domingo, 2 de junio de 2013

Meañeses por el mundo (III): Nicaragua
Guillermo Rodríguez Barreiro

A sus 34 años el meañés Guillermo Rodríguez Barreiro dirige la delegación de la ONG “Amigos de la Tierra” en Nicaragua. Desde este país centroamericano evoca su Meaño natal y nos habla de sus proyectos y sus sueños -entre ellos su ilusión de expandir allí el cultivo de la vid y experimentar con cepas albariña en Nicaraguas-. El país lo acogió hace ahora doce años y le caló tan hondo que decidió establecerse y formar allí una familia. “Guiller” es uno de esos entrañables meañeses que tenemos hoy por el mundo.

Guillermo Rodríguez Barreiro en ferry hacia la isla de Ometepe que se divisa al fondo

“PLANTÉ CUATRO CEPAS DE ALBARIÑO QUE ME TRAJE EN LA MALETA DESDE MEAÑO”


-       ¿Cómo acaba un meañés de voluntario en Nicaragua?
-       Fue a raíz de estar estudiando ingeniería agrícola en Ourense que entré en contacto con la ONG Amigos de la Tierra. Primero estuve con ellos en movilizaciones en La Haya contra el cambio climático. Luego, cuando planeaba estudiar Ciencias Ambientales en León dispuse por circunstancias de un año sabático. En ese tiempo cabía la posibilidad de acceder a una beca para irme de voluntario con esta ONG a desarrollar proyectos ambientales en Suecia, lo que era para mí además una oportunidad estupenda para perfeccionar el inglés. Pero al final la beca surgió para Nicaragua, de hecho era la primera que se otorgaba para un país no europeo y, aunque no entraba en mis planes, tenía 22 años y me atreví a probar. En principio se trataba de estar sólo un año, pero luego a la persona que estaba al frente de la ONG y que llevaba ocho años en Nicaragua le surgió una oportunidad profesional en España, regresó y me recomendó para que yo asumiera la dirección de la ONG aquí. Y así llevo en este país desde 2001.
-       Tengo entendido además que has echando raíces.
-       Sí, estoy casado con una nicaragüense y tenemos dos hijos, la parejita, con doce y dos años.
-       ¿En qué parte de Nicaragua vives?
-       Vivo en la capital, Managua, que es donde está la sede de nuestra ONG. Pero luego viajo mucho por todo el país e incluso por Centroamérica para supervisar proyectos.
Tomando datos en Quelantaro
-       ¿Y cuáles son esos proyectos que en este momento tenéis en marcha?
-       Tenemos muchos, pero yo  destacaría cuatro: uno en Río San Juan, en el Sureste del país; otro en Somoto, en el Norte; un tercero en un municipio de la isla de Ometepe, en el lago Nicaragua; y un cuarto en el Golfo de Fonseca, que incluye los países de Nicaragua, Honduras y El Salvador. Todos son proyectos encaminados a dos objetivos: por una parte, proteger el medio ambiente en zonas especialmente sensibles y, por otra, trabajar con la población empobrecida que habita esas zonas. Así, tenemos activos proyectos para proteger especies en peligro de extinción, como la tortuga marina o los manglares, pero también otros con las personas para desarrollar programas de agricultura ecológica, pesca y marisqueo responsable, pozos de agua y turismo comunitarios en comunidades empobrecidas, construcción de escuelas, programas de alfabetización de adultos…
-       ¿Cuántas personas integran el equipo de Amigos de la Tierra Nicaragua que diriges?
-       Somos catorce, de ellos dos gallegos, el compañero Xavier Fernández y yo. Los otros doce son nicaragüenses. En el equipo empezamos siendo sólo tres en su día y yo llevaba la representación de Amigos de la Tierra para toda Centroamérica. Pero la ONG se asentó y hoy tiene delegaciones en Honduras, El Salvador y otros países centroamericanos. Entonces Nicaragua pasó a disponer de delegación propia y el equipo creció conforme lo hicieron los proyectos.
-       ¿Cuál es tu trabajo diario en la ONG en Nicaragua?
-       Un 60 por ciento del tiempo lo empleo en trabajo de gabinete en Managua desde donde hacemos el seguimiento y la coordinación de los diferentes proyectos no sólo en Nicaragua, sino también en contacto con Amigos de la Tierra España, Salvador, Honduras… El resto es trabajo de campo con viajes a través del país para supervisar proyectos, hablar con la gente de la zona, escucharles, resolver los problemas que nos plantean e identificar proyectos nuevos para los que buscamos luego financiación. 

