sábado, 10 de febrero de 2018


Los marcos ó mojones de piedra no sólo se han usado en Galicia como lindes de fincas dado que, en ocasiones, municipios y, dentro de ellos, hasta parroquias, cuentan con esos postes de piedra anclados al suelo para delimitar territorios, en aras a dejar claras la línea de linde con los vecinos. Aunque muchos han desaparecido, todavía hoy se conservan algunos de estas simbólicas piedras. Dar con ellas resulta labor ardua si no se cuenta con la guía de ancianos del lugar, ávidos de legar su testimonio a futuras generaciones.

MOJONES DE FRONTERA

Placa sobre la casa de Mosteiro marca el límite de Santo Tomé de Nogueira
En Mosteiro-Meis, en la calle conocida como Rampa de Feira que da acceso a la Plaza de España, en el lintel de la fachada de una vieja casona que mira a la calle, en una placa de mármol reza literalmente: “Límite de Santo Tomé de Nogueira y San Vicente de Nogueira”, recuerdo de una división administrativa que hoy no existe. “Antiguamente -explica Isidoro Dios, vecino de la villa- existían tres parroquias en esta zona, que eran las de Santo Tomé, San Vicente y San Lorenzo, las tres de Nogueira. El barrio de Mosteiro se partía entre las dos primeras. Pero aquella división administrativa no tiene ya vigencia hoy, por cuanto las tres parroquias se agrupan ahora bajo el nombre de Nogueira, a secas”.
La casona, número 3 de de aquel Santo Tomé,  deshabitada en la actualidad, fuera en el pasado una reconocida casa de comidas, tienda de ultramarinos y estanco de la villa, la cual regentaba Pastora Rodríguez y su hija Carmen a finales de la década de los 50 del siglo pasado. Durante algunos años una de sus estancias fue además consultorio de Don Cándido, el médico de la villa, y en la primera planta residió con su familia el también médico Don Florentino Hurlé, que pasaba su consulta en Pontevedra. Carmen Reguera, que se hizo con la casona por legado familiar, reconoce que una de sus ilusiones “es restaurar esta casa porque forma parte de mi infancia, en ella me crié con Pastora y su hija Carmen, que era mi madrina, y aquí pasé algunos de mis mejores años”. “Cuando era casa de comidas -rememora- el salón se llenaba con feriantes y gentes de todos lados que acudían a la feria del Mosteiro, que se celebraba arriba en la plaza. Tanto Pastora como Carmen servían comida casera y tenían fama de ser buenas cocineras, razón por la que el comedor de la planta baja, que era todo a un correr, se llenaba de gente cada día de feria”.
La citada placa, que precisa el límite entre las parroquias de Santo Tomé y San Vicente, según refieren los viejos del lugar, “siempre estuvo allí”, si bien algunos, por lo usual de la estampa, admiten no haber reparado en ella. El vial que sube hacia la plaza de España marcaba aquel límite, hoy desaparecido, y así las viviendas de la otra orilla de la cuesta pertenecían ya al entonces San Vicente de Nogueira.

Maximiono Villanueva se apoya en el mojón en el alto de O Busto
donde se unen los concellos de Meaño, Sanxenxo y Poio
Unión de tres concellos
Pocos lindes en la comarca son tan visibles y claros como este. Dar con los mojones que delimitan municipios y localidades resulta tarea ardua si no se cuenta con el testimonio de algunos de los ancianos del lugar. A sus 74 años, Maximino Villanueva, a la par que camina para mantenerse ágil a su edad, se brinda a guiarnos por el monte de Armenteira. De su mano, y amparados en un mapa topográfico de la zona, damos con el punto  exacto del monte de O Busto donde un mojón de cuatro caras y 1,20 metros de altura, firmemente anclado en el suelo en medio de un camino forestal, marca, cerca de la cumbre del Outeiro da Calle, el punto exacto en el que confluyen los municipios de Meis, Poio y Meaño. El mojón presenta inscripciones en sendas caras, siendo legibles dos de ellas donde reza “N1” u “Pi”. 

Maximino Villanueva señala el mojón que limita los ayuntamientos de Meis y Poio
Desde lo alto, y siguiendo la línea del cortafuegos que separa los concellos de Poio y Meis, divisamos al otro lado de la carretera, y en la parte baja, otro mojón de similares características.  Bajamos hasta él, cerca ya del lugar conocido como Foxo das Vacas. “Este mojón -explica Maximino Villanueva- es un marco que colocaron hace algunos años los comuneros de Poio y de Meis para delimitar bien la masa forestal que correspondía a cada comunidad”. En una de sus caras se lee “MVMCP Busto” y en la otra “MVMCD Arén” (en relación al barrio de Samieira). De la mano de nuestro protagonista damos con un tercer marco, éste de dimensiones más modestas, a pie mismo de la intersección del camino forestal con un cortafuegos, en las faldas que caen del Outeiro de Palaimos, y que marca también el linde entre Meis y Poio.

