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Manuel Méndez Casal
Enólogo de "Albariño do Ferreiro"
Este enólogo y joven empresario meañés, Manuel Méndez, participaba
este año en el Forum del Basque Culinary Center en San Sebastián, una cita con
congregaba a un centenar de jóvenes vinculado al mundo del vino y la
gastronomía, entre ellos dos gallegos, el melidense Martín Vázquez, jefe de
cocina del restaurante Culler de Pau, y este joven enólogo meañés. Norma, que
del centenar de pioneros respondían a jóvenes de menos de 30 años. Méndez Casal
dirige una bodega familiar legada por su padre Gerardo Méndez, una de los
bodegueros más reconocidos en Rías Baixas. Ahora le toca asumir la riendas de
una firma que embotella, en un año bueno, entre 90.000 y 100.000 botellas.
Entre sus caldos su albariño “Cepas Vellas” es uno de los que viene estando
presente en la propia Casa Real española. La prestigiosa revista “Wine
Spirits”, clave para la presencia en el marcando norteamericano, ha catalogado
en 2019 esta bodega como una de las 100 mejores del mundo.
“UN ALBARIÑO PUEDE AGUANTAR EL PASO DEL TIEMPO”
Manuel Méndez, visto por el objetivo de I. Abella |
Ha
resultado ilusionante, y sobre todo me ha ofrecido la oportunidad de muchos
contactos y el conocer ideas pujantes en el mundo de la gastronomía y del vino.
¿Cuáles eran los temas que ponían sobre
la mesa?
El
cómo será el cliente del futuro y que, a buen seguro, será cada vez más
exigente. Por eso nosotros tenemos que ser más exigente con el producto que
ofrecemos para tener éxito. El otro tema es la sustentabilidad, el desarrollar
proyectos sustentables con el medio. Son dos temas que coincide con la
filosofía de nuestra bodega, supongo que de ahí, en buena parte, la invitación
que recibí para participar en el evento.
Usted se halla metido en el relevo
generación con la firma Albariño do Ferreiro, y que ha llegado a sus manos de
su padre Gerardo Méndez, una cara muy reconocida en el Consello Regulador por
una tradición de décadas: ¿Cuáles son los retos que afronta uste con el legado
en la bodega?
El
reto que ha echado a andar, y que ya está consumado, es el que elaborar vinos
que, aún siendo todos ellos albariños Rías Baixas, se diferencien en función de
los suelos. En O Salnés tenemos, en realidad, cinco tipos de suelo, los cuales
pueden ofrecer al público cinco albariños distintos. Y en esa labor estamos
metidos ahora en bodega, elaborando un vino en función de los diferentes suelos
que tenemos. Es una forma de satisfacer el paladar cliente, que cada vez es más
exigente.
¿Y qué suelos tienen ustedes en
explotación?
Varios,
pero no todo los tipos. Explotamos un suelo de pizarra oxidada en Adigna
(Sanxenxo), que ha alumbrado un Albariño de Ferreiro Adigna; luego un Lourido,
merced a los viñedos que explotamos en Castrelo, con cepas criadas sobre un
suelo de granito descompuesto, viejo, cerca del mar. O el albariño Dous
Ferrados, que responde a la mezcla de suelo rojizo de Adigna con otros, y que
fermentamos en barrica de 14 años… Y así otros. Se trata de elaborar un
albariño en función de cada suelo, o en ocasiones mezclando suelos.
Manuel y su padre Gerardo Méndez ante su viñedos en Lores. Foto: I. Abella |
¿Un suelo condiciona un albariño?
Sí,
juega lo suyo en los matices y las sutilidades del vino. El Lourido procede de
viñedos más expuestos al mar, que no tienen que ser precisamente en la línea de
costas, porque, lo que en realidad determina, es la exposición a la influencia
marítima. Mismo en parte de nuestra zona, la bruma de la ría de Pontevedra es
empujada por los vientos se sur, y la hace subir por la ladera, llevando esa
influencia del mar más adentro de lo normal. Esa influencia se traduce en más
afrutado y mineralidad. O en el viñedo de Adigna, donde existe una veta de
suelo de pizarra oxidada, de 2,5 kms de ancho, que va desde Oporto a Inglaterra
y que se originó cuando la costa gallega. Ese suelo rojizo va a incidir sobre
la uva y el vino resultante. En altura, por el suelo, podremos obtener vinos
con un componente algo más amargo.