Charlando con líder indígena en Los Guatuzos-Río San Juan
-       ¿Cuál es ese proyecto que sueñas con poner en marcha algún día?
-       El reto en este momento es  estabilizar los muchos que tenemos abiertos. Pero a nivel personal sí me gustaría empezar a desarrollar la producción de uva en Nicaragua. La última vez que estuve en Meaño me vine con cuatro cepas de albariño en la maleta y las planté en una finca que tengo aquí, han brotado pero de momento están muy pequeñas… no sé si les sentó bien el viaje (risas). De hecho yo estudiara ingeniería agrícola en Ourense pensando en meterme en el mundo del vino en Galicia, luego aquí en Nicaragua hice la carrera de agrónomo y la tesis, que tengo todavía aún pendiente, versa sobre la posibilidad de ampliar la viticultura en el país. En Nicaragua no existe tradición de vino, la uva es un artículo de lujo, la poca que hay se consume fresca y eso que aquí el clima permite recoger ¡tres cosechas al año!. De momento estoy probando estas cosas en mi finca y, si funcionan, me gustaría extender el cultivo y la producción de uva a zonas necesitadas.
-       Por cierto, ¿se ve el albariño en Nicaragua?
-       Aquí la mayoría del vino llega de Chile, Francia, algo de España e Italia. Pero sí he visto un albariño en un restaurante de pescados, que son los más caros que existen por aquí, era un albariño de O Rosal, lo vi en la carta y me enseñaron la botella, pero no recuerdo el nombre. Eso sí, recuerdo que era carísimo, lógicamente con aquel precio no lo consumí.
-       Cuando uno lleva doce años en un país como Nicaragua, trabajando con comunidades empobrecidas… supongo que cambia mucho la perspectiva de la cosas, la escala de valores que uno tiene, ¿no?
-       Cambia radicalmente. Aquí ves la otra cara, la de mucha gente que vive con mucho menos y que está más satisfecha que nosotros en España que tenemos mucho más. Ves gente que sólo tiene para comer al día siguiente y, sin embargo, no se les quita la sonrisa de la cara. Eso te demuestra que hay otros modos más sencillos de vivir, lejos del modelo materialista y consumista en que fuimos educados y que conocemos ahí.

Inaugurando invernadero comunitario para mujeres productoras de hostalizas en Los Guatuzos

-       Supongo que, al lado de lo que se vive ahí, la crisis económica que atraviesa Europa, y España en particular, puede hasta resultar anecdótica ¿no?
-       En parte sí porque en Nicaragua se vive una crisis permanente con gente muy expuesta a inundaciones, terremotos, huracanes, sequías… Son gente que tiene como techo una casa de plástico y que padece auténticas dificultades para cubrir de forma elemental las necesidades más básicas que te imaginas. Este es un país de enormes desigualdades donde la mayoría de la población es realmente muy pobre. Además, desde la distancia, yo pienso que la crisis en España es algo relativo: me parece de ficción que el país cayera tanto en tan sólo tres años, creo que ahí el sistema político está contribuyendo a engrandecer esa crisis escondiendo la base del problema y permitiendo que algunos se estén enriqueciendo a costa de la gente que realmente padece la crisis.
-       ¿Se está percibiendo a raíz de ello el retorno de emigrantes nicaragüenses desde España?
-       De momento no, la gente aguanta. Y eso que cuando yo llegué aquí hace unos años se iba mucha para España y para Estados Unidos. De hecho en España hay colonias importantes de nicaragüenses en ciudades como San Sebastián, Zaragoza o Madrid. Pero la gente se aferra al país a donde emigró, manda menos dinero, pero de momento aguanta ahí.
La ONG lleva a cabo proyectos para preservar el medio natural
-       Si alguien desde España quiere colaborar con los proyectos de Amigos de la Tierra en Nicaragua o quiere involucrarse en su voluntariado ¿A dónde debe dirigirse?
-       Desde Galicia lo más directo es ponerse en contacto con las oficinas que Amigos de la Tierra tiene en Vigo o en Ourense. A partir de ahí se encauza la línea de colaboración como socio o incluso la posibilidad de hacerse voluntario. La ONG está creciendo y ampliando su base social y de hecho notamos un interés cada vez mayor de la gente por estos proyectos.
-       Hablemos de Nicaragua. En comparación con los demás países de su entorno, ¿es un país barato?
-       Sí, es el más barato de toda Centroamérica. Aquí el salario mínimo interprofesional viene a ser unos 150 euros mensuales, un menú en un comedor popular puede costarte en torno a 1,50 euros o incluso menos. Sin embargo, el país tiene un gran potencial productivo, hasta el punto de que en los años 70 era considerado el granero de Centroamérica.
-       ¿Cómo se valora desde ahí el gobierno de Ortega y del Frente Sandinista?
-       Aquí a una primera época del Frente Sandinista le siguieron en los 90 una serie de gobiernos conservadores, muy serviles a los intereses norteamericanos y que duraron 16 años. Ahora el Sandinismo volvió con Ortega y este sí es un gobierno que muestra más interés por la gente, algo que también es bueno para nuestros proyectos porque ahora el gobierno es más receptivo para con ellos. Con Ortega el país ha progresado mucho, hasta mis padres la última vez que vinieron a visitarme desde Meaño me decían  que se notaba un cambio grande en los tres ó cuatro últimos años: en la gente, las carreteras… todo había mejorado mucho con respecto a la última vez que ellos estuvieran aquí y de hecho lo percibían. Ahora bien, lo que le echan en cara a Ortega es el control que ejerce sobre los medios de comunicación, el colocar a sus hijos y otros miembros de la familia en ministerios y puestos del gobierno, que algunas personas del Frente Sandinista se hayan, como quien dice, aburguesado… Yo personalmente considero que sí se están logrando cambios positivos para la población más desfavorecida que estuvo olvidada por muchos años.