Linde Meaño-Sanxenxo
Carmen Bouzada (D.E.P.) en el mojón de su viña en Dadín
que separa los concellos de Meaño y Sanxenxo
En el barrio de Dadín en Dena la era el Carmen Bouzada alberga en medio de una parra de viña otro de estos mojones que, en su caso, marca el linde entre los concellos de Meaño y Sanxenxo. “Esto es la Pirenaica -bromeaba la anciana que contaba 85 años cuando nos lo mostraba en 2013-, porque justo hasta aquí llegan los dos municipios”. “Antes -explicaba- solían venir a pintar la piedra algunos técnicos y lo marcaban con unos números, para eso de los mapas. Por ello nosotros en casa no quisimos quitar nunca la piedra, pese a que está justo en medio de la viña”.
Existen también mojones que delimitan parroquias dentro de un mismo concello. Así en al área industrial de A Pedreira, a pie de la PO 9305 que une Dena y Barrantes, se sitúa uno de estos marcos que descubrimos de la mano de Ramón Piñeiro -conocido como como Moncho “O Ferreiro”-, un vecino octogenario de Padrenda que nos guía al lugar, donde precisamente él posee una tira de monte. En su caso es una piedra curva de grandes dimensiones que emerge del terreno y que está hoy camuflada entre brotes que eucalipto que lo cubren. “Cuando éramos jóvenes -rememora Ramón Piñeiro- recuerdo que un grupo de jóvenes de Sisán, cuando pasaban por aquí, solían apostarse contra la piedra y se retaban entre sí intentando derribarla, pero por mucha fuerza que hacían el marco no se movía un ápice”.

Mojón de Paradela que separa las localidades de Meaño y Lores
Otro de estos los marcos lo encontramos en Paradela de Lores (Meaño), en la era de la otrora bodega “Casa de Arcas”, proyecto auspiciado en su día por el cosechero Manuel Padín. Se trata de mojón ubicado en una parra de viña e pie de la pista que sube desde Paradela hacia Río da Vila. El mojón delimita en ese punto el límite entre las localidades de Lores y Meaño. “Cuando mi padre se casó y vino a vivir para esta casa -apunta hoy el hijo de Manuel Padín- el mojón ya estaba en este mismo lugar y pese a que, dado su tamaño, ocupa parte de la viña, nunca nos planteamos retirar la piedra porque tiene su razón de ser”.

Límites nacionales
Mojón en A Pedeira que marca el linde entre Xil y Padrenda
No sólo entre concellos y localidades, sino que incluso en las fronteras con Francia en los Pirineos o, en su caso, en el sur de Galicia con Portugal, centenares de mojones son verificados cada cierto tiempo por los concellos limítrofes. En los años 40 del pasado siglo también se dispusieron otros de hormigón en carreteras y, aunque en el caso de Meaño, algunos vecinos atestiguan que varios coincidían con los límites entre parroquias, estos fueron desapareciendo las reformas y ampliaciones de viales.
Cierto que la ausencia de estos mojones ha provocado en ocasiones discrepancias entre concellos a la hora de delimitar sus propio municipios. Uno de los más recientes en la comarca de O Salnés lo conoce Meaño en sus lindes con Sanxenxo, Cambados y Meis. Y es que en 2014 una revisión catastral, replanteaba en algunos puntos los límites entre ellos y, como consecuencia, Meaño perdía diez viviendas que pasaban a concellos limítrofes. En concreto se trataba de seis viviendas del barrio de Tanoira (Padrenda-Meaño) más una en Coirón (Dena), que pasaban a Cambabos; una vivienda de Cobas que se trasladaba a Meis; y dos casas de Viliquín (Dena) que caían en Sanxenxo.

Otro mojón en el monte Castrove que separa los municipios de Meis y Poio
Sus propietarios reclamaron ante Castastro el seguir perteneciendo a Meaño. En el caso de Ramón Caneda, con su vivienda 31-C en Viliquín, quien presentaba incluso un certificado catastral de 2005 que acreditaba que su casa había sido construida en suelo de Dena, su petición fue aceptada por lo sigue incluida en Meaño. José Manuel Otero y su esposa Mª Luisa Naveiro, no tuvieron igual suerte, y su vivienda nº 47-C de Viliquín, se trasladó  a Sanxenxo. Otros siguen continúan aún en el limbo peleándose aún con la administración para dirimir el ayuntamiento al que en realidad pertenecen. Ni el concello de Meaño, que presentara también en su día alegaciones para que esas diez viviendas siguieran en su término municipal, obtuvo desde entonces respuesta oficial alguna por parte de Catastro.

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