sábado, 12 de agosto de 2017

conversas.com 
Francisco Abollado Fernández "Pichi"
Profesor de baile tradicional

Este pontevedrés imparte clases de baile regional desde hace 30 años, una disciplina a la que llegó de joven casi por casualidad, pero se convirtió para él en toda una pasión. Tanto que desde finales de los 80 vive entregado a una labor de recopilación de canto, baile, vestuario y juegos tradicionales que lo ha llevado por centenares de aldeas de toda Galicia. Desde 2014 dirige y enseña baile regional en el Centro Social de Dena a una treintena de alumnos vinculados a la asociación cultural “Penaguda”, la única formación que lleva promoviendo desde hace décadas esta actividad en el municipio meañés.

“EL FRANQUISMO SUPUSO LA DESAPACIÓN DE LOS SERÁNS AL PROHIBIR LAS REUNIONES DE GENTE”

Pichi Abollado, profesor de baile tradicional
¿Cómo se inicia usted en el mundo del baile regional?
Fue con 14 o 15 años en que unas amigas del instituto en Pontevedra que bailaban nos animaron a un grupo de chicos a probar. Fuimos, nos gustó y nos integramos. Cierto que luego los otros fueron dejando, y yo fui el único chico que siguió.
¿Y cuándo le enganchó definitivamente?
Casi del el principio, a mí me gustaba el baile, poco a poco me fui metiendo y se convirtió en toda una pasión. Al poco una profesora del instituto me propuso darles clases de baile a los chavales de una aldea de Ponte Caldelas llamada Caritel. Pretexté que llevaba poco tiempo en esto, pero ella me animó y fue así que me inicie en la enseñanza con apenas 16 años. Y en Caritel fue donde quedé prendado al ver que las abuelas, que eran las que llevaban a los nietos a baile, al final de las clases se animaban con la pandereta y se ponían a cantar. Entonces empecé a preguntarles y ellas comenzaron a hablarme de los “seráns” de antes.
¿Qué eran los “seráns”?
Los “seráns”, conocidos en otros sitios como “foliadas”, “ruadas” o “pola vilas” en la montaña de Lugo, eran encuentros que se celebraban al anochecer en las aldeas, en que la gente se juntaba en un “cortello” que preparaban, llevaban panderetas, alguna de percusión, y allí, muchas veces a la luz de un candil cuyo aceite costeaban entre todos, tocaban y cantaban muiñeiras, jotas, agarrados… Y la gente bailaba, era la fiesta que tenían.
El baile folklórico es hoy un arte con mayoría de mujeres…
Es más femenino porque a los niños en edades tempranas les tira más del fútbol, pero no  es exclusivo, yo mismo llevo grupo donde tengo seis y ocho parejas de hombre y mujer.
¿Es un arte a la baja en los últimos años?
Decir a la baja quizás sea un tanto exagerado, porque empiezas a ver por la redonda y aparecen varios grupos. Pero sí es cierto que esta zona está sufriendo algo más en comparación el zona de A Coruña o la Costa da Morte.


Pichi Abollado vista por el objetivo de Iñaki Abella

¿El franquismo supuso un palo al baile regional?
Sí, no tanto por el baile en sí, sino porque el franquismo impedía las reuniones, por lo que ese ambiente de “seráns”, tan típico de Galicia, fue desapareciendo dado que, al fin y al cabo, no dejaban de ser reuniones de gente, aunque fuera sólo para bailar.
Usted lleva años recorriendo aldeas buscando recuperar cantos y bailes tradicionales. ¿Cuándo empezó con esa labor de recopilación?
Uf! La primera vez fue en 1988 y desde entonces ha sido algo que llevo repitiendo junto con mi mujer y un compañero de A Estrada. En todo este tiempo hemos recorrido centenares de las cuatro provincias gallegas. Es una labor urgente por cuanto quedan pocos testigos de esa tradicional oral y, si no la documentas ahora, se perderá para siempre.
¿Algún criterio a la hora de elegir los lugares?
No, simplemente cogíamos un mapa y nos echábamos a la carretera. Cuando llegas a una aldea preguntas por los mayores, te entrevistas con ellos, les preguntas si tocaban, si bailaban… Muchas veces lo que haces primero son contactos, porque a algunos les da reparo, o simplemente recelan. Le cuentas lo que quieres hacer y los emplazas a una segunda cita. Cuando regresas en esa segunda cita, ya todos juntos, se muestran más confiados: cantan, bailan y no ponen trabas a que tú grabes el canto y los pasos de baile. Pero no sólo te paras en eso: también recopilas vestuario, toques de pandereta, juegos tradicionales, cuentos, historias… Para mí es un mundo apasionante.

Nuestro protgaonista en una imagen de su archivo
En esa labor: ¿halla más material en una que en otra, caso del interior o a la costa?
En el interior encuentras más por la razón que los mayores se quedaron en la aldea y las nuevas generaciones emigraron a la costa. Pero también en la costa coruñesa, y en especial la Costa da Morte, encuentras cosas muy interesantes.
¿Alguna zona por recorrer o alguna labor concreta en cuanto a recopilación en mente?
Ahora estamos centrados en la recuperación de un instrumento tradicional que hemos encontrado en la zona de Lalín y en la sierra do Suido en Pontevedra, y que llamamos pandeiro redondo, para diferenciarlo del habitual que era cuadrado. Era un pandeiro a modo de “peneira” con una doble piel, por arriba y por abajo, que se colocaba entre las piernas y se tocaba con unas baquetas.
¿Difiere mucho la muiñeira, el alalá u otros cantos o bailes de una zona a otra de Galicia?
Sí, no es lo mismo una muiñeira de A Fonsagrada que otra de Mondariz o de la Costa da Morte. Existe una base común pero luego varía en la forma, por ejemplo en la zona de Carballo y A Coruña la muiñeira se baila con puntos más largos, esto es, con más movimientos entrelazados.
¿Y esa música gallega traspasa fronteras y se canta o baila en Asturias, León, Portugal…?
Sí. Lo mismo que las zonas fronterizas gallegas importan formas vecinas de fuera, pongamos por caso en A Fonsagrada se perciben modos asturianos, en Salvaterra, portugueses… también la muiñeira gallega llega a esas zonas del exterior, no es, digamos, algo exclusivo de Galicia.
Si tuviera que convencer a algún padre para enviar a hijo de corta edad a baile regional, ¿qué le diría?
No quiero convencer al padre o a la madre, en más, yo en ocasiones les digo que no fuercen al niño, es algo que tiene que gustarles.
¿Existe una edad ideal para iniciarse en el baile regional?
Cinco o seis años, antes no tienen coordinación de movimientos. Con un año de práctica un niño está bailando.
¿Se aprende peor siendo adulto?
No, los adultos tienen interés, y cada vez más hay más grupos, de hecho yo mismo llevo varios. Ese interés hace que el adulto aprenda más rápido, al niño, en cambio, tienes que introducirle un componente lúdico para que combine juego y baile, y eso atraiga su interés.




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