LA ÉPOCA DORADA DE LAS ORQUESTAS
MEAÑESAS (II)
En
esta segunda y última entrega del reportaje nos detenemos en los hermanos
Dovalo, quienes promovieron a lo largo de la etapa la creación de diversas
formaciones en Meaño, todas ellas desaparecidas hoy, y nos desplazamos al
núcleo Lores que, junto con Simes, es el que mantiene todavía algún residuo de
actividad.
Orquesta de señor Lores en una actuación en Samieira en 1954. De izquierda a derecha: Vicente "de Simes", Rafa Dovalo, Pablo Dovalo, Manuel Lores, Pepe Sineiro y "Maracas" de Samieira |
Para
hablar de la época dorada de las orquestas meañesas en la segunda mitad del XX
es obligado detenerse hermanos Dovalo. La primera referencia que se
tiene de ellos data de mediados de los años 50 cuando se les veía dos de ellos, Pablo y
Rafael, integrando una pequeña formación que lideraba Manuel Lores, otrora
trompetista de la "Columbia" y, en su etapa postrera, mítico director de la banda
de Meaño. Apenas unos años después encontramos a estos dos hermanos integrando la
orquesta “Iris” que, aunque cambadesa en origen por cuando estaba promovida por
“Encarnadito”, ensayaba durante aquella época en O Pazo (Xil) y contaba con un
nutrido grupo de músicos meañeses como Pepe “de Pelaio”, Amancio “de
Concepción” o Avelino “de Xil” amén de los citados Pablo y Rafael.
Finalmente
en el año 1958 el mayor, Pablo, gestó su primer proyecto propio, la
orquesta “Los Diamantes”, con músicos meañeses como su primo Rosendo Fernández
y Luciano Castro (saxos), Amancio “de Concepción” (batería), Manuel Méndez
“Naveiro” y José Sineiro (trompetas), Pepe “de Pelaio” (trombón), Daniel “de
Fixón” (bajo) o el vocalista Francisco “Lovis” -de la desaparecida Columbia-. En 1962-63 la reclamación de una orquesta coruñesa, que pretextaba tener
registrado el nombre, obligó a la formación a mudar aquel por el de “Los
Brillantes”. Pero el cambio se hizo ya sin un Pablo Dovalo que se había
embarcado -nunca mejor dicho- en una aventura como concertista en
trasatlánticos de la compañía Ybarra y Transatlántica Española, y que
regresaría en 1965 para gestar, pero ya en Pontevedra, formaciones como la
orquesta “Florida” o el grupo “Los Microns”. Pablo Dovalo, que vive hoy
jubilado y entregado a su grupo “Amigos do Acordeón Rías Baixas”, rememora
aquellos años: “fue una época de orquestas con grandes músicos -afirma-, todos versados en el método de solfeo, en contraposición con el tocar de oído que se impone
hoy, una época donde las orquestas sonaban sin artificios y ofrecían una música
más variada: pasodobles, cumbias, fox-trok, merengues, tangos, valses…”
Mientras tanto en Meaño, a inicios
de los 70, los otros dos hermanos Dovalo, Rafael y Miguel, impulsaban nuevos
proyectos. El primero era un maestro versado en una amplia gama de instrumentos,
y el segundo acabará
ejerciendo durante años como ingeniero de un sonido que llevaba desde la parte
trasera de los escenarios en su posición de batería. Un Miguel -el menor de los tres- que empezara como tocanddo en “Los Diamantes” con tan sólo 11 años porque, como recuerda, “a mis hermanos les hacía falta uno en la batería y entonces me metieron a mí”, Precisamente de su mano surgió primero “Los Salneses”, un
proyecto que se gesta en 1970-71 y que se mantuvo diez años para, tras un
paréntesis, transformarse bajo la batuta de Rafael en “Solera” (1978),
formación que éste impulsó durante su estancia de dos años en Galicia (1978-80)
al regresar temporalmente de su migración finlandesa. “Solera” empezó siendo un
quinteto, con ambos hermanos (Rafa teclados y Miguel batería), su primo Rosendo
(saxo), y los grovenses Quico (bajo) y Rafita (guitarra). Luego, ya sin Rafa
Dovalo que regresara a Finlandia, acabó convirtiéndose en sexteto y hasta
octeto con la incorporación, entre otros, el
trombonista de Dena Vicente González.
