domingo, 19 de enero de 2025

 

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 Sergio Pontes “Piri Pirata”
Acordeonista callejero 


Natural de la localidad meañesa de Dena, y a sus 24 años, Sergio Pontes Hermo se apuesta  con su acordeón y aire de bohermio en las calles allí donde va, para llegar al público con su música y canciones: Vilagarcía, Sanxenxo, Cambados, Pontevedra, Padrón… Pero también este meañés ha pisado calles de Asturias, Vitoria, o mismo Lisboa o Aveiro entre otras localidades lusas. Detrás existe una de esas personas marcadas por la singularidad, la cual le viene dada por las dificultades en la relación con los demás. Para él, la música se convierte en la forma de extrovertirse cuando actúa. Su discapacidad le convierte en un joven que merece la estima por su osadía a superarse en la vida. Algunos le vaticinan convertirse en sucesor de Eugenio Padín, “O Cego de Padrenda”, quien en su día se ganó la vida como músico callejero y que le convirtió todo un personaje de su tiempo. Su otra pasión es el mundo de la dorna. 

“EL ACORDEÓN ME AYUDA A RELACIONARME” 

¿De dónde le viene el nombre artístico “Piri-Pirata”?

De cuando el año pasado estuve tocando en Portugal, dentro del proyecto “Por Mares”, y que formaba parte del programa Teatro Nacional na Rúa. Era un proyecto que llevaba a artistas para mostrarse en directo, y de su mano estuve tocando en Póvoa de Varzim, Aveiro, Figueira da Foz... Viajaba en un barco velero y solía acompañar los platos con una salsa picante que se llamaba “piri-piri”… Así evolucionó el nombre a “Piri-Pirata”. Me sentía como un pirata en barco.
Sus inicios musicales están ligados a la Escuela de Música de Meaño…
Si, aprendí Lenguaje Musical a los 10 años, luego, me inicié con la percusión porque me habían regalado una batería por los Reyes Magos. Con 12 años me pasé a empezar a tocar el piano.
¿Y cómo en una Escuela de Música encaminada al mundo bandístico se decanta uno por el acordeón?
Fue más reciente… hace cosa de hace cuatro años, cuando mi abuelo materno, Francisco Hermo, que es de Boiro, me regaló un acordeón. Ahí me enganché a este instrumento.
¿Cómo se formó en el acordeón?
Fue por mí cuenta, aprendí solo, yo ya tenía mis nociones de solfeo y de piano, y eso me facilitó mucho aprender a tocarlo.

¿Desde cuándo, músico callejero?

Desde hace tres años. Primero me inicié tocando con una guitarrilla y unos amigos en faro de Fisterra, a donde llegan muchos peregrinos. Creo que allí me bauticé como músico callejero. Luego estuve en Asturias, donde me solté con una pequeña guitarra, una gaita, un handpan…
Perdone, ¿qué es un handpan?
Es un instrumento de percusión poco conocido, a modo de un plato al revés, y que emite sonidos como muy relajantes.
¿Y cuándo se quedó el acordeón como instrumento único?
Fue hace dos años.
¿Qué le aporta a sus limitaciones?
Me aporta mucho, el acordeón me ayuda a superar mi singularidad y mis limitaciones. Soy introvertido, me cuesta la relación con la gente, y la música es mi forma de comunicar, de abrirme cuando toco, eso me ayuda mucho a relacionarme y realizarme.
¿Qué temas interpreta?
Música gallega, música de farra, folk… Pero también toco a Manu Chao, Kepa Junkera…
¿Dónde actúa? ¿Dónde le puede ver la gente con su acordeón?
Toco en fiestas allí donde me llaman, pero sobre todo tengo mis rutinas en mercadillos: los lunes suelo estar por Portonovo y Sanxenxo; los martes, en el mercadillo de la Vilagarcía; los miércoles, en Cambados; los jueves, me dejo caer por Marín; los sábados repito Vilagarcía y los domingos opto por desplazarme a Padrón o Pontevedra.


Piri-Pirata en la plaza de Ponte-Dena (foto Iñaki Abella)

Por cierto, hace menos de un mes, el Día de los Inocentes, fue víctima de una broma de muy mal gusto en Vilagarcía.

Sí, estaba tocando en la Rúa Rey Daviña y alguien me arrojó unos globos llenos de agua. Aunque era el Día de lo Inocentes, sólo pido un poco de respeto, más cuando muchos músicos llevamos con nosotros instrumentos de mucho valor y equipo muy delicados que se pueden estropear por un ataque así. Me ha dolido mucho esa actitud…

La música de calle la ha llevado a recorrer kilómetros
Sí, estuve en Asturias, en el País Vasco, Lisboa… En mis viajes hice muchos amigos. Cuando estuve en Victoria conocí y me cautivó la música de Kepa Junkera. En un concierto en el barrio coruñes de Monte Alto, por los treinta años del bravú, tuve la oportunidad de conocer allí y tocar con Pulpiño Viascón, acordeonista “Os Diplomáticos de Monte Alto”, que estaba actuando allí con Xurxo Souto… Pienso en seguir haciendo viajes, llevar allí la música conmigo y conocer músicos.
Una curiosidad, ¿cuántos acordeones tiene?
Tengo tres, el último un trikitrixa, que es un acordeón diatónico de botones, no de teclas, muy popular en el País Vasco. Cuando estuve tocando en Vitoria me gustó mucho este acordeón, y me regresé con un alquilado, tanto me he animado mucho con el folklore vasco.


También forma parte del Grupo de Acordeóns Rías Baixas. ¿Qué le aporta estar en el grupo?

Poder seguir aprendiendo, ser valorado. Pablo Dovalo, que un apasionado del acordeón, está ahí tratando de abrirme puertas.
Hay quien le bautiza ya como heredero del “Cego de Padrenda”.
He oído hablar de ese personaje. Procuraré leer cosas sobre él.
Amén de la música, ¿alguna otra pasión?
El mundo de la dorna. Vengo de acabar un curso de tres meses de carpintería de ribera en A Aixola, en el puerto Marín, centrado en la construcción y restauración de barcos de madera.
¿Tiene usted dorna?
Sí, acabo de hacerme con una vieja dorna prácticamente abandonada en Raxó, que tengo en casa y que quiero restaurar. El dueño me la vendió prácticamente por lo que vale del cambio de papeles para legalizarla. Esta dorna de 4,40 metros de eslora. Los trabajos se han de centrar en la obra muerta, que es la parte del bargo que está fuera del agua. Respetaré su nombre: Rianxeira, y mismo sus colores originales: azul, rojo y negro en la cubierta.
¿Para cuándo sueña con echarla al navegar?
Para inicios del próximo verano, me hace mucha ilusión. Y estrenar la dorna restaurada tocando el acordeón a bordo de ella en el mar.



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