domingo, 25 de noviembre de 2018


Las bodas de oro del colegio de Coirón-Dena congregaron ayer a 400 personas que disfrutaron de un encuentro que se centraba a las horas centrales del día alrededor de un almuerzo en el que se servía una monumental paella. El resultado, un acto entrañable de abrazos y reencuentros en que se citaron generaciones de alumnos y profesores que fueron pasando por el centro a lo largo de estos 50 años.

EMOCIONES PARA UN REENCUENTRO DE 50 AÑOS

Los alumnos apagan las velas del 50 aniversario en el colegio
La jornada, centrada en el interior del pabellón de deportes por la lluvia, arrancaba al filo del mediodía, en que la gente comenzaba acudir en gran número a un evento que organizaba el actual equipo de profesorado del centro, mientras en los aledaños ardía ya la leña para cocinar la monumental paella. En la labor culinaria, una firma murciana, con experiencia de 30 años en la especialidad, y que ha servido en este tiempo paellas por toda España, y mismo en Italia, Francia o Portugal donde ha sido demandada, y que se desplazaba ex profeso hasta Dena. Al fuego en este caso, una paellera de 2,40 metros de diámetro, dimensión media para esta firma familiar que dispone de recipientes de hasta 5 metros de diámetro para afrontar comidas aún más nutridas. Ayer, su cocinero mayor Fernando Vivancos, que elaboraba una paella mixta con carne y mariscos para la empleaba 50 kilogramos de arroz, reconocía que “el secreto de una buena paella está en cocinarla con leña y no con gas, porque el hacerla fuego lento y emplear leña le da un sabor particular al plato”.

Danza de Arcos de Cobas durante la actuación en el pabellón
Música meañesa
Mientras, en el interior del pabellón, turno para la música con un pasacalles de la banda Unión Musical de Meaño y, acto seguido la actuación de la Danza de Arcos de Cobas, que bailaba al son del grupo de gaitas de la cultural Penaguda. Entre los integrantes de todas estas formaciones, muchos habían sido alumnos del colegio de Dena, lo que añadía su componente emocional al momento.

A lo largo de toda la jornada los antiguos profesores fueron muy demandados para reencuentros, apretones de manos, abrazos emotivos con ex alumnos. Algunos de estos se remontaban a los años 70 y 80, hoy padres que concurrían a la fiesta de la mano con hijos, y había quien lo hacía hasta con nietos. Entre los profesores, presencia en Ilda Piñeiro quien, al margen de su labor educativa durante década en Dena, fue una de la impulsoras de la creación grupo de baile regional de la cultural Penaguda de Dena, donde ejerció como primera maestra de danza: “fueron años muy especiales, tanto en el colegio como en la cultural, y hoy (ayer para el lector) esta fiesta resulta una cita maravillosa para renovar emociones y refrescar la memoria”.

Foto de familia de un numeroso grupo de ex-profesores que participaron en el almuerzo

Aquellos maravilllosos años
Teresa Torres, que ejerció como profesora en Dena durante entre 1975 y 1990, rememoraba unos años que en Dena “fueron muy cercanos a los niños y mismo a los compañeros, porque muchas veces nos juntábamos para comer juntos en una de las casa de maestros que teníamos en el recinto”. “El rural -agregaba- era un lugar más tranquilo y más receptivo a los profesores por parte de las familias, lo que redundaba en la afectividad de la gente, y bien lo noté cuando después me fui a impartir la docencia en el mundo urbano, donde los padres empezaban a llegar más con exigencias, anteponiendo siempre al niño por encima de todo”.

Libro de época en una exposición anexa
Jaime Simón, profesor durante los 80 en este colegio y que, en su faceta de entrenador, había sido uno de las grandes promotores del balonmano que hoy aún respira Meaño, apuntaba desde su visión de docente hasta su jubilación que “algo están funcionando mal socialmente, y eso se está trasladando ahora a las aulas. Antes el profesor era un profesional respetado, al que se le reconocía y se le escuchaba, y hoy, a las primeras de cambio, es cuestionado por los padres, tomando como cierta cualquier versión del niño ante cualquier incidencia”. “Hoy -agrega- los padres priorizan el tutelar en exceso a los niños, no les dejan autonomía para crecer. Además proliferan más familias desestructuradas, y esas situaciones se traducen al niño, ahí los colegios se convierten en su segunda familia que, cuando menos, abstrae al pequeño durante la jornada de los conflictos que puede vivir en casa, y esa labor del colegio tiene que valorarse socialmente”.

A la cita no faltaron Eduardo Seco, Ángel Alfonso, Elvira Graña, Benito Orge, Juan Piñeiro, Carmen Aguín y otros profesores que marcaron época. Pero la nota luctuosa la protagonizó el que fuera profesor Juan Peleteiro, que durante décadas había ejercido impartido matemáticas y que confirmara su presencia ayer, pero que a sus 68 falleció el viernes de forma repentina cuando practicaba su afición, que es la pesca, y era enterrado a media tarde de ayer sábado en Poio. Una noticia que conmovía a muchos de los compañeros y ex alumnos y que a los postres le recordaron homenajeándolo con un minuto de aplausos en su memoria.

Aspecto de pabellón durante el almuerzo

Luego durante la jornada, hubo tiempo para la proyección de un documental por los 50 años del colegio, y tras el almuerzo, para la música y el baile de manos de un Javi Solla para un público entregado. La actual directora Cuca da Silva reconocía que “esta ha sido una jornada muy especial, entrañable y cargada de emotividad por parte de todos, y muchos nos trasladaron su agradecimiento por esta iniciativa”. "En nombre de centro -agrega- mi agradecimiento a todos los que han hecho posible este día y felicitar a los niños que actuaron de forma brillante por la tarde representando unos hits del colegio que resultaron entrañables para todos"


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