lunes, 2 de julio de 2018

 hemeroteca  
Fai 20 anos, 1998. Desprázamonos ata a ladeira de Fontería, entre Meaño e Xil, con José Carlos Martínez e un grupo de aficionados ao aeromodelismo. O primeiro queríalle ensinar aos seus compañeiros as ventaxas da ladeira para practicar e disfrutar con vo sin motor. Nós nos quixemos perder a experiencia.

VUELO SIN MOTOR EN MEAÑO

Vista de la ladera de Fontefría en Meaño
Meaño cuenta con una de las mejores laderas de la comarca para practicar el vuelo sin motor con planeadores de ladera. Está situada en el lugar de Fontefría, a medio camino entre las parroquias de Meaño y Xil, en una de la faldas que bajan del monte Castrove por su cara occidental y que cae hacia la parte baja de la ría de Arousa. Se da la casualidad de que en el extremo sur de dicha ladera se encuentra el vertedero municipal de Meaño. Además ofrece extraordinarias vistas a la ría, conocidas por muy pocos.

El vecino de Ribadumia José Carlos Martínez, conocido por estar construyendo en su domicilio un avión desde hace unos años y aficionado al vuelo sin motor, acude regularmente al lugar para practicar esta modalidad de aeromodelismo. Según él "é a mellor ladeira da comarca para voar" si bien tienen que darse unas condiciones de viento favorable. "É necesario -precisa-, que haxa vento oeste, algo moi habitual en primavera e outono. Deste xeito a corrente de aire que procede do val, ascende moi rápido ao atoparse cunha ladeira tan extensa, e iso que permite que os planeadores voen moi ben". También influye que en esta época del año el sol calienta por la tarde la ladera originando de esta forma aire cálido que asciende rápido formando una corriente que favorece el vuelo. "En ocasións -señala José Carlos- a corrente que se forma resulta tan boa que o avión pode ascender ata meterse nunha nube".

José Carlos Maertínez es su taller de Ribadumia

Existen aficionados a este tipo de vuelo en la zona de Pontevedra y Vigo, enrolados en clubes, que se desplazan varias decenas de kilómetros para buscar una zona donde poder practicar su deporte favorito. La ladera de Fontefría, a pesar de reunir unas condiciones excepcionales, es desconocida para muchos. Hace unos días José Carlos estuvo en la zona con Marcelino, David y Carlos, tres compañeros pontevedreses, para mostrarles la ladera. Los cuatro practicaron con sus respectivos aviones y disfrutaron haciendo rizos, toneles, picados o vuelos invertidos. Todo un abanico de filigranas capaz de hacer disfrutar a cualquiera. Los cuatro coincidían en las buenas condiciones del lugar, si bien a Carlos no le convencía el aterrizaje "ya que a mí -afirmaba- esto de ir a buscar el avión al medio de los tojos, que quieres que te diga, no va mucho conmigo". Por su parte José Carlos, conocedor de la zona, y que vuela con un prototipo de construcción propia ya pensara en ello "eu deseñeino para poder aterrar nos toxos", comenta en tono desenfadado.

Otra imagen de la ladera de Fontefría
José Carlos Martínez practica con un prototipo que tiene siete años, mide un metro de largo y una envergadura -distancia entre extremos del ala- de dos metros. En el fuselaje empleó contrachapado de okume y pino de oregón, las alas están recubiertas de fibra de vidrio y para las alas de cola empleó madera de balsa "que é unha madeira tropical máis específica, pero o restos do material ou madeiras atópanse en calquera ferretería ou carpintería" afirma. Los radios de la rueda más los cables de freno de una bicicleta sirvieron para construir los mandos. Un aparato semejante ronda las 50.000 pesetas en el mercado, a lo que hay que sumar unas 30.000 que costaría la radio de transmisión. 
Para tamaño, el planeador con que volaba Marcelino, un prototipo de tres metros de envergadura que, cuando circulaba bajo, cortaba el aire como si un verdadero avión se tratara. Los tres pontevedreses suelen volar a menudo en la zona de Montalvo en Sanxenxo, pero coincidían en que la ladera de Fontefría ofrece muy buenas posibilidades y es un lugar a tener en cuenta.

Un prototipo de aeromodelismo
Para José Carlos Martínez, conocedor de la zona y que hizo las veces de anfitrión, "voar neste lugar, lonxe de todo e coa ría ó fondo, resulta relaxante, un esquécese de todo aquí arriba". Cierto que, de cuando en vez, se encuentra con compañía en el cielo, ya que por cuanto algunas aves suelen acercarse curiosas al planeador. "O habitual é que sexan aguias ratoeiras -asegura- que, pese a ter fama de solitarias, soen seren moi sociables no aire, achéganse curiosas ó avión e si realizas maniobras suaves incluso te imitan".
La ladera en sí también podría resultar buena para el ala delta y el parapente, "pero o inconvinte está en que non ofrece superficie de aterraxe suficiente no val, xa que abaixo hai moita zona de árbores". Mas, por lo de pronto, de ella sí pueden disfrutar los aficionados al vuelo sin motor con planeadores de ladera. Además de relajarse es una ocasión magnífica para descubrir extraordinarios paisajes que tan cerca.


No hay comentarios:

Publicar un comentario