domingo, 27 de noviembre de 2022

 

conversas.com
Sofía Arangio
Jugadora del Inelsa Solar Asmubal 


Con tan sólo 19 años la joven promesa argentina Sofía Arangio, que venía de ser internacional con la selección juvenil albiceleste, cruzó el charco el año pasado para embarcarse en el balonmano español de manos del Rocasa canario. En este dio el salto a Galicia, para venirse al Inelsa Solar Asmubal meañés con Juan Costas, buscando una progresión que atisbaba con cortarse en la islas, y poder dedicarse  su pasión que es el balonmano.

“EL CONSEJO DE JUAN COSTAS ES QUE EL ERROR ESTÁ PERMITIDO”

Se tiene que tener coraje para cruzar sola el Atlántico con tan sólo 19 años, llamada por el balonmano español. ¿Cómo surgió y lo encajó la familia?

En parte surgió fruto del COVID, mi agente dio con la propuesta del Rocasa canario… Venir a España, donde el balonmano es profesional y el país una potencia en este deporte, era tentador. En Argentina, en la práctica, el balonmano es un deporte amateur y fue la entrenadora Alejandra Rodríguez quien que hizo crecer en el club Luján de Buenos Aires. De ahí llegué a la selección juvenil. Cuando hablé con mis padres el venirme para acá, en principio les sorprendió, pero al poco me alentaron mucho, que aquella era mi ocasión.
A sus 19 años ¿Cómo resultó la experiencia canaria?
Fue muy dura, echaba en falta la familia.  A mí, que soy tímida, me costaba abrirme, sentía que no encontraba mi sitio. En los últimos partidos al final iba contando con pocos minutos, mismo cuando jugamos allí la fase de ascenso allí con el Asmubal, jugué muy poco. El agente y yo hablamos entonces de la posibilidad de un cambio de aires, a mi edad necesitaba jugar para poder progresar. Y ahí apareció el técnico Juan Costas, con el que ya en Canarias había hablado mi representante. Cuando la oferta me llegó en verano no lo dudé.
Amén de la necesidad de un cambio: ¿Que pesó a favor para elegir Meño?
Que Juan Costas nos parecía el entrenador idóneo para hacerme progresar, y también la presencia de Agustina Ballada, la otra argentina del Asmubal, porque eso siempre une en la distancia. Bueno y, por qué no, la posibilidad de venir a una Galicia que había sido la tierra de mi bisabuela Consuelo y su hijo, a la postre, mi abuelo, Benito.


¿De qué parte de Galicia eran sus ancestros?

Tengo entendido que de la zona de Pontevedra. La bisabuela Consuelo se fue con su hijo Benito para Argentina cuando él era chiquillo.
¿Cómo está resultando la experiencia en Meaño en estos meses?
Es el segundo año fuera en España y eso ayuda pero, sobre todo, se hace en Meaño se mucho más gracias a un club y un equipo muy lindo: me han acogido muy bien desde el primer día, me facilitan todo, compartimos vivienda tres jugadoras, que somos Agustina, Eli y yo. Mismo durante la semana visionamos juntas en intenet los partidos del próximo rival, hablamos de ello, vamos y venimos juntas del pabellón… Es un ambiente acogedor.
¿Nota un carácter diferente entre gente canaria y gallega?
Allí era más una ciudad, todo era más anónimo. Aquí, cambio todo es mucho más cercano: mismo la gente te saluda por cortesía al cruzar, aunque no nos conozcamos, esa costumbre me sorprende, resulta acogedor. Luego, otra gente que te ve en el pabellón, tocan la bocina cuando paso con Agustina, que a ella la conocen más, una se siente arropada, eso lo hace todo mucho más fácil.
Sobre la cancha: ¿cuál es ese consejo que siempre le da Juan Costas?
Que el error está permitido, que no me retraiga, que me atreva y encare. Él es un entrenador que sabe llevar muy bien el grupo, sabe gestionar mi ansiedad y me calma cuando la situación lo requiere. Lo tiene muy claro en el balonmano y con el equipo.


El Inelsa Solar Asmubal esta temporada, con Sofía Arangio,
segunda por la izquierda, abajo

Como jugadora, ¿cuál es su punto fuerte?
Creo que mi punto fuerte está siendo la defensa, en Meaño estoy disfrutando en la defensa como nunca lo había hecho antes.
¿Y el débil?
Tal vez, el dudar de mi misma cuando las cosas salen mal. Es lo que tengo que trabajar mentalmente.
¿Cómo es su día a día en Meaño?
Buena parte del día lo centro por las tardes en el pabellón. Allí trabajo toda la semana entrenando a los equipos de benjamines y alevines. Luego, tres días a la semana toca entrenamiento sénior de 20 a 22,30 horas.
¿Compagina balonmano y estudios en España?
En el primer año que vine a Canarias no lo hice, era un año difícil al estar lejos de la familia. Este año estoy animada. Me gustaría hacer el curso de monitora de balonmano en España, mismo estudiar Educación Física pero, de momento, no puedo por los cupos.
Para acabar, ¿una ilusión?
Poder vivir con el balonmano, jugando y formando a los niños y niñas. Siento que ese primer paso empiezo a darlo en Meaño.


De negro, las jugadoras del Asmubal celebran al término del partido el punto conseguido ayer sábado en Canarias ante el Rocasa (33-33)


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