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Juan Carlos Méndez Afonso
Mecánico de Talleres Ménfer
Nacido
en Vilalonga y afincado en Dena, nuestro protagonista acaba de cerrar las
puertas de su pequeño taller. El suyo ha sido un referente en Dena en los
últimos 29 años, el único de su género especializado en ciclomotores, maquinaria
agraria y bicicletas. Para él fueron 46 años de profesión, en la que se
iniciaba con apenas 14, trabajando en el engrasado, mantenimiento y reparación
de la maquinaria industrial en las cerámicas de su Vilalonga natal. Luego llegó
el salto a la formación acelerada para abrir su pequeño taller en Dena.
“EL VESPINO MARCÓ A UNA GENERACIÓN DE JÓVENES”
Juan Carlos Méndez en su taller de Dena |
Lo
abrimos entre dos en 1990 como sociedad limitada, pero con el tiempo pasó todo
a mis manos, y así se mantuvo hasta hoy… bueno ayer. Cerré por jubilación, y
ahí se quedó el local, en un bajo al lado de casa, con todo esto dentro
(muestra la maquinaria que llena el local). Ha sido un pequeño taller mixto, de
ciclomotores, maquinaria agraria pequeña… y hasta bicicletas. Hoy están en extinción.
A finales de los 90 era ya el único de su género en el municipio. Ha sido el
último, no creo que abran ya más de su género en Meaño.
Usted como mecánico ¿desde cuándo?
Trabajé
de mecánico 46 años. Me inicié en la maquinaria de las cerámicas de Vilalonga,
engrasándolas y reparándolas, cuando yo contaba sólo 14 años. Luego, con 18, vi
que aquel mundillo me gustaba y que podría ofrecerme una salida profesional.
Por eso fui a Vigo a cursar la Formación Profesional Acelerada, que era un
curso intensivo de 6 meses de mecánica en general, con mucha práctica. Allí
aprendí de lleno el oficio. Desde entonces ha sido para siempre mi vida,
ciclomotores, maquinaria agraria…
¿Cómo sobrellevó el taller los años
duros de la crisis?
En
cierta medida bien, porque la crisis alentaba a decidirse más por cualquier
reparación. Cierto que la época dorada fueron los años 90, con la fiebre de los
ciclomotores, primero el Vespino, que marcó a una generación de jóvenes, luego
el biscuter. En aquellos años dorados fuimos hasta tres mecánicos trabajando
aquí.
Nuesstro protagonista con el vespino de su padre |
Antes
había mucha permisividad, cualquiera podía conducir un ciclomotor a los 14
años, sin matriculación, sin examen, sin casco… Bastaba con un simple trámite
para obtener el permiso. Luego la normativa se fue endureciendo: hoy al chaval
se le require tener cumplidos los 15 años, superar un examen teórico y una
prueba práctica en circuito cerrado, matricular el ciclomotor, abonar por todo
ello las tasas… Las cosas se complican.
Fue también un taller de bicicletas, ¿no?
Fue también un taller de bicicletas, ¿no?
En
cierta medida, sí. Se arreglaban cuando nos las traían, pero nuestro fuerte
eran los ciclomotores y la maquinaria agraria: empezaron las motoazadas de
gasolina, las desbrozadoras de brazo, motosierras, el motocultor diesel…Y
luego fueron creciendo los cortacéspedes, porque antes nadie tenía césped
adornando la fachada de su casa, pero desde hace 20 años para acá todos en Dena
quieren su trocito de césped para embellecer la finca, donde antes cultivaban
cada palmo.
Ha cerrado el taller pero su interior rebosa de viejos ciclomotores, maquinaria agraria…
Ha cerrado el taller pero su interior rebosa de viejos ciclomotores, maquinaria agraria…
Lo
han ido dejando los clientes, algunos no los querían, porque la reparación era
demasiado costosa, y como no tenían donde meterlo fueron aparcándolo aquí.
Aunque ha dejado su actividad, ¿no se
plantea restaurar y recuperar uno de estos ciclomotores de época?
¡Qué
va! Hay ciclomotores que sí gustaría recuperar, pero la verdad quedé muy
cansado de la mecánica. Si acaso, recuperar aquel Vespino (señala), al que le
tengo mucho cariño, porque era el de mi padre, y ahí mismo quedó parado desde
2012 en que falleció. De hecho, está dado de alta, tiene su matrícula y paga
sus impuestos, pero no se ha movido desde entonces. También tengo aquella
Torrot (señala en el centro del taller), es un ciclomotor que causó furor hace
años y, en concreto, ese está prácticamente intacto, cuatro ajustes de nada y
va como una seda, pero ahí quedó. Aquí hay mucho para restaurar, si uno tiene
pasión por este mundillo… que ya no es mi caso (risas).
Juan Carlos Méndez ha dicho adiós a su profesión |
Sí,
aquella Orbea, la acabaron dejando aquí y tiene más de 40 años. A poco que nos
ponemos con ella, sacamos a la calle una joya de época (risas).
¡Y vemos hasta minimotos!
Sí,
esta la dejó un cliente… Algunos las traían por aquí, pero ese tipo de motos no
me gustaban, al poco dejé de atenderlas porque se movían al margen de la norma.
¿Y este?
Este
es un patinete de gasolina, montado con un motor de cortacésped. Fueron los
primeros de su género en el mercado. Es una reliquia, ahora se impone es el
patinete eléctrico.
¿Considera que su viejo taller deja un hueco para llenar en Dena y, por extensión, en el municipio meañés?
Desde
luego. Yo acabo de cerrar por jubilación, no por falta de trabajo, porque a
veces no daba para tanto. Si a un joven le gustara la mecánica, se formara y
pusiera en marcha un taller de este tipo, tendría futuro en Dena, porque no hay
otro especializado en ciclomotores. Y taller agrario, solo hay uno, arriba en Meaño,
pero en Dena, que es la población más grande, nada de nada.
¿Qué ha sido lo mejor y lo peor que se
lleva de sus 46 años de mecánico?
Lo
mejor, la relación con la gente, con los clientes asiduos, a lo que le doy las
gracias. Lo peor es la suciedad, el mecánico, siempre con las manos manchadas…
me dejó hasta el gorro (risas).
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