domingo, 11 de marzo de 2018


Meaño alberga, como tantos concellos del rural, su conjunto de piedras simbólicas, casi míticas en el ideario colectivo local. Algunas ligadas a ritos y leyendas que que se han transmitido de forma oral a través de generaciones, pero que nunca han sido escritas. Desde la “Mesa dos Ladróns” en el monte Penaguda hasta el “con da Cabalaria”, una enorme roca de abalar en el alto de Lores. Este reportaje pretende ser un paseo para descubrirlas.

MEAÑO A TRAVÉS DE LA PIEDRA Y SU LEYENDA

"Mesa dos Ladróns" en lo alto del monte Penaguda
El monte Penaguda es una barrera que separa las localidades de Meaño y Dena. Cerca de su cumbre, elevada 156 metros sobre el nivel del mar, y en la parte que cae ligeramente hacia el mediodía en su ladera meañesa, se halla una de las rocas míticas del municipio: es la conocida como “Mesa dos Ladróns”, un conjunto de piedras que circunvalan una roca central totamente plana en su parte superior y que evoca la forma de una mesa. Hace décadas, cuando este monte carecía de arbolado la “mesa” se divisaba desde la parte baja de Meaño. Desde arriba, para el que se subía sobre ella, la roca hacía las veces de excelente mirador. Pero hoy, invadida por la vegetación, la piedra ya no es fácilmente localizable en el monte.
El por qué del nombre de “Mesa dos Ladróns” refiere un hecho, apenas recordado, envuelto entre la historia y la leyenda. El mismo, referido por algunos ancianos a los cuales les fue legado por sus ancestros, cuenta que en tiempos pretéritos el monasterio de Armenteira sufrió un robo -uno de varios del que fue objeto-, protagonizado en aquella ocasión por un grupo de piratas que atracaran su barco a la altura de Noalla. De regreso, con el botín cargado en mulos desde Armenteira, y Meaño abajo, hicieron escala en el alto del monte Penaguda, a pie de la citada roca. Una vez allí, según la leyenda, encaramados a la piedra, se repartieron el botín, y aprovecharon además el alto para volver de revés las herraduras de los mulos de carga, con el objeto confundir el rastro a eventuales perseguidores que fueran en su busca. El hecho propició que  a partir de entonces los lugareños se refirieran a la piedra como “a Mesa dos Ladróns”, nombre que ha llegado hasta hoy en la memoria colectiva.

Piedra de abalar
Posición para hacer balancear la piedra de abalar del "Con da Cabalaria" en Lores
Otra de las piedras míticas en el municipio meañés el “Con da Cabalaria”, una roca de granito de gran tamaño que preside el alto de Lores y que, también en el pasado, sin árboles y visible desde el pueblo, era punto de referencia y lugar de excelentes vistas sobre la bocana de la ría. Se trata en realidad de una piedra de abalar, esto es, una roca balanceante de gran volumen que, en su caso, se apoya en un único punto sobre otra piedra anclada en suelo. Para hacerla oscilar, el secreto  es tumbarse bajo la roca en su cara noroeste y, con la espalda apoyada en el suelo y, levantando las piernas hasta apostar los pies sobre la piedra de abalar, hacer fuerza con ellas hasta lograr que la roca oscile ligeramente.
Esta y otras piedras de abalar, importantes desde el punto de vista etnográfico y antropológico, están muy arraigadas en Galicia, Bretaña o Francia, donde la tradición las ha ligado a cultos mágico-religiosos, poderes adivinatorios, o a ritos de paso, sanaciones, meigas o druidas.
El “Con da Cabalaria” era precisamente uno de los lugares predilectos del escritor cuntiense Roberto Blanco Torres, a quien se le dedicó el Día das Letras Galegas en 1999, y que entre 1916 y 1928, estando soltero, solía pasar temporadas en Lores -luego más espaciadas- junto junto con sus hermanos Germán, cura de la parroquia, y Leonor, antes de fallecer el escritor paseado por los falangista en la localidad ourensana de Entrimo en los albores de la Guerra Civil.

"Con das Merendas" en Meaño a la altura del monte de O Pino
Con das Merendas
Una tercera piedra emblemática en el municipio nos lleva a la zona de O Pino en Meaño, con el llamado “Con das Merendas”, un conjunto de rocas de gran tamaño que existe en el lugar, mismo a pie de la carretera interior que sube desde Meaño hasta Armenteira. En su época era punto de encuentro de los niños que subían con el ganado al monte, algo que rememoran aún los más viejos del lugar. La piedra era punto de partida para juegos y lugar meriendas de los pastores que se encaramaban a ella, de ahí que quedara en el ideario colectivo con el nombre de “Con das Merendas”. El único rescoldo de aquella tradición se mantenía hace algunas décadas, cuando los jóvenes que bajaban a pie de la romería de As Cabezas, se subían a la roca para para merendar sobre ella al regreso, si bien hoy la vegetación del monte se ha adueñado del roca haciendo olvidar las últimas meriendas.

A Corte das Ouvellas
La localidad meañesa de Cobas alberga una cuarta piedra con leyenda. En su caso, más discreta y en la ladera de naciente del monte San Cibrán, existe un conjunto de piedras, hoy invadidas también por la vegetación, conocido por los lugareños como “A Corte das Ouvellas”, por cuanto una piedra saliente a modo de dintel ofrecía cobijo y era un lugar muy socorrido por vecinos que antiguamente pastaban el monte con sus ovejas que, cuando arreciaba la tempestad juntaban a los animales para buscar refugio bajo la ella. En la parte superior la roca posee unas pequeñas concavidades a modo huecos naturales donde estanca la lluvia y que los lugareños bautizaron con el nombre “tazas de moros”, relacionando el nombre con la leyenda que aún refieren los ancianos de Cobas de que el monte San Cibrán “estuvo habitado en el pasado por moros que fueron expulsados del monte por Santiago Apóstol, montado en su caballo blanco” (testimonio legado por Maruja Abal en 2015).
Y en Xil, la piedra más simbólico es "Con de Caia", ubicado en la parte baja de Valdamor, aprovechando las faldas que bajan del monte Penaguda, y que fue piedra en su años reconocida por los lugareños y hoy relegada prácticamente el olvido.


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