"Solera" original, 1978, de izquierda a derecha: Miguel Dovalo, Rosendo Fernández, Rafa Dovalo, Quico y "Rafita" |
En su dilatada trayectoria como
instrumentista Miguel Dovalo acumula una vida llena de anécdotas. “Recuerdo que
en los 70 -narra- íbamos a tocar a Braganza en Portugal, pero tuvimos problemas
en la frontera porque uno de nuestros músicos estaba haciendo el servicio
militar y en Tui le exigían un permiso especial para cruzar. Nos vimos obligados
a regresar a la caja de reclutas en Pontevedra a por el documento, y cuando
llegamos a Braganza, por unas carreteras complicadas, era la una de la
madrugada”. “Nos temíamos que la gente nos corriera a palos del pueblo -continúa-, pero
sin embargo, cuando llegamos nos acogieron bien, nos llevaron raudos al
campo de fiestas, montamos y empezamos a tocar de madrugada… Y luego estuvimos
tocando allí hasta las ocho de la mañana.” Fue, sin duda, la fiesta en la que
más tarde se bajó del escenario.
"Solera" hacia1982, de izqueirda a derecha, arriba: Rosendo, Rafa Barreiro, Miguel y Manuel González; y abajo "Rafita", Vicente González y Quico |
Miguel
nos confiesa que para él siempre resultaban peculiares las fiestas del interior
de Galicia: “En Ourense -refiere- era muy habitual que se juntara mucha gente
en la clásica sesión vermouth, sobre todo porque en ese momento era costumbre leer en alto el
listado de las aportaciones que cada vecino había hecho para la fiesta, y eso
siempre suponía un pique”.
Su último proyecto, y más ambicioso,
fue la creación en los a finales de los 80 de la orquesta “Principal”. El
representante Froiz Plá negociara con “Solera” el transformar aquel, en su
última etapa octeto, en una gran orquesta de doce números. Estamos ya la época
de de los trailers, los montadores, las luces, y toda esa puesta en escena que
prima en las orquestas de hoy. La “Principal” resultó un éxito rotundo. La formación
triunfó durante una década, no sólo en Galicia, sino más si cabe fuera por
cuanto, de la mano de Froiz Plá, su presencia se hizo habitual en Barcelona,
Valladolid, Zamora, León, País Vasco o Asturias entre otras zonas. Así fue que “de
aquella buena parte del tiempo la pasábamos en carreteras de media España” recuerda
Miguel.
Pero con el tiempo la competencia
cada vez mayor entre representantes y el encarecimiento de los costes provocaron
una merma de ganancias. Por si fuera poco el mundillo se había llenado en los
últimos años de músicos llegados de fuera “sobre todo sudamericanos, que supusieron
una competencia porque tocaban por mucho menos dinero lo que acabó por hundir
los salarios”. Todo ello, unido al cansancio de los líderes de aquella de la
formación y del propio Dovalo con muchos años sobre los escenarios, hizo que la
orquesta aceptase en 2002-03 la tentadora oferta de un empresario de Rianxo que
compró material y nombre. La “Principal” continuó pues -y sigue hoy-, pero con
otros músicos y a modo de pálida fotografía que aquella original meañesa que
definitivamente se había apeado de la carretera.
Miguel Dovalo reconoce que aunque
algunos compañeros le dicen hoy que echan de menos aquellos años “yo desde
luego que no. Fueron muchas noches sin dormir y muchos kilómetros en la
carretera. Hasta el punto que te digo que hoy no voy a fiestas porque quedé
harto de ellas”. “Además -continúa- tampoco me atrae porque, con los
complementos técnicos que se han incorporado en los últimos 20 años -en
relación a ayudas de bases rítmicas artificiales-, todas las orquestas suenan
igual, los músicos ceden el protagonismo a unos cantantes que se han convertido más que nada en animadores y bailarines, tanto que hay formaciones que tienen cuatro o cinco,
casi tantos como músicos, lo que desvirtúa a éstos”.
El núcleo de Lores
Lores
fue la tercera cuna de las orquestas meañesas. Aquí se gestara un primer
proyecto con el grupo “Alfa”, una
formación integrada por siete adolescentes, buena parte de ellos de Lores
(Javier Rosal, Sito Basdediós, Manolo Balboa, José Cortegoso, Lito Méndez “de
Xil”, Mª José y Angel “de Castrelo”), que se mantuvieron activos entre 1979-82.
