domingo, 27 de mayo de 2018

Un ingeniero técnico forestal cambadés, Eduardo Penedo, ha fabricado de su propia mano un sencillo equipo, práctico, manejable y económico, para fumigar los nidos de avispa velutina. Gracias a ello acceder con relativa facilitad a todos los lugares de monte y fumigar nidos situados hasta 24 metros de altura. Con equipos similares la lucha contra la velutina, según este ingeniero forestal, podría acometerse de manera más eficaz desde los propios concellos en base a personal propio y con muy poco dinero.

CAÑA PARA "PESCAR" VELUTINAS

Actuación para retirada de un un nido de velutina
“En realidad, el sistema responde a lo que es una caña de pescar sobredimensionada -explica Eduardo Penedo-. Se trata de una pértiga de carbono, muy ligera y manejable, cuya amplitud de sección va decreciendo hacia la punta, mismo como una caña de pescar al uso, y a la que he acoplado un maquina tipo sulfatadora, pero equipada, no con motor de membrada, sino de pistones, para que pueda bombear sin problemas de presión hasta los 45 o 50 metros de altura”.
Este cambadés concibió el mecanismo a partir de su experiencia en trabajos en altura como ingeniero forestal, “sobre todo en los últimos años en la lucha contra el picudo de la palmera, campo en el que venía trabajando con pértigas similares”. Con este equipo puede acceder a fumigar con apoyos nidos de velutina que se encuentren hasta los 24 metros de altura “pudiendo siempre estirar y manejar la pértiga con relativa facilidad desde una escalera -precisa-, o incluso hacerlo si uno opta por subirse con arnés a un eucalipto”.

Equipo ligero
El mapa muesta en color granate las zonas de invasión de la avispa velutina
“El problema de muchos nidos de velutina -explica Penedo- es su inaccesibilidad, porque algunos se encuentran en medio del monte, a donde no puedes llegar vehículo alguno, y el único acceso posible para llegar es a pie. Este equipo, por su ligereza, es fácil de llevar por una persona caminando a pie, y con él pude llegar a cualquier parte del monte”. “Y eso -agrega- que yo esto trabajando con una máquina estándar de 100 litros, pero se podría adecuar una con menos capacidad, mismo de 5 ó10 litros y, por tanto, mucho más ligera aún”.
Fabricar una pértiga como la suya es, según explica Eduardo Penedo, relativamente sencillo. “Hoy en día -apunta- en el mercado encuentras de todo, y una vez conseguidas las piezas de carbono, se trata de acoplarlas, y luego conectar la pértiga con la sulfatadora”. El precio es relativamente económico, dado que, según explica este cambadés, “el coste de hacerse con todo el material puede rondar entre los 1.500 y los 3.000 euros, según la calidad por la que se opte en cada caso”.
Sin duda una opción más económica que la del camión adquirido por la Mancomunidade do Salnés a inicios de año para fumigar los nidos, y en cuya compra se invirtieron 112.000 euros pero que, a pesar de su gran maniobrabilidad, no puede acceder a zonas interiores de monte poblado de eucalipto que carezca de acceso.
El apicultor meañés Juan Calviño, que requirió los servicios de Eduardo Penedo en algunas ocasiones, ratifica la eficacia de su equipo: “El año pasado cursé aviso para dos nidos de velutina en Meaño. Cuando llegaron los operarios de Tragsa, pretextaron que no podían actuar, en un caso por la inaccesibilidad, en otro por la altura excesiva. Sin embargo, contacté con Eduardo Penedo, y con su equipo fumigó ambos con facilidad”.

No retirar nidos fumigados
Nido de avispa velutina en la copa de un árbol
“Lo importante para actuar con un nido de velutina es el hecho de fumigarlo para matar el insecto, no retirar el nido” explica Penedo. “Es más -agrega- en mi opinión no deberíamos pararnos ni gastar medios en la retirada de los nidos porque, además, una vez fumigados, el insecticida perdura en el tiempo y mantiene una labor residual  que puede durar días o más, por lo que en ese tiempo es bueno no tocar el nido”. De hecho, según apunta, en países como Francia se abandonado la labor de retirada los nidos una vez fumigados, por cuanto no suponen riesgo alguno para la población y el insecto no vuelve a anidar en él.
Eduardo Penedo, en contra la opinión generalizada, se muestra optimista en la lucha contra la velutina: “La experiencia me dice -afirma- que el ser humano en un gran exterminador. Vencer a la avispa asiática es cuestión de tiempo, sólo que aquí, tal y como pasó en su día como el picudo, llevamos cinco años de retraso porque apenas se ha hecho nada en todo este tiempo. Una vez que nos concienciemos y nos pongamos en serio creo que la velutina, aunque no se va a exterminar en su totalidad, con los años sí la vamos a lograr controlar”.

Colmena de abejas
Suicidio de la colmena
Juan Calviño se define como un aficionado al mundo de la apicultura. Aunque llegó a contar con doce colmenas actualmente sólo trabaja siete. “El mal de la velutina -afirma- no es que aniquile a la abeja común, sino que induce al suicidio de toda la colmena: ante el amenaza de la velutina al acecho, las abejas no salen de la colmena para buscar alimento, y en respuesta la reina no pone huevos. De esta forma las abejas que están muriendo diariamente carecen de relevo generacional, y la población de la colmena va decreciendo hasta desaparecer por completo”.
Según este apicultor, asiduo al “Día do Apicultor” en Arzúa y que este año asistió a varias ponencias del evento, “la lucha contra la velutina está siendo muy desigual en la fachada norte de la Península, porque comunidades como Cantabria o Asturias están trabajando mucho y bien, mientras que otras como Euskadi o Galicia acusan una gran pasividad”.

Enjambre encontrado este año en Meaño
Foto. Juan Calviño
La primavera coincide con la época de trampeo contra la velutina, pero Juan Calviño advierte que, sobre esta labor “tampoco existe unidad de actuación: el gobierno central recomienda el trampeo, pero la Xunta me muestra algo más escéptica, porque las trampas no son selectivas y capturan también a otros insectos como el abejón cabro y incluso algunas mariposas”.

Calviño coloca en las inmediaciones de los montes meañeses trampas que él mismo fabrica y que dota dota de líquido atrayente con receta propio: “medio litro de vino blanco, una cerveza, preferiblemente negra, unas gotas de zumo de arándano, una cucharada de azúcar y algo de agua… me sale mucho más barato y resulta tremendamente efectivo, tanto o más de las los líquidos atrayentes que se venden, y a mí me funciona estupendamente”.


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