. Si los percibo trato el viñedo, pero si no los hay, espero. Por tanto, es fundamental estar en la viña cuando los datos te ponen en alerta.
¿En cuánto reduce el número de tratamientos con respecto al calendario pautado que siguen por lo general los viticultores?
En un año normal se estima que en torno a un tercio. En concreto este año en estas estas ocho semanas de sequía llevo aplicados sólo dos tratamientos en 40 días, y estoy hablando de plaguicidas de contacto, no sistémicos, por lo que su período de vigencia es menor. Pero eso es algo que llevamos haciendo desde años, la  gran novedad ahora es cómo tratar la planta.

El bodeguero nos muestra el Útil de Ayuda a la Decisión que tiene instalado en su viñedo

¿Y cómo se plasma esa novedad?
Es lo que llamo viticultura sostenible o natural. Hablo de sostenibilidad en un sentido doble: por una parte, ambiental, con respecto a la planta y al medio; y por otra, económica, esto es, que permita a viabilidad del modelo productivo. Escapo del apellido “ecológico”, porque con la agricultura ecológica, en realidad, puedes contaminar tanto o más que con la tradicional. La ecológica te dice que, mientras no utilices productos de síntesis, esto es, fabricados por el hombre, lo estás haciendo bien. Pero eso no es cierto porque parte de un principio falso: entiende que todo lo que viene de la naturaleza es bueno, y eso no es correcto: las toxinas más potentes que existen en el mundo provienen de la naturaleza. En viticultura ecológica si tienes polilla puedes tratarla, por ejemplo, con piretrina que, paradójicamente, es una sustancia tóxica no para la planta pero sí para el hombre. Por eso yo trato de ir más allá.
¿Y cómo trata, en concreto, el viñedo?
Nosotros estamos apostando por plantas que curan la planta. Lo esencial es fortalecer la cepa. Para ello utilizamos extractos naturales, caso de maceraciones como el purín de ortiga, que elaboramos fermentando 100 litros de agua con 10 kilos de ortigas, y con el líquido resultante pulverizamos luego la viña. Más tarde añadimos otras plantas como consuelda, cola de caballo, milienrama… Otra parte es la elaboración de extractos hidro-alcohólicos a base de hoja de eucalipto, helechos, ajo… también para aplicación foliar. Y la tercera, es mineral espolvoreando, por ejemplo, polvo de sílice, que es un anti botrytico natural. A ello sumamos prácticas como el no cavar la viña porque de esta forma mantenemos una diversidad de flora y de fauna, los insectos se equilibran, y el perjudicial cuenta con su depredador natural. En cambio, si aplicas un insecticida, en realidad estás matando a ambos.

Uvas albariñas maduras
¿Está tratando alguna parcela íntegramente con este modelo natural?
Sí, lo estoy poniendo en práctica en una hectárea de viñedo que tengo en Cristimil, aquí en Padrenda,  la cual, en este momento, si le hacemos una analítica arroja cero residuos, y está funcionando bien.
¿Ve posible aplicar este tipo de viticultura natural en O Salnés?
No es que lo vea posible, es que es fundamental, es que si no apuestas por ella no vas a tener quien te compre el vino. Yo, que me formé en Alemania, comprobé como allí la manzana, que se produce mucho, con tratamientos químicos no tiene mercado, se quieres venderla, la manzana debe tener cero residuos, y eso mismo va a pasar con el vino.
¿El sistema de producción actual del albariño, según usted, pues, no tiene futuro?
Con el sistema actual de protección de la planta no lo tiene, porque no lo va a tener el vino resultante. Este año la Consellería do Medio Rural ya ha realizado muestreos en las riberas del Umia, ha encontrado residuos y ha comenzado a remitir notificaciones a los viticultores conforme no han respetado las zonas de no tratamiento. Europa lo exige para una red de muestreos, de momento son datos estadísticos, pero es un paso previo a lo que va a venir.
Lo pinta negro… y hay viticultores que hablan de persecución.
No es persecución, es que hay que reconvertir el modelo porque te van a prohibir producir así, no sólo la legislación, que en este momento emana todo desde Bruselas, sino el mercado, porque va a rechazar el vino con residuos. O te reconviertes o cierras, no va quedar otra.

Otra imagen de nuestro protagonista
¿A qué se debe que haya habido este años ataques de mildiu tan importantes cuando en lo climatológico, sin embargo, no ha sido un año que pudiera haberse considerado malo para la viticultura?
A que posiblemente hemos sufrido el ataque de una cepa de mildiu resistente a las familias de anti-mildius que se aplican en nuestra zona. En casos así, por mucho que trates no lo vas a solucionar. Pero es que en Francia los laboratorios van por delante: detectan la cepa y advierten qué sustancias van a ser ineficaces. Aquí vamos, como mínimo, siempre 25 años por detrás.
¿Y tiene que ver el aumento del mildiu, y de las plagas en general, con la proliferación del viñedo?
¡Por supuesto! Pasó con el kiwi, que cuando llegó aquí no tenía enfermedades, y ahora sí. Y es que la agricultura también sufre en esos casos las consecuencias de la globalización.
Hay quien está empezando a apostar por el olivo como alternativa, argumentando que precisa pocos tratamientos. ¿Si se expande aumentaría también sus plagas?
¡Claro que sí! El olivo ha sido siempre un cultivo extensivo. En el momento en que la industria alimentaria aprieta para producir de forma intensiva, en alta densidad y vender ese aceite a un precio más competitivo en el mercado, es ahí cuando empiezan los problemas para el agricultor. Y lo mismo ocurre en La Mancha en este momento con el viñedo. 

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