Meañeses
polo mundo (XI): ARABIA SAUDITA
Jugador del Unión Dena, trabajando en Arabia Saudita
Llegada de "Peli" el Unión Dena |
“AQUÍ ES MÁS CARA UNA BOTELLA DE AGUA QUE UN LITRO
DE GASOLINA”
Álvaro Fariña en su puesto de trabajo en Arabia |
Fue
la primera oferta que me llegó para irme el extranjero. En mi caso fue a través
del jefe de la empresa Metalyset, que necesitaba gente del metal aquí (en
Arabia). No me lo pensé mucho, acepté al momento la oferta porque me apetecía
un cambio en mi vida, y esta era mi oportunidad. Así, cogí el avión en Vigo,
junto con tres compañeros, hasta Madrid, Luego, desde ahí, casi seis horas de
vuelo hasta Arabia. Llegamos con muchas expectativas y nos encontramos con un
mundo muy diferente.
¿Tiene un componente de aventura su
destino en Arabia?
Sí,
yo estaba muy encerrado en la rutina en los últimos años y entendía que era el momento de mi vida
para salir, conocer mundo y otras culturas, algo que realmente me apetecía. El
mundillo laboral me ofreció esta posibilidad y estoy disfrutando con esta
experiencia.
¿En qué parte de Arabia está trabajando?
Estoy
trabajando en una zona que se llama Shoaiba, a orillas del Mar Rojo. Nos
alojamos a unos 20 kilómetros, en Qatán, que es una mini-ciudad, construida
hace tiempo por un grupo de franceses, un Qatán que está vinculada a la ciudad
de Jedda, que es a donde acudimos a realizar la compra los fines de semana. En
Qatán habitamos en una zona de viviendas individuales, para ello no hay nada
más gallego que “donde caben dos, caben tres”, y así vivimos los nosotros que
somos amigos de toda la vida y que nos hemos embarcado en este trabajo en
Arabia. Como el lugar es lejos de la ciudad, la vida es apenas de casa a
trabajo. Por lo demás aquí todo está prohibido, nada de alcohol y nada de
bares. La única distracción para matar las horas es la playa que tenemos justo al
lado, y bucear porque aquí existe un arrecife con una riqueza de peces de todos
los colores que nadan a tu alrededor y que es impresionante. Luego por la noche
jugamos al torneo Qatán en el FIFA, que es del que disponemos aquí, hasta que
nos entra el sueño.
Ubicación de la ciudad de Jedda, a pie del Mar Rojo |
¿En qué idioma se comunican en la obra?
Bastante
en castellano, porque hay muchos españoles y varias empresas que tienen
contrato son españolas. Pero por lo demás está el inglés, porque esto es una
mezcla de culturas y hay trabajadores árabes, de la India, de Bangladesh… Y
todo el mundo se desenvuelve en inglés, luego un poco de castellano, y así nos
ayudamos unos a otros con la traducción… Vamos!: Lenguaje universal.
¿Por qué demandan profesionales
españoles?
Porque
la empresa en sí es española y confía en los profesionales españoles. Es más,
desde Arabia mismo han felicitado a la empresa por el buen trabajo que nosotros
estamos haciendo aquí.
"Peli" trabajando en Arabia Saudita |
No
sabría decirte, pero sí es cierto que se percibe dinamismo, mismo aquí donde
trabajo hay muchísima gente trabajando y una multitud de profesiones:
albañiles, fontaneros, electricistas, soldadores, transportistas, palistas con
excavadoras, pintores… de todo. Y gran cantidad de empresas, con trabajadores
provenientes de diversas culturas. E incluso gente trabajando en seguridad, que
están muy encima, atentos a que cumplas en todo momento toda la normativa de
seguridad en el trabajo.
¿Qué más le sorprendió al llegar a
Arabia?
El
calor, que es inmenso y con mucha humedad. Fue bajar del avión el primer día, a
las 23 horas, y hacía un calor enorme. Es duro adaptarse a estas temperaturas.
En la obra, donde se trabaja seguido durante las 24 horas, me tocó el turno de noche y, la verdad, lo
prefiero. Es un turno de ocho horas, pero aún siendo de noche empiezas a sudar
con el calor que hace nada más llegar, y no paras sudar y beber durante la
noche. Además este turno permite disfrutar de la playa durante el día.
¿Qué es lo que más le ha llamado la
atención de la cultura árabe?
Lo
que más, el tema religioso, porque las normas son muy severas. Yo respeto todas
las creencias y me adapto, esto nunca me ha supuesto problema alguno… Pero
tampoco me queda otra, porque aquí son muy estrictos, no me gustaría tener
problema alguno por este tipo de cuestiones con gente de aquí o probar una
cárcel árabe, aquí la ley es muy rígida con estos temas, cabe ser precavido.
¿Les afectan a los occidentales o a los
trabajadores españoles las restricciones de vida vinculadas al tema religioso?
Sí.
Por eso no encuentras bebidas alcohólicas, que es un tema prohibidísimo, y ni
puedes pasar una botella en la aduana. Ah! Y tampoco los juegos de azar. A
nosotros nos pasó con uno de los amigos que veníamos, y que se traía un pequeño
maletín con una baraja de póker, para matar entre nosotros las horas… No lo
sabíamos, y cuando lo vieron se lo requisaron en la aduana. Pasamos un
sustillo, pero afortunadamente no pasó de ahí.
Álvaro Fariña en Arabia a pie de las estructuras metálicas |
Uf!