Guilelrmo Rodríguez con la familia y su hermano Pablo en San Vicente do Grove en una visita reciente a Galicia
-       Después de 12 años en Nicaragua, ¿qué es lo que más echas más de menos de Galicia?
-       Lógicamente el contacto con la familia y los amigos, a muchos de los cuales conozco desde que éramos niños. Pero algo curioso que sí echo de menos últimamente son las estaciones. En Nicaragua vivimos en un verano permanente, tenemos siempre doce horas de luz solar desde las 5,30 ó 6 de la mañana hasta las 17,30 ó 18 horas. Echo de menos, por ejemplo, el invierno, esos días fríos o de lluvia que tienes que estar encerrado en casa y que invitan más a la lectura, a la reflexión. Aquí eso no existe, siempre mantenemos el mismo ritmo. Por eso me gusta ir a Meaño por Navidad, no sólo por las fiestas y el estar en esas fechas con la familia, sino porque ahí es invierno. Cada vez que voy mi madre lamenta mi mala suerte si llueve continuamente, en cambio yo estoy encantado.
-       ¿Cada cuánto tiempo vienes por acá?
-       Solemos ir cada año en Navidades porque, como te decía, además de ser la fecha idónea para coincidir con mis hermanos que también andan por otros países, también me gusta reencontrarme con el invierno, el frío y la lluvia.
-       Supongo que Internet ayuda a paliar la distancia ¿no?
-       Muchísimo. Hasta mis padres se pusieron en esto de la red y con la webcam pueden ver incluso a sus nietos desde ahí, algo que sin duda resulta emocionante.
-       ¿Y cuál ese lugar concreto que uno echa más en falta desde el otro lado del océano?
-       La playa de A Lanzada y los ríos que, además, en los últimos años se han recuperado con paseos y senderos maravillosos. No dejo de visitar esos lugares cada vez que voy por ahí.
-       ¿Y de Meaño en particular?
-       Como me gustan los ríos en Meaño me encanta bajar hasta el río en Lores, y lo sigo haciendo cada vez que voy. En los últimos años han llevado a cabo además una recuperación fantástica de la ribera con un paseo y un sendero estupendo. También rindo visita a las churrasquerías de Dena, porque a mi mujer le encanta el churrasco, y me gusta aquella taberna que hay en Xil… ¿cómo se llamaba?… la de Cancela.
Visitando el invernadero de mujeres de Upala en Costa Rica
-       Haznos una guía para un meañés que piense en visitar Nicaragua, ¿qué no debería perderse?
-       Las ciudades coloniales, sobre todo Granada, una ciudad pegada al lago de Nicaragua, que fue la primera que los españoles fundaron en el continente y que es hoy patrimonio de la humanidad. Tiene una bahía fantástica, la Playa de San Juan del Sur, con un antiguo puerto marinero, que recibe mucho turista. Al sur de ésta existen unas playas donde desovan ¡hasta 17.000 tortugas marinas!, sólo hay siete playas del mundo en que tenga lugar este fenómeno y dos de ellas están en Nicaragua. Recomendar también la isla de Ometepe, la única isla del mundo con dos volcanes en medio de un enorme lago de agua dulce, el segundo más grande de América, y en la que se puede hacer una espléndida caminata de cinco horas para ascender a uno de los conos volcánicos que presiden la isla. Por último, aconsejar el río San Juan, un punto caliente de biodiversidad extrema que tiene además una bella historia de piratas que remontaban este río desde el Caribe para atacar las antiguas ciudades coloniales españolas.
-       Y desde el punto de vita gastronómico ¿que no debemos dejar de saborear?
-       Es este sentido haría dos recomendaciones. Por una parte, probar el “indio viejo”, una base de maíz, producto esencial en la dieta nicaragüense, en la que mezcla a modo de revuelto, carne de vaca desmenuzada y especias. Y por otra el “nacatamal”, también una masa de maíz sobre la que dispone carne de cerdo, pimiento, algo de patata… y todo ello se cuece envuelto en una hoja de plátano. De hecho el “nacatamal” con café y pan es el desayuno típico nicaragüense.
-       Lo tendremos en cuenta si visitamos Nicaragua.
-       Muy bien, aquí estamos. Un abrazo a todos los meañeses. Hasta pronto.

Caminanando hacia Playa Salamina en el Pacífico



En el mirador de Catalina de la Laguna de Apoyo con el compañero Fernando Ramos de Amigos de la Tierra



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