Como
en un cuento de navidad pero al languidecer el verano, la historia cierra su círculo con final feliz. La
búsqueda vital de los orígenes meañeses de la argentina Estela Domínguez Rivarossa
se ha completado. Tras una paciente investigación POLO VENTANUCO dio con los
descendientes de su familia aquí, a los que ella creía perdidos. Estela
Domínguez cruzó el océano y, de nuestra mano, puso por primera vez en su vida
pie en Galicia y en Meaño para conocerlos.
EL REGRESO DE LOS DOS EULOGIOS
(EPÍLOGO)
El segundo Eulogio baila con nuestra protagonista de niña |
POLO
VENTANUCO fue punto de encuentro, inicio y fin en esta historia cálida entre
dos orillas que comenzaba hace algo más de un año, pero cuyos orígenes se
remontan un siglo atrás. Nuestra protagonista lanzó su botella al mar que la
corriente, siempre caprichosa, acabó por arrimar a esta orilla. “Sigo con
pasión cada semana -decía aquel primer mensaje suyo- las historias que cuentan
desde su particular Ventanuco. Mi abuelo…” y así empezaba el relato de una
historia de emigración, de un pasado de ausencias.
Estela Domínguez en su llegada a la estación de autobuses de Pontevedra |
Fue
a partir de aquí cuando comenzó a este lado del océano la búsqueda de los vestigios de la
historia de los dos Eulogios, tarea ardua que nos llevó de puerta en puerta, de
voz en voz, indagando una referencia, un nombre, un recuerdo si acaso nebuloso
entre los más viejos del lugar. La investigación dio frutos en noviembre de
2013 al encontrar los descendientes vivos de la familia de Estela Domínguez en Castrelo y Xil.
Alentada por este descubrimiento nuestra protagonista viajó por primera vez a
Galicia para conocer esta parte de su familia y pisar la casa y la tierra de sus
antepasados. Esta traductora de inglés de 61 años lo hizo el pasado mes de
septiembre, cuando languidecía el verano, acompañada de una amiga de toda la
vida. “En realidad -aseguraba al llegar, con emoción contenida-, es como un viaje
de retorno porque siento que conmigo han viajado los dos Eulogios, que fueron
mi abuelo y mi padre, más mi abuela, que un día dejaron Dena para labrarse la
vida al otro lado del océano”. “Siento -continúa- que he regresado en su nombre
y lo hice gracias a ustedes que dieron con mi familia acá”.
Hace un siglo
El primer Eulogio (Domínguez Méndez), con sombrero en el centro arriba en una foto de 1916 en Argentina |
Esta
historia había comenzado un siglo atrás. Justo en el año 1914, cuando
estallaba en Europa la I Guerra Mundial, el primer Eulogio, -el Domínguez
Méndez- que era el abuelo de nuestra protagonista, fue el primero de la saga en
emigrar a Argentina para “hacer las Américas”. En Dena dejaba esposa e hijo
recién nacido en su casa del barrio de Vilarreis. Regresó enfermo a Dena para morir el
1 de agosto de 1920. Apenas unos años después su viuda, Dolores García
Pardellas, le siguió en la aventura americana, pero su único hijo, “el Eulogio
junior” -Domínguez García-, con tan sólo cinco años de edad, se quedó en
Vilarreis al cuidado de su abuela Josefa Pardellas -“la molinera”- y de una
joven tía Divina. En 1929 Eulogio Domínguez García fue reclamado por su madre y
con 15 años dejó Dena para trasladarse a Argentina. Madre e hijo no regresaron
nunca y el contacto con su familia acá se perdió al cabo de los años. Ella
falleció en la otra orilla de océano en 1965, él lo hizo en 1994.
Estela Domínguez delante de la iglesia de la Peregrina |
Estela
Domínguez aguarda nuestro encuentro en la estación de tren de Pontevedra junto
con su compañera Paqui Ramos, malagueña ella hoy y amiga de infancia en
Argentina -donde se crió-. Solícita, Estela nos pide visitar primero la iglesia de la Virgen de
la Peregrina, cuya imagen viajó en postal para Argentina con el segundo Eulogio.
Primera carga de emotividad. Luego, viaje para Meaño por el vial costero, a
través de Combarro, para tomar la PO 303 en Samieira, con parada
posterior en el mirador de la parte alta de esta localidad para contemplar la ría. Entrada en
Meaño a través de Simes y visita obligada a un segundo mirador, con vistas al
valle, antes de bajar hacia Dena. Aquí nos pide detenerse ante la iglesia. Una
foto, una caricia solitaria en la piedra. Segunda carga de emotividad.
Retomamos viaje mientras se escucha de fondo la canción de “El Abuelo” en la
voz del Alberto Cortez. Hospedaje. Una semana por delante para empaparse de
Meaño.
