HISTORIA DE LOS DOS
EULOGIOS
...una botella tirada al mar
Estamos de vuelta y en esta nueva temporada abrimos nuestro particular Ventanuco con una historia entrañable, la de los “dos Eulogios”, o lo que es la emotiva búsqueda por parte de una
argentina de sus orígenes gallegos en Dena. Estela Domínguez Rivarrossa, que así
se llama nuestra protagonista, tiene hoy 61 años. Esta traductora de inglés se
prepara emocionalmente para el viaje de su vida, el que la llevará en 2014
desde su Argentina natal hasta Dena, para conocer el pueblo del que salieron a
inicios del siglo pasado su abuelo y su padre (los “dos Eulogios”) y, en medio,
su abuela Dolores, buscando los tres labrarse el futuro al otro lado del
océano. A excepción del primero que, enfermo, volvió a Dena para morir, los
otros nunca regresaron, y ella, nacida en Argentina, no conoce ni el pueblo de
los que fueron suyos ni descendientes de su posible familia en Galicia. Unos vestigios que ahora
se antojan difíciles de encontrar, lo no desanima a esta mujer que, ante
todo, tiene calada esta que es su historia vital.
Eulogio Domínguez Méndez había nacido en Dena en 1881, en cuya iglesia fue bautizado ese año por el párroco Manuel Torres. Él fue el primero en marcharse. Era el año 1915. Vivía en el lugar de O Castro y, cuando contaba 34 años, Eulogio decidió salir de Dena, dejando aquí esposa e hijo recién nacido, para “hacer las Américas”. Cinco años estuvo en Argentina viviendo en la Avenida Belgrano, en pleno centro de Buenos Aires, un barrio colonial que por entonces se estaba llenando de inmigrantes que compartían pisos y habitaciones en los llamados “conventillos” mientras cada cual buscaba labrarse su sitio en el país que los había acogido. Hacinado y, posiblemente mal alimentado, Eulogio Domínguez enfermó de tuberculosis y acabó regresando a Dena para morir un primero de agosto de 1920. “El fue el primer Eulogio -rememora hoy su nieta Estela desde Argentina-. Aunque lo parezca, la suya no fue la historia de un fracaso, porque él abrió una vía, luego vinieron mi abuela y mi padre buscando lo mismo. Ellos nunca volvieron, pero sin el abuelo hoy yo no estaría acá y esta mi búsqueda no tendría razón de ser”.
Nada
más fallecer el abuelo Eulogio, su viuda, Dolores García Pardellas, decide irse
para buscar en Argentina aquello que se le negó al marido. En Dena dejó a su
único hijo con tan sólo cinco años de edad, "que era el Eulogio junior, que
fue mi padre” aclara Estela. “En Argentina -continúa- mi abuela Dolores comenzó
limpiando letrinas en el hospital neurosiquiátrico Torcuato de Alvear, en el
barrio de La Paternal, donde muchos enfermos de sífilis pasaban sus últimos
días, y con el tiempo acabó como enfermera jefe de pabellón. Ella fue el
prototipo del gallego que en la emigración se hace a sí mismo”.
Eulogio Domínguez García el día de su confirmación en Dena, con la abuela Josefa en el centro y la tía Divina |
Aquel
fue el “segundo Eulogio”, el Domínguez García, que cruzó el Atlántico siendo un chaval y con tan
sólo 14 años. Una vez en Argentina, y alentado por su madre y su padrastro
-Dolores había contraído matrimonio en segundas nupcias- Eulogio hizo algunos
cursos de Ciencias Económicas y, tras concurso de oposición, acabó trabajando
como contable en un organismo dependiente del gobierno que era la Junta Nacional de Granos.
Se casó con la hija de una vasco-francesa-piamontesa, Noemí Rivarrossa Bufil, y
de esas nupcias nació la que es hoy nuestra protagonista Estela Domínguez
Rivarrossa, única hija de aquel matrimonio.
Pero
ni la abuela Dolores, fallecida en 1965 con 83 años, ni el padre Eulogio muerto
en 1994 con 80, regresaron nunca a Dena. “A mi padre -rememora con emoción
Estela Domínguez- cuando le preguntaban la edad acompañaba siempre la respuesta
diciendo “hace 20 años que falto”, “hace 30 que falto”… él contaba los años por
su ausencia de Dena y de Meaño, como si él debiera estar allá”. “Nos hablaba de
A Lanzada -continúa- del Outeiro, de Lorenzo su amigo de la infancia, nos hacía
recoger bellotas para los camellos de los Reyes Magos como él hacía en Dena, se
disfrazaba de choqueiro en carnaval porque así lo hacía de pequeño, nos
traducía cada nombre de árbol al gallego, e incluso levantó una pequeña parra
en la huerta de casa donde plantó cepas albariñas… Él tuvo presente siempre el
paisaje de Dena y de su ría hasta su último aliento”. “Cuando se jubiló
-concluye- sí se planteó volver a visitarla, yo lo animé diciéndole que lo
acompañaría, pero él temía no encontrar ya nada de lo que fuera su casa, ni su gente… y en esas falleció”. Ahora Estela Domínguez se plantea cerrar el círculo
abierto por abuelo y padre hace casi cien años “porque mi viaje a Dena, a Meaño
y a todos esos sitios, lo siento como una falta, siento que es una deuda
pendiente con los dos Eulogios y conmigo misma. Presiento que, con mi vuelta,
de alguna manera, volverán también ellos”.
Eulogio Domínguez (hijo) remando en sus vacaciones en Argentina. Siempre añoró el mar de Dena. |
Nuestqa protagonista Estela Domínguez Rivarrossa en una foto actual |
Medallas conmemorativas recuerdo de sus abuelos en Dena |
Estela Domínguez de niña bailando la jota con su padre Eulogio para el público español en Río Tercero, provincia de Córdoba donde la familia veraneaba en los año 50 |
NOTA: Si tú puedes ayudarnos a encontrar los descendientes de la familia de Estela Domínguez en Dena (Meaño), o conoces a los protagonistas de alguna de las fotos aquí expuestas no dudes e ponerte en contacto con nosotros a través de nuestro correo de cabecera:
fuentablanca@yahoo. es
OTRAS FOTOGRAFÍAS PARA EL RECUERDO
Eulogio Domínguez García con amigos en los bosques de Palermo en buenos Aires |
Foto de bautizo de Eulogio Domínguez García con su madre Dolores García Pardellas, Dena 1915 |
Eulogio Domínguez García (izquierda) con su reciente esposa Noemí Rivarrossa Bufil (derecha) junto con el señor Suárez (cenro), un vecino de Pontevedra que llegó a Buenos Aires a visitar a su hijo |
A la izquierda
Eulogio Domínguez Méndez (el abuelo) en 1915-16 paseando por los bosques de
Palermo en el Jardín Zoológico y sobre un puente de madera que todavía conserva
este Zoo. A la derecha Eulogio Domínguez García (hijo) con 18 años cuando
cursaba estudios de secundaria y perito mercantil en el colegio Carlos
Pellegrini
Una de las últimas fotos de Eulogio Domínguez García, cerca ya de los 80, con su esposa Noemía y su nierto Sebastián |
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