Se estrenaran por primera con un concierto en su Lores natal, pero luego
durante sus años de actividad la formación se movió sobre todo por Lugo y
Ourense.
Orquesta "Novedades" en 1984 en A Lanzada. De izquierda a derecha: Orencio Méndez, Amancio Muñiz, Ana Mª Filgueira, Raúl Filgueira, Etelvino Rey, Luis Miniño, Javier Lázaro y Luciano Méndez |
Y
a partir de la desaparición de la mítica charanga “Os Pinos” de Paradela -cuyo
nombre se debía al apodo de la familia que la integró en origen-, se gestaron desde
Lores dos formaciones más. Una, de la mano de Raúl Filgueira, emigrante
retornado de Alemania que, tras tocar el bombo en “Os Pinos”, impulsó la
charanga “Los Linces” la cual derivó hacia 1984 en orquesta “Novedades”, en su
arranque con músicos como Orencio Méndez, Amancio “de Muñiz”, Etelvino Rey,
Luis Miniño, Javier Lázaro, Luciano Méndez, Cándido “de Samieira” o el citado
Raúl Filgueira más la voz de su hija Ana Mª. “Novedades” se mantuvo hasta 1998,
tiempo en que recorrió Galicia “y llegamos a actuar en Gijón -recuerda Raúl- a
donde viajamos en el autobús de Valentín”.
"Mediterráneo" en 2012: de izquieda a derecha, arriba: Manolo "de Ponteareas", María, Meixús y Marcos; y abajo: Manuel, Juan Manuel, Pablo y Suso |
El
otro proyecto se gestó de la mano del bajista Manuel Domínguez, que también se
iniciara en “Os Pinos”, y que alumbró el grupo “Mediterráneo”, una formación
integrada por siete músicos -hoy ocho, cinco de ellos de Lores- y que comenzó su andadura a finales de
los 90. El grupo mantiene hoy su actividad pese a que su mentor acaba de anunciar estos
días que abandona la formación y, por extensión, el mundo de la música. Amén de
Galicia, “Mediterráneo” llegó a tierras de Oviedo o incluso a Suiza “a donde
fuimos llamados para actuar un fin de año en un Centro Cultural Gallego”
recuerda Domínguez.
Todas
aquellas míticas orquestas meañesas se han apeado hoy de la carretera. Tan sólo
se mantienen “Gran Coliseo” y “Mediterráneo” como canto del cisne de una época
que se apaga. Sobre los escenarios el relevo lo ha tomado una banda que se
recuperó en 1985 y que vive en este inicio del siglo XXI su momento de
esplendor. Pero esa es ya otra historia.
Catel pormocional de la Orquesta "Iris" |
Otras fotografías para el recuerdo
Mítica foto de la Orquesta "Iris": A la derecha Pablo Dovalo; en el centro de pie, Pepe de Lino |
Orquesta "Los Diamantes" hacia 1963, con un joven Miguel Dovalo (11-12 años) en la batería |
"Solera" última etapa, hacia 1988-89 |
"Solera" hacia 1981, ya sin Rafael Dovalo |
Orquesta "Novedades" en A Toxa |
Orquesta "Novedades" en la ermita de A Lanzada |
Impresionante reportaxe Tino. É certo que nesa época, as orquestras eran "de verdade" e non de videoxogo, como agora.
ResponderEliminarQue tempos aqueles nos que se enchía unha verbena porque viñan as dúas "grandes" de Galicia: Os Satélites e a Sintonía, cando aínda eran músicos de verdade.
Recordo que viñeran a Meaño na segunda metade da década dos 80, e non cabía nin unha alma máis na Feira.
A Sintonía, formada básicamente por músicos da banda da Escola Naval, empezara a súa actuación coa Boda de Luis Alonso, se mal non recordo, todo un alarde instrumental; e os Satélites cunha non menos impresionante versión da 5ª sinfonía de Beethoven.
Os Satélites tiñan nas súas filas a un extraordinario trompetista de fama mundial chamado Willy Marambio "El Chileno", que me deixou totalmente alucinado.
Si señor, gran época con orquestras de verdade, donde o que importaba eran os músicos, e non os watios nin a coreografía.