Sus
días en Dena los pasó Estela Domínguez con su cámara en ristre tratando de aprehender cada
detalle en este viaje de vuelta a sus orígenes: en los paneles de localización
de las carreteras, en cada cruceiro, en cada piedra antigua que conducía al
barrio de Vilarreis… Sus gafas de sol disimulaban una emoción, unas veces
contenida, otras espontánea y abierta. “En estos días que estoy en Dena
-reconocía- quiero recorrer cada camino, cada senda, hablar con la gente,
empaparme de cada paisaje, de cada detalle que pudo haber sido vivencia y luego
recuerdo de mi padre y de mis abuelos.”
El primer contacto con la casa de sus ancentros en Vilarreis |
En la vieja casa
Guiada
POLO VENTANUCO la primera visita que rinde al día siguiente es al barrio de Vilarreis para
conocer in situ la vieja casa de las Pardellas, que fue la de sus antepasados,
vendida hace medio siglo y que todavía se conserva hoy en estado ruinoso.
Embargada por la emoción posaba su mano en la pared y la recorría con toda su
palma, mientras murmuraba palabras en recuerdo a los suyos. En la mochila,
muchas fotos, vídeos y ahora un fragmento de piedra de la vieja casa que cogió
con sus manos y que portará en su maleta de regreso a Argentina.
Al
salir del barrio pide detenerse en el cruceiro de Morouzos, que da entrada a
Vilarreis, para posar su mano sobre el peto de ánimas de parte inferior del
varal. “Este fue el último gesto de mi padre al salir de Dena -explica-, ¡me
habló tantas veces de él!: posó su mano sobre este peto y, mirando hacia atrás
en el camino, donde estaban la abuela y la tía Divina despidiéndose, murmuró:
“volveré, seguro que volveré un día, si bien la verdad luego no lo hizo nunca”.
“Aún no me explico -lamenta Estela Domínguez- por qué razón mi padre no quiso
venir a Galicia antes morir, cuando yo trataba de animarlo y estaba dispuesta a hacer el viaje con
él”. “Creo que tal vez -continúa- temía no encontrar nada de lo que fue su
infancia acá, y yo sé que murió con esa angustia de no haber regresado, mal
sabía él que la casa estaba en pie y que aún quedaba familia acá”.
En el cruceiro de Vilarreis, rememorando el gesto del segundo Eulogio antes de partir |
Con Dolores Vázquez, hija de Lorenzo, el amigo de infancia de su padre (Eulogio Domíngez García) |
Testimonios
Nuestra
protagonista fue conociendo a los vecinos que recuerdan -la mayoría por
segundas referencias dado el tiempo transcurrido- a su familia. Entre ellos
Dolores Vázquez, hija de Lorenzo Vázquez, fallecido hace 16 años y que fuera el
gran amigo de infancia de su padre Elogio Domínguez García. “Quiero que sepas
-le dijo Estela Domínguez- que mi padre habló hasta sus últimos días de Lorenzo y de sus
travesuras juntos en Vilarreis cuando eran unos críos”.
Con Carmen Naveiro, que recordaba a Josefa Pardellas |
El
único testimonio directo de la bisabuela, Josefa García Pardellas, se lo aporta
Carmen Naveiro quien, postrada en una silla en su habitación, hace gala de una
memoria extraordinaria a sus 90 años: “la señora Pepa -le dijo-, que así la conocíamos
aquí, vivía de comprar grano de maíz, lo molía y llevaba luego la
harina a lomos de un caballo hasta O Grove para vender”. “Yo la recuerdo salir
de casa a primera hora de la mañana -continúa- con el mandil tapando la
bacinilla, porque de aquella no había baño en las casas, para verter el
contenido del orinal en la cuadra del caballo”. Una Josefa Pardellas que no se
casó pero que, según antiguos documentos leídos por Estela en este encuentro,
tuvo en realidad cinco hijos de los cuales sólo sobrevivieron dos. Los datos
que ella aportaba en este encuentro concluían que un vecino de Abuín, Juan Naveiro, habría
estado vinculado afectivamente con Josefa Pardellas y algún hijo -o hijos-
habrían nacido de esta relación. “Cuando se hizo mayor -agregaba Carmen
Naveiro- la señora Pepa se fue a vivir con su hija, que se casara en Castrelo,
porque la otra hija -a la sazón, abuela de Estela Domínguez- se había marchado
para América”.
Momento del rencuentro con Divina García en Castrelo |
Reencuentro familiar
Aquella
hija con la que se trasladó a vivir Josefa Pardellas era Divina García -la tía
Divina-, quien tuvo once hijos, de los cuales viven hoy tres: Serafín,
Gumersindo y Divina González. Nuestra protagonista Estela Domínguez -hija única
del matrimonio de Eulogio Domínguez con Noemí Rivarossa- nunca conoció esta
parte de la historia hasta que en noviembre de 2013 se la desvelamos. Fue entonces
cuando se mostró decidida a viajar para conocer a los que eran sus primos. Pero primero conoció a Serafín por cuanto él también emigrara a Argentina a finales de los
años 50. POLO VENTANUCO los puso en contacto allí y ambas familias se reunieron
en un feliz reencuentro. Hoy mantienen una relación frecuente.
