Nos tomamos la licencia de salir de Meaño en esta entrada para acercarnos a uno de los cementerios más bellos de Galicia: la iglesia y camposanto de Santa Mariña de Cambados. Construida por la familia Ulloa y ampliada en el siglo XV por María de Ulloa, madre de Alonso III de Fonseca, el templo combina el gótico con el estilo renacentista plasmado en la nave central y sus capillas laterales. El abandono en el siglo XIX tras un incendio, supuso el traslado de la iglesia parroquial al antiguo convento de San Francisco, que ofrecía una posición más céntrica. Santa Mariña, con sus aledaños, quedó así reconvertida en un cementerio que, desde 2013, figura dentro del elenco de Cementerios Singulares de Europa. En su conjunto artístico, cabe hacer un alto en la ornamentación del pórtico de entrada a una capilla lateral, coronado por un arco en el que aparecen esculpidos los doce apóstoles, uno de los grupos escultóricos más bellos de su género. Fotos: Iñaki Abella (cedidas)
EL
ARCO DE LOS APÓSTOLES
Desde
el punto de vista artístico, los doce apóstoles han sido desde
época románica y gótica tema ornamental recurrente de iglesias y
catedrales. Desde las columnas del Pórtico de la Gloria de la
catedral de Santiago, a las puertas de las catedrales de Valencia o
León, pasando por el arco de medio punto de la portada de la iglesia
de San Martín de Noia, entre otras, los apóstoles han decorado
estos espacios, dotados muchas veces de la iconografía que los
identifica. Entre ellos, San Pedro, portando las llaves, el Santiago
peregrino, Tomás con escuadra de arquitecto, Simón con sierra de
leñador, o San Mateo en ocasiones alado en alusión al tetramorfos,
o representado con lanza, entre otros.
Una
de las capillas laterales de Santa Mariña, construida como el resto
de ellas en la segunda mitad del XVI, puede pasar de forma más
discreta al visitante en relación con su estampa ornamental. Situada
en el lateral sur, a la derecha a la entrada principal, esta capilla
se abre a la nave, más cercana al altar. Su arco apuntado, de estilo
gótico, da acceso a una capilla con una cubierta coronada por una
bóveda de crucería. Al contorno del arco de entrada se adaptan en
alto relieve las figuras de los doce apóstoles, dispuestos de manera
frontal y en cuerpo entero, con seis a cada lado de la imagen del
rostro de Jesucristo, que corona la clave del arco. Este arco alberga, sin duda, unos de los conjuntos escultóricos de su género más bellos del panorama gallego, ante el que reconforta pararse el visitante.
Entre
los apóstoles se distingue, en medio del flanco derecho del arco, la
figura de Santiago “El Mayor”, ataviado como peregrino, provisto
báculo, alforja y sombrero ornamentado con concha de vieira en su
centro. En ese mismo flanco, le sigue en el arco hacia arriba, la
estampa del apóstol y evangelista San Mateo, representado con lanza
en su derecha, símbolo del martirio a causa del que pereció en
Etiopía. Luego, conforme ascendemos en el arco, Santiago “El
Menor”, -al lado de la figura de Jesucristo, que se ubica en la
clave-, y que porta en su mano derecha un palo ó báculo. La parte
inferior de ese flanco derecho del arco lo ocupa San Matías,
identificado por sostener en su mano izquierda un hacha, herramienta
con la que se cree fue decapitado. Le sigue San Pablo, que porte un
libro santo en la izquierda y espada ceñida en la cintura, fijada
este arma con su mano derecha.

El apóstol Santiago "El Mayor" en el arco de Santa Mariña
Del
flanco izquierdo, y justo a la derecha de Cristo, se aparece la
figura de San Juan que, según las Escrituras, en la Última Cena y
sin barba, el “discípulo amado” se apostó al lado de Jesús
para reposar en él su cabeza. Lindando con el santo Juan, por el
nivel inferior del arco de la capilla, aparece esculpida la figura de
San Pedro, que porta en sus manos el símbolo de las llaves del
Paraíso. Debajo de todo, en ese flanco, se entrevé el apóstol San
Andrés, con una cruz en forma de aspa a sus pies que, por su modo,
se identifica en la iconografía como la “cruz de San Andrés”
(símbolo que forma la bandera nacional de Escocia, considerado el
santo como patrono este país).Justo
frente a este oratorio -y al arco protagonista referido-, el lateral
norte de la nave alberga la capilla que ofrece al misterio de la
“Encarnación” de María. Construida esta capilla a finales del
siglo XVI, el acceso a la misma está presidido por un arco apuntado
decorado por relieves que representan este misterio y que en la clave
ofrece la imagen de Cristo en majestad, en acto de bendición al
visitante.
Santa
Mariña completa su interior con decoración escultórica diversa,
vinculada también a una función también didáctica con el
visitante. Entre ella, uno de los arcos muestra la iconografía de la
pereza, uno de los siete pecados capitales que, en este caso, se
representa por un hombre con la cabeza sumida entre sus piernas en
pose de alimentarse de sus propios excrementos. A ello agrega otras
escenas bíblicas, tales como la Anunciación y Encarnación, la
expulsión del Paraíso, el Juicio Final y los pecados capitales en
relieve.La
escultura se completa además en las paredes laterales -incluida la
sacristía- con la pintura de representaciones escénicas que databan
del siglo XVI, y cuyo tonos apenas se atisban hoy, dado que,
sometidas a las inclemencias del tiempo, están en proceso de
desaparición. (En la foto, arriba: escena de la Anunciación de María)
Varias
piezas ornamentales más decoran otras capillas de Santa Mariña,
encajadas todas ellas en su día entre los contrafuertes exteriores
de la nave. Las dos primeras, a pie de la entrada, se relacionan con
un uso funerario, incluyendo sendos petos de ánimas y dos tapas de
sarcófago, ya inexistentes.Son
vestigios de una iglesia que llegó a contar en su día con un
rosetón en la fachada, elemento descrito y documentado, pero que
desapareció en el siglo XX. Así, la fachada recibe al visitante con
una torre semiderruida. Es templo también está vinculado a antiguas
leyendas. Una de ellas refiere que un encendido sermón pronunciado
en Semana Santa provocó la caída de la techumbre de Santa Mariña.
Añadido, el hecho de que los arcos no cayera y se mantengan aún hoy
en pie, se atribuye a la leyenda de estar pegados con la sal de las
factorías de salazón de sardina cambadesas que, combinada con la
grasa de la sardina cuando se construyó la iglesia, brindaba mayor
resistencia a la estructura.
Desde
2013 estas ruinas de Santa Mariña están incluidas dentro de la
Asociación de Cementerios Singulares de Europa, siendo éste el
primero de la provincia que integrar esta lista. Se suma así a los
camposantos gallegos adscritos a un catálogo que cuenta también con
el Cementerio Inglés de Camariñas, el de Lugo y el de San Amaro en
A Coruña, y que figuran en un registro europeo que contabiliza 179
bellos camposantos. Desde aquí, te invitamos a redescubrir estas ruinas y pararte ante la piedra del "Arco de los Apóstoles" que aquí compartimos.

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