domingo, 14 de agosto de 2022


 EL ALBARIÑO APUNTA AL MONTE
 

La denominación de origen Rías Baixas ha diseñado para el municipio de Meaño ocho “zonas preferentes” como enclaves de interés para, en consonancia con la Xunta, poder impulsar en ellas la creación polígonos agroforestales destinados a la plantación de viñedo. Por lo de pronto, se trata de un proyecto susceptible de poder desarrollarse en el futuro. Se trata de una herramienta para la expansión del viñedo poniendo en valor el suelo de monte, pero ¿a qué precio medioambiental para el futuro?


Panorámica del monte Penaguda visto desde Meaño

Las ocho zonas preferentes suman un total 210 hectáreas en este municipio, que se traduce en la friolera de 35.000 ferrados. La más grande, con 47,3 hectáreas, es la que se corresponde con el monte Penaguda, un altozano que, cerca de la costa y en pleno valle, se eleva 156 metros sobre el nivel del mar, separando las parroquias de Meaño y Dena. Sus laderas, amén de caer hacia los núcleos poblacionales de ambas localidades, también lo hacen hacia Xil, por los lugares de Valdamor y Ganón. A pie de del monte Penaguda se enclavan tres bodegas de referencia en la D.O., que son la cooperativa Paco&Lola, Bodegas Valdamor (desde este verano, propiedad del grupo Torres que la adquirió hace algo más de un mes por 2,3 millones de euros) y Bodegas Attis (Dena).


Proyecto del polígono agroforestal en el monte Penaguda

Por el contrario, la “zona preferente” más modesta es la propuesta para la zona de monte que discurre entre la parte alta de la las localidades de Cobas y Xil, una ladera en la  que se ha diseñado un espacio de 17,8 hectáreas. De las otras seis, dos son enclaves en Simes, uno en la parte alta de Vilariño y la Tomada Vella, y el otro en la parte alta de Pazos y la ladera que cae desde Catadoiro. Otras dos zonas se perfilan en la parroquia de Lores, una en la zona baja, en la parte de monte que discurre entre la autovía do Salnés y Paradela de Lores, cayendo hacia O Pedroño en Nantes; y otra en la subida desde Freixeiro a lo alto de la dorsal del monte, llegando a las inmediaciones de Sanxenxo.

Por su parte, en la localidad de Meaño, y en base a 22,2 hectáreas, estaría el enclave comprendido en la subida de Trubisquido, A Cachadiña, A Ventosa e inmediaciones de Chan do Monte. Y el último, diseñado es el ubicado entre parte baja de Xil (a la altura de O Pazo, Os Barreiros y As Pozas), y la parte alta de Coirón en Dena. Esta son las ocho, “zonas preferentes” de monte -en su mayoría arbolado- susceptibles de reconvertirse en viñedo.
Aun así, sabe reseñar que estas zonas consideradas “preferentes” no van más allá de ser, por el momento, declaradas como zonas de estudio, por lo que no pasa de una declaración de intenciones por parte de la Denominación de Orixe Rías Baixas y la Xunta. 


Proyecto de polígono A Cachadiña (Meaño) e Simes

Poner en valor la tierra
La política de polígonos agroforestales, que se impulsa a través Consellería do Medio Rural, responde a un nuevo instrumento para la recuperación y puesta en producción de tierras de buena capacidad productiva, que se encuentran abandonadas o infrautilizadas. El objetivo es mejorar la estructura territorial de la explotación y facilitar el acceso a la tierra de nuevas iniciativas productivas. Éstas deberían pasar por cultivos (o actividades ganaderas) considerados de interés para impulsar el sector agropecuario. Y, en pleno corazón de O Salnés, ese cultivo pasa, ante todo, por la viticultura del albariño. Unas zonas interés, para lo que la D.O. ha delimitado un total de 2.230 hectáreas en todo su ámbito de actuación, de ellas las 210 aquí apuntadas para el municipio meañés.
Si en el futuro llegara a desarrollarse un polígono agroforestal de iniciativa pública, bien en Meaño otros enclaves, los destinatarios serían personas interesadas en poner en producción las tierras, las cuales se presentarían a un proceso de concurrencia pública. 


Al fondo, en el centro, zona de monte de alto de Vilariño en Simes

Para hacerlo posible, la Xunta procedería a recoger primero el acuerdo adoptado en consecuencia, cuando menos rubricado por los que posean más del 70 por ciento de la superficie del polígono, y que además exista abandono en más del 50 por ciento de la superficie afectada (excepto que los propietarios se comprometan de por sí a mantener o poner en producción sus tierras). En caso de parcelas de propietario desconocido, se haría preciso el proceso de averiguación de la titularidad de las mismas. Superado el paso, tocaría la elaboración de un proyecto básico para el polígono en cuestión, el cual incluiría la ordenación de usos y, de ser solicitado, un proyecto de concentración parcelaria.
Una vez aprobado, tocaría sacar a concurso público el arrendamiento o venta de esas parcelas, en la que los propietarios escogieran esta opción (parcelas ya agrupadas y con las infraestructuras necesarias ya ejecutadas). El desarrollo de un proyecto así le serviría además a la Xunta para actualizar el catastro e inscribir las parcelas en el registro de la propiedad.
 
Opciones y riesgos

Amén de la iniciativa pública para la creación de polígonos agroforestales se contempla también el hacerlo por iniciativa privada. Puede promoverlo cualquier persona física o jurídica, si bien el proceso debe estar supervisado por la propia Axencia Galega de Desenvolvemento Rural (AGADER). En su caso, se precisa de una superficie mínima de 10 hectáreas sobre las que poder actuar, debiendo concurrir también para ello el acuerdo de, cuando menos, los propietarios que posean más del 70 por ciento de la superficie. Si el informe de viabilidad que le sigue, y que elabora la propia AGADER, es favorable y se declararían esas tierras de utilidad pública e interés social, se procedería con las actuaciones precisas para la puesta en marcha del polígono en cuestión.
Se trata de una herramienta de la Xunta, a la par que una ocasión para tratar de poner en valor tierras óptimas, abandonadas o infrautilizadas, superando el obstáculo histórico del minifundismo que tanto lastró la actividad agropecuaria gallega. Amén de lo económico, entrará en juego la peculiar concepción social que, por tradición, arrastra la propiedad de la tierra en Galicia. Pero también, de cristalizar, supondrá el avance inexorable del monocultivo intensivo del albariño con los riesgos que ello entraña para el futuro sobre el medio y el hábitat. Un riesgo, si cabe, aún mayor con la irrupción de grandes grupos y firmas vitivinícolas del panorama nacional que han comenzado a desembarcar o O Salnés (y Meaño).


Distribución de las ocho zonas preferentes para la plantación de albariño en el municipio de Meaño


Si el lector desea consultar y tener acceso a información detenida proyectos para desarrollar polígono agroforestales, pinche en el siguiente enlace/visor de la Xunta de Galicia:



Desde este Ventanuco trabajamos cada fin de semana para salir al aire de forma transparente e independiente, tratando de ofrecer la información que el búnker niega. 


1 comentario:

  1. Si eso se leva a cabo vai ser culpa de quen lle conceda as suvencions que co diñeiro deles non van a facer nada nin van ter dereitos de plantacions si non se fan chachullos

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