En este
viaje a Galicia, Estela conocía a los otros dos primos acá. Primero, en un
emotivo encuentro, a Divina González y su familia en O Couto de Abaixo en
Castrelo, luego a Gumersindo González “Tucho” y su esposa en O Pazo en Xil.
Estela cargaba en su mochila fotos, manuscritos, fichas con el árbol
genealógico de la familia, regalos traídos desde Argentina... Entre estos
últimos, entregó a su prima Divina un rosario de la virgen de Luján y una cruz
en plata. “Esta cruz -le explicó- fue lo único que se llevó de Dena mi abuela
Dolores cuando emigró y que yo conservo, pero quiero que partir de ahora la
tengáis vos y vuestros nietos para
que recuerden que en Buenos Aires tienen otra parte de la familia”.
Reencuentro con Gumersindo y Lola en su casa de Xil |
Nuestra
protagonista reconocía sentirse conmocionada por lo vivido “porque ha sido
mucho tiempo anhelando este momento y la acogida ha sido encantadora”. “Es
dulce -continúa- escuchar hablar en gallego acá, el idioma en el que mi papá en Argentina me repetía cada
palabra en la forma en que se decía en la aldea”. Cierto que le sorprendió de solo
se hablase en el rural “porque vi que en Vigo -donde nuestra protagonista pasó
unos días en compañía de Mª Xosé Porteiro, quien fuera portavoz del grupo
socialista en materia de Migraciones y de Igualdad- todo se habla en
castellano”.
El último gesto
Colocando la llave en la puerta en el gesto de despedida en la casa de Vilarreis |
Mas
antes de regresar un último gesto. Una postrera visita en la intimidad a la
casa de Vilarreis en cuya cerradura de la puerta dejó una vieja llave que portaba
en su mochila de viaje. “Cuando fallecieron mi padres en Argentina -explicaba-
su casa fue vaciada por completo, yo lo había donado todo a un hogar para
mujeres maltratadas, algo con lo que mi madre Noemí siempre había estado muy
sensibilizada”. “Al regresar a la casa, ya completamente vacía -continúa-,
encontré en el suelo esta pequeña llave que se había caído: era del ropero de mi padre, y la
guardé. Era un objeto que él tocaba todos los días cuando se disponía a vestirse.
Yo quiero que esta llave quede ahora en su casa de Dena, como un gesto de que
él ha vuelto al fin de alguna forma también acá”.
Antes
de regresar a Argentina Estela Domínguez pasaba el otoño en Málaga junto con su
compañera Paqui Ramos, e incluso realizaba un viaje por tierras griegas. Eso
sí, reconoce que dejar Dena y Meaño, donde había permanecido una semana, le
resultó difícil “porque en este corto espacio de tiempo, metida en la iglesia
de Santa Eulalia de Dena, caminando por los caminos, hablando con la gente, me
sentí por un momento una meañesa más, es una sensación de como si en realidad
hubiera estado siempre acá, de que esta es también mi tierra y mi gente”. En la
despedida, de pie, mientras cerramos nuestro particular Ventanuco, nuestra
protagonista no puede evitar las lágrimas. Feliz Navidad.
(NOTA: LEMBRA QUE PODES PARTICIPAR NA ENQUISA QUE APARECE
NA MARXE DEREITA ARRIBA DE TODO)
Si quieres conocer los capítulos anteriores de esta serie pincha en los siguientes enlaces:
CAPÍTULO I: La historia de los dos Eulogios: una botella tirada el marCAPÍTULO II: Los dos Eulogios... la botella en puerto
CAPÍTULO III: Los dos Eulogios: el reencuentro
Y si lo que prefieres es ver un pequeño vídeo con momentos evocados en este reportaje pincha en el siguiente enlace:
VÍDEO: Estela Domínguez en Meaño
Otras fotografías que ilustran esta historia...
"Aquí estoy, Galicia...!" (foto tomada en el alto de Samieira, camino de Meaño) |
Con su amiga Pqui Ramos en el mirador de Simes |
En la iglesia de Dena |
Frente a la vieja casa de Vilarreis |
Como su bisabuela Josefa Pardellas, sentada a la puerta de casa |
La piedra de casa de recuerdo para llevarse en su maleta a Argentina |
Con Divina García y su familia en Castrelo. En primer término a la derecha, el viejo reloj de la casa de las Pardellas |
Con Carmen Naveiro, pasado y presente |
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