¿Y cuál deberá ser su apuesta para al
futuro?
La
del tinto Rías Baixas. A día de hoy tenemos una producción meramente
testimonial con caíño tinto. La ilusión es crecer por ahí, porque los tintos
son Rías Baixas son vinos a los que le vemos mucho potencial.
Dada su juventud y con todo lo que tiene
por delante: ¿Cómo se imagina el sector del albariño Rías Baixas, pongamos por
caso, dentro de 30 años?
Un
sector donde el consumidor tenga asumido que el albariño no es un vino de
consumo rápido, y que sea reconocido para entonces como un “vino de guarda”.
¿Qué es un “vino de guarda”?
Un
vino que aguanta el paso del tiempo, que se puede, literalmente, guardar. Está
aceptado que un albariño que es dos años viejo, pierde y no tiene mercado. Pero
nosotros, desde hace 20 años que venimos realizando catas verticales en bodega,
en las que venimos catando albariños de 4 ó 5 años, incluso más, nos estamos
dando cuenta de que pueden mantener todas sus cualidades.
La nueva imagen fresca del sello Albariño de Ferreiro |
No,
más bien es una labor en la viña. La viticultura es clave para lograr una uva
de gran calidad, y esa calidad se traducirá a un vino que perdure en el tiempo.
Mismo en Estados Unidos, el cliente nos demanda, no un vino del año, sino que
tenga 3 o 4 años, porque el hecho de que se trate de un albariño de añadas
anteriores, hace que el cliente norteamericano lo valore más. No en vano en
este momento, se está consumiendo allí nuestro albariño de 2016, y entrando el
de 2017.
¿Qué papel juega la exportación en una
bodega familiar como la que usted dirige?
Juega
un papel fundamental, sobre todo el mercado estadounidense, que para Albariño
do Ferreiro supone el 40 por ciento de la exportación.
¿Están sufriendo ya las consecuencias de
los aranceles que acaba de poner la administración Trump a los vinos europeos?
Nosotros,
en la firma, de momento, no. Esos aranceles se traducen en un 20 por ciento,
pero se baraja un incremento mayor, que podría llegar al 100 por cien, y que sí
resultaría muy lesivo. Pero con ese 20 por ciento, nuestro cliente en Estados
Unidos puede afrontarlo. De hecho es un cliente muy fiel.
Esa sustentabilidad de la que hablaba en
relación Basque Culinary Center, ¿pasa en el mundo del albariño por la
reducción de los tratamientos fitosanitarios?
Pasa
por ahí, sí o sí, porque de hecho la normativa está retirando varias sustancias
activas del mercado. Pero la solución para reducir fitosanitarios pasa por una
buena viticultura: preparación adecuada de suelos, nuevos sistemas de poda en
los que ya estamos investigando, optar por espaldera o parra en función del
suelo y la zona, la exposición… Cierto
que luego en Rías Baixas estamos muy expensas de clima, y un mal año nos puede
hacer tirar más de fitosanitarios. Pero una buena viticultura hará una viña más
saludable, más fuerte, y eso permitirá reducir fitosanitarios.
En la aplicación de fitosanitarios
ustedes en campo están empleando sistema para reducir los daños sobre la
población ¿no?
Sí,
estamos utilizando un atomizador que juega con los campos eléctricos: ese
atomizador cuenta atrás con un arco dotado de una carga estática negativa. Y
dado que la viña tiene una carga positiva, lo que ocurre es que la el follaje
atrae el fitosanitario. Con ello se reduce mucho la deriva. Es algo que viene
muy bien en una zona de tanto minifundio, con viñedos en medio de poblaciones y
cercano a viviendas. Cierto que el minimizar los efectos de fitosanitarios
pasaría también por una concentración parcelaria cara al futuro para organizar
las explotaciones.
E, para o cofinamento, a nosa recomendación da semana
(1 minuto para valorar). Para velo pincha no seguinte enlace:
Coñecendo ao escultor meañés PACO PAZOS
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Coñecendo ao escultor meañés PACO PAZOS
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