Aquí tienen sus costumbres y las mujeres árabes se unen con los hombres árabes,
no se concibe la relación con extranjeros… Además, por ley, no permiten las
relaciones si no están casados. Aquí es mejor no tener problema alguno con estos
temas, cabe no meterse, porque la ley es muy severa con esos casos, y mejor no dar lugar a malos entendidos. Además esta zona
es purista, muy cerrada, en esta zona el turismo está prohibido, sólo se
permite la presencia occidental sí vienes a trabajar, no más. Y mismo para a
trabajar debes tener el visado en regla pudiendo estar un máximo de 30 días.
Luego debes a salir del país, por lo menos un día, y volver a entrar para que
te den un nuevo un visado por otros 30 días, así de estrictos, lo mejor es
respetar la ley a rajatabla.
¿Cómo es el ocio del árabe?
Aquí,
el ocio es muy escaso. Sólo el viernes, que es su día libre, lo que en España
es domingo. Ese es el día de la semana de pasear con la familia, irse a la
playa… Pero hombres con hombres y mujeres con mujeres, cada cual tiene sus
zonas restringidas, los hombres no podemos entrar en las zonas de la playa que
son de las mujeres. Así las cosas no parecen divertirse mucho… pero, quizás,
para ellos, sea diversión, no sé. A nosotros, por nuestra parte, nos queda
playa, bucear, andar en quad y jugar a la Play en casa para matar el tiempo, no
más.
Fariña en su trabajo en la desaladora de Arabia Saudita |
La
vemos poco o nada, porque estamos lejos de la ciudad. Sólo la vemos el viernes
que es día en que las familias pasean, van a la playa, o cuando nosotros vamos
a la compra a un centro comercial en la ciudad. La mujer viste con túnica
larga, negra en su mayoría, con burkas, sólo se les ve los ojos, y en ocasiones
ni eso. Además no está bien que nos quedemos mirándolas, puede suponerte un
problema con los maridos o con la gente.
¿Y en la ropa los occidentales se
adaptan al vestido árabe?
No,
los occidentales podemos vestir con nuestro atuendo. Aquí, con el calor, lo más
cómodo es pantalón corto, camiseta y sandalias. Pero, la vedad, yo me compré un
chilaba, la probé y es realmente cómoda. Cuando me ven, la gente se me queda
mirando porque les llama la atención ver a un occidental como yo, pelirrojo,
con pendientes y tatuajes en los brazos, se me quedan mirando, pero no dicen
nada.
En Arabia ¿el acceso a internet está
restringido?
Sí,
aquí está muy controlado. Hay ciertas páginas a las que no se tiene acceso,
mismo a videoclips o cantantes que aquí están vetados… Bueno, aquí se lo pierden.
Vista nocturna de su puesto de trabajo en pleno desierto |
Esta
es una zona segura, mismo lo percibimos cuando vas a la ciudad. Lo que sí
conviene, es andar con los pies de plomo con todo aquello que te dicen,
respetarlo siempre, evitar conflictos con la gente árabe, porque aquí anteponen
siempre todo lo que es suyo y lo defienden mucho, por eso es mejor no polemizar
en nada. Ante cualquier conflicto con un árabe, aquí la policía y la ley se
ponen siempre de su parte.
¿Se hace dura su estancia ahí?
No,
sólo ha costado en los primeros días, luego uno se adapta, hasta lo disfrutas.
La gente aquí te acoge muy bien. En la obra, todos hacen lo indecible por
entenderte, los bangladeshses están muy atentos son muy receptivos… Ahora yo
estoy disfrutando el momento y la experiencia, mientras dure el trabajo aquí.
¿Y cómo lleva la gastronomía?
Al
principio pensé que iba a comer peor, pero no. Aquí lo esencial es la carne de
pollo, el cordero, la ternera. El cerdo por supuesto que no, está prohibido. Y
luego el arroz y las verduras como acompañamiento. Todo aderezado con muchas
especias, salsas y picante, que para ellos es una forma de combatir el calor.
Al principio, comer con tantas especias cuesta, pero luego uno se acostumbra.
Cierto que echo en falta la comida de mi madre, aquí sólo pienso en comerme una
tortilla de patatas cuando regrese.
"Peli" en el centro con comañero del Dena y el técnico Isidro Barbeito |
Lógicamente
la familia, los entrenamientos de fútbol y los partidos con mis compañeros del
Unión Dena, la libertad de quedar y salir a tomar algo en un bar… Todos esos
momentos que en Arabia no tenemos, y que ahora valoro si cabe más.
En Arabia Saudita ¿percibe mucha
diferencia entre riqueza y pobreza?
Sí,
mismo en la carretera, donde hay gente que conduce vehículos de alta gama, pero
otros manejan coches tan viejos que parecen llegados de cuando la II Guerra
Mundial. Aquí la ciudad te desconcierta por sus niveles de vida: está
descuidada, con muchas viviendas reducidas casi al chabolismo, pero a la par,
en las tiendas ves a mucha gente comprando, y gustan de marcas caras, de buenas
vehículos… es una contradicción con el modelo de vida que tenemos en Occidente.
¿Cómo son los precios en la comparativa
España?
Bastante
similares, sólo la gasolina en Arabia está muchísimo más barata. Todos los
vehículos aquí son motores de gasolina… Y es que en Arabia es más barato un
litro de gasolina que una botella de 1,5 litros de agua.
¿Esa es una forma de hablar o un dato
real?
No,
no, es real. Figúrate, una botella de agua de 1,5 litros cuesta aquí, al
cambio, 0,56 dólares y un litro de
gasolina 0,54. En cuanto a comida, algo que es caro aquí es acceder a la patata,
porque un kilo cuesta en Arabia, ahí es nada, 0,94 céntimos de euro. Ver para